Nuevo episodio del accidente en la mina de Súria. Comisiones Obreras asegura haber detectado "déficits graves" en las instalaciones de ICL Iberia en el Bages, especialmente en la organización del trabajo y en la comunicación entre los trabajadores y trabajadoras. Esta es una de las conclusiones del informe que el sindicato ha elaborado sobre el accidente mortal del pasado 9 de marzo, donde perdieron la vida tres personas.
En este sentido, CCOO ha negado que el suceso fuera "inevitable", como defiende la empresa, y ha alertado de que si no se llevan a cabo una serie de medidas correctoras, los "factores de riesgo siguen ahí". Asimismo, el sindicato pidió la readmisión "inmediata" del vigilante del turno en el que ocurrió el accidente, que fue suspendido de empleo y sueldo semanas después del suceso, y lo considera un "cabeza de turco".
El accidente se produjo a 900 metros de profundidad, después de un desprendimiento en una galería de ICL. Hasta el lugar de los hechos se desplazaron los Mossos d´Esquadra y los servicios de emergencias. En los últimos diez años, la comarca del Bages ha registrado otros accidentes mortales en trabajos de extracción. En 2013 fallecieron tres trabajadores, dos años más tarde, un accidente mortal en Balsareny y dos trabajadores en la misma población en 2020. En Súria, los jóvenes de 28, 29 y 31 años quedaron sepultados por una roca de 1,9 toneladas.
Por su parte, desde el accidente, ICL ha anunciado que trabaja en nuevas medidas para reducir al máximo el riesgo de esta tipología de accidentes. "Debemos implementar la tecnología para reducir la exposición de las personas", describe Patricio Chacana. En este sentido, el ejecutivo advierte que la presencia de sistemas de explotación alternativos "está condicionada por el hecho de que nuestra mina no es plana".