El artículo líquido

Escribía en mi último artículo a VÍA Emprendida sobre la traslación del modelo de BuzzFeed de la web a la televisión. Con la docusèrie "Follow This" innova en dos aspectos: 1) en la elección de los temas la hacen los editores con la ayuda de algoritmos que los descubren temas poco tratados, a menudo de los márgenes de la web, y 2) en que los redactores forman parte de la narración de la historia. Todo esto da como resultado mine documentales de borde 15 minutos de duración donde making of, documental y reportaje escrito para Buzfeed.com se confunden.

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El resumen de todo sería que una web que empezó el 2006 haciendo listas de "las 10 cosas que..." ha creado un nuevo género audiovisual a la televisión global Netflix. Podríamos recorrer el camino a la inversa y pensar a hacer el mismo en la web? Podríamos redefinir el reportaje informativo en la web? Cómo se hace un artículo para ser leído en web en tiempo de algoritmos, móviles y asistentes de voz?

"Cómo se hace un artículo para ser leído en web en tiempo de algoritmos, móviles y asistentes de voz?"

Observáis que en la web hablamos todavía de páginas, artículos, apuntes, revistas digitales y páginas índice entre otros muchos conceptos herencia del mundo editorial físico. La imprenta tal como la conocemos en Europa es del 1445-50, y durante los primeros 200 años se dedicó a imitar los copistas humanos. En la web somos todavía en estos 200 años posteriores a la imprenta: estamos copiando los formatos imprimidos. Y si la tecnología acelera la historia, desde el 89 que nacía la web ya han pasado más de 200 años.
Algo hemos hecho hasta ahora. A los artículos en la web hemos añadido enlaces, imágenes, vídeos de gatitos e incluso algún tuit incrustado, pero esto es un cambio incremental y no estructural. El periodista y teórico de los medios digitales Jeff Jarvis ya vaticinó el 2015 la muerte del artículo y creo que ya nos tocaría enterrarlo. Y quizás no es tan complicado cómo parece.

A las facultades nos enseñan que un artículo tiene que tener un título, una entradeta que capte la atención y responda al porque tendría que leer esto, unos antecedentes mínimos para poner en situación a quien no conoce bien el tema, una exposición de los hechos con datos, un punto de vista alternativo y la conclusión que puede contener una opinión. En papel estamos obligados a tratar todo el mundo igual, en un medio interactivo somos libres de hacerlo o no.

La solución es pensar en un artículo no como un bloque monolítico de longitud fija sino en un ente líquido que fluye con el consumidor (palabra fea pero ahora os explico porque no puedo decir lector). La exposición de antecedentes inicial del artículo se tendría que adaptar a las necesidades de cada cual. Si estamos escribiendo un artículo sobre política catalana para una audiencia local, no nos habrá que explicar demasiada cosa; si lo explicamos para una audiencia global, acabaremos a Guifré el Pilós. Dependiendo del que sepamos de nuestro usuario (puede ser un dato tan básico como la geolocalització) le daremos más o menos información que obviamente no crearemos de nuevo sino que incluiremos de una fuente solvente con cita o enlazaremos.

Otro aspecto que nos puede ayudar a enterrar el artículo tal como lo conocemos son los datos. Está bien recercar fuentes, contrastar, documentarse y hacer números para avalar con datos las tesis de nuestro artículo pero es todavía mejor compartir las fuentes de los datos. Es más, si damos una gráfica o hacemos evoluciones de parámetros podríamos también dar la posibilidad de modificarlas de acuerdo con las acciones de los usuarios (estamos en la web, no al papel). No cuesta tanto. Hay servicios gratuitos que permiten incrustar visualizaciones dinámicas con muy poco esfuerzo. El ejemplo paradigmático es el proyecto Gap Minder del desaparecido profesor Hans Rossling que lucha contra los prejuicios con datos.
También podemos utilizar formatos alternativos. Del mismo modo que BuzzFeed usa el texto (la pantalla del ordenador del redactor) como contenido audiovisual, podemos usar el contenido textual de nuestro artículo en una pieza audiovisual incrustada. No todo el mundo lee del mismo modo, ni tiene tiempo de leer un artículo en profundidad. Dotar nuestro artículo de formatos alternativos contribuye a hacer el artículo líquido y por lo tanto atractivo para una mayor audiencia.

Y la última es convertir el artículo en podcast. El coste de leer y grabar el artículo un golpe redactado es relativamente bajo y el valor que aporta es muy alto, más si esto se mantiene en el tiempo creando fondo de contenido sonoro. Una experiencia que puede empezar al metro en un móvil viendo un vídeo en formato 1:1 sobretitulat porque no podemos sentir el audio puede continuar en una pantalla de un portátil para acabar en formado audio al coche o al asistente de voz de la cocina, o al revés o en cualquier combinación posible.
Estas son sólo algunas propuestas que se me acuden fruto de mi experiencia, de la famosa teoría de Jeff Jarvis sobre la muerte del artículo y de intentar deshacer el camino de los documentales de BuzzFeed a Netflix. Sobre todo de este último.

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