El apagón analógico de la radio. Hagámoslo fácil.

La radio es el gran superviviente del ecosistema mediático con una capacidad de adaptación que no tiene ningún medio. Desde que en 1888 Heinrich Hercio demostrara que las olas electrónicas se propagan por el espacio a la velocidad de la luz, la radio ha pasado de los laboratorios, al comedor de casa, a la cocina, al coche y finalmente al bolsillo en forma de aplicación. El gran factor diferencial de la radio respecto al resto de los medios es que la experiencia radiofónica no requiere de nuestra atención focalizada: podemos conducir, cocinar, correr e incluso trabajar mientras escuchamos la radio.

Pero esto suele no explica el éxito de la radio. Hay un de intangible que damos por sentado y que es la clave de vuelta de la experiencia radiofónica: la facilidad de uso. Una radio se pone en marcha pitjant un botón y no necesita manual de instrucciones.

No se tiene que instalar nada, no hay que actualizarla, no hay que poner la palabra clave del WiFi para que funcione; clic y ya va. Esta facilidad de uso tiene más implicaciones de las que parece.

La combinación de estos dos factores —facilitado de uso y atención dividida— han sido claves para la supervivencia del medio, la irrupción de internet y su efecto amplificador lo ha hecho crecer. En nuestro país la media de tiempo de boy escout de radio es de 106 minutos al día y el 87,2% de los internautas mayores de 18 años declaran escuchar radio en linea, sea podcast o en directo (fuente CAC). Asociamos el periodo dorado de la radio en 1940 y 50 cuando la radio era el medio dominante, pero nunca como por ejemplo se había producido y consumido tanto contenido radiofónico, sea AM, FM, radio digital o podcast.

Pero todo esto está a punto de cambiar —todo lo está, de hecho— porque en Europa países como Noruega, Suiza o el Reino Unido ya han anunciado el apagón de la radio analógica. Básicamente quiere decir que el transistor de casa dejará de funcionar. Al final de este año Noruega hará efectiva el apagón digital de radio y todas las emisiones de FM pasarán a ser digitales (DAB).

Se gana en calidad, se libera parte del espectro radioeléctrico (para datos y telefonía) y por el mismo coste se pueden enviar ocho estaciones de radio en lugar de una de la FM. Los contras son los 150 € que cuesta un receptor de radio nuevo y los problemas de seguridad por los dos millones de coches que no traen todavía receptor DAB. Suiza mira de reojo y ya ha anunciado su apagón por el 2020. La Gran Bretaña revisará la política de radio un golpe el boy escout digital supere el 50%, que con el ritmo actual será a finales de este año.

La limitada experiencia que tengo en apagones analógicos me remite a la TDT de los cables, mandos extra, contenidos de poca calidad y caos al dial. De todo menos fácil y usable. La TDT me duró un año escaso hasta que decidí saltármela e ir directamente a la tele por Internet —al Netflix y al Tv3 a la carta—, hasta que pasé de una parrilla de canales a una parrilla de aplicaciones.

Con la radio DAB podría pasar una cosa similar. El apagón analógico supone la liberación de parte del espacio radioeléctrico para que sea ocupado por las redes de telecomunicaciones 3, 4 y 5G, hecho que podría traer a la paradoja que cuando estuviera desplegada al 100% hubiera también un 100% de cobertura de datos de alta de velocidad que permitiera también la recepción de radio por Internet. El DAB podría ser la nueva TDT. Un podcast hecho a la otra punta de mundo sería tan fácil como poner en marcha la radio FM. La próxima gran evolución de la radio.

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