Francia y el decreto 2017-738 o el elogio del #nofilter

A partir del 1 de octubre, en Francia las revistas que publiquen imágenes de modelos retocadas digitalmente tendrán que especificar que la fotografía ha sido manipulada digitalmente con la etiqueta de Photographie retouchée. Es la fecha en que entra en vigor la ley de modernización del sistema de salud. Se conoce como la ley de Photoshop a pesar de que hace referencia a cualquier método de retoque digital (numérico como dicen en Francia).

"La exposición de los jóvenes a imágenes de cuerpos irreales conduce a sentimientos de inutilidad y baja autoestima que pueden tener un impacto en los comportamientos de salud", dicen desde el Ministerio de Asuntos Sociales y Salud. En este sentido también se pide especial atención a los médicos en cuanto al control del índice de demasiado corporal (IMC) de las modelos a pesar de no fijar unos mínimos, como sí que pasa en España y en Italia por ejemplo. La media de chicas modelo de pasarela es de un IMC de 16 a pesar de que la OMS considera como malnutrición grave los IMC por debajo de 17.

La encuentro una muy buena y necesaria iniciativa, a pesar de que me da la impresión que queda corta. Para empezar me he entretenido a leer el decreto (n. 2017-738 sección 2) y no he sabido encontrar si las imágenes televisivas también tienen que mostrar de manera visible esto de Photographie retouchée a la faiçó del "Baterías no incluidas". El decreto habla que carteles, publicaciones en linea y publicaciones impresas tendrán que mostrar el mensaje de manera "accesible, fácilmente legible y claramente diferenciada del mensaje publicitario o promocional", pero no dice nada de la tele. La ley afecta un vídeo de un anuncio televisivo subido a YouTube con modelos anorèxiques? Donde verra.

Espero que la ley prospere y que en un futuro no demasiado lejano el filtro al filtro digital se extienda también a otros ámbitos y no sólo de la imagen. Si el criterio para advertir el consumidor es que retocar la realidad digitalmente la distorsiona, el próximo paso podrían ser los filtros de Instagram. Un bar de mala muerte en una carretera puede convertirse en un bar de la Ruta 66 con el filtro Valencia, y una playa llena a rebosar en agosto puede convertirse en una isla paradisíaca con la ayuda del filtro Mayfair y de los pies a primer plan. La ley Photoshop nos ahorraría de poner el #nofilter a las fotos no retocadas.

Y ademanes a extender la ley, añadamos un artículo que regule la distorsión de la realidad que provocan los comentarios a TripAdvisor (ni el restaurante más muy valorado es el mejor ni todas las críticas a un restaurante provienen de clientes que han comido), los currículums hinchados de LinkedIn, los rumores de Twitter más fáciles de compartir que de comprobar y las noticias falsas de Facebook que traen a frustraciones globales colectivas (Trump y Brèxit. Gracias Macron).

La realidad se crea con la observación y la calidad de esta creación depende del número de intermediarios, de su transparencia y de la distancia a la cual se encuentra el observador. Un golpe leído un titular, sea cierto o no, ya no lo podemos des leer, y la observación continuada de esta realidad intervenida digitalmente, en forma de tuits, instagrams, mems, GIFs animados o noticias a Facebook, es la que con el tiempo acaba conformando nuestra visión del mundo. La clave es encontrar los filtros que aplicados a los filtros nos muestren la mejor realidad posible. Los arqueólogos digitales del futuro no tendrán el trabajo fácil pero seguro que el decreto n. 2017-738 los ayudará.

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