VIA Empresa, 16 años explicando la neurosíntesis

Ramon Grau, el editor de este diario, escribía con motivo de los ocho años de VIA Empresa, que el proyecto le ha dado, le da y que le dará —seguro— muchas más satisfacciones. Estará contento de saber que lo ha acertado; estoy escribiendo este artículo del futuro, concretamente del 2029, ocho años después de su artículo y dieciséis después del nacimiento de VIA Empresa.

Recuerdo que en 2021, en un viaje en coche eléctrico al Garraf con Víctor Costa, que aquellos años dirigía VIA Empresa, nos pusimos a hablar de futuros. El viaje era con motivo de una charla que tenía que hacer al empresariado de la comarca sobre qué habíamos aprendido de la pandemia, la del 2019, no de la última. Aquellos futuros de 2021 son hoy pasados y aquellas ideas son hoy realidades.

VIA Empresa ya no es solo el diario digital de economía y empresa de referencia en Catalunya sino que es desde hace tiempo uno de los actores del ecosistema innovador del país (sí, en 2029 todavía no hemos encontrado un término mejor). No hubo un momento, hubo un continuo derivado de la aplicación de los principios de rigor, información y mirada ancha y constructiva a los que el editor hacía referencia en su artículo de 2021. El rigor fomenta el espíritu crítico y el método científico; la mirada ancha y constructiva hace abrir el foco y sumar.

VIA Empresa ya no es solo el diario digital de economía y empresa de referencia en Catalunya sino que es desde hace tiempo uno de los actores del ecosistema innovador del país

Y de manera inexhorable VIA Empresa fue abriendo el foco y va construyendo hasta llegar donde está hoy. El legado de la primera pandemia impulsaron los diferentes actores económicos y empresariales a hacer las cosas de otro modo: energías renovables, economía circular, pensamiento computacional aplicado y renta básica universal fueron los motores que volvieron a mover la economía a partir del 2021. En la raíz tienen la ciencia y la investigación fundamental y sus frutos son el bienestar y la prosperidad.

VIA Empresa supo ver la importancia de este proceso de neurosíntesis, el proceso que tranforma la información en bienestar, y supo ser el motor que la ecosistema necesitaba. Abriéndose a toda la cadena de valor neurosintètica amplió su oferta informativa sumando profesionales, valores y experiencias de las disciplinas más dispares hasta que resultó el referente en transferencia tecnológica; el conector de facto entre emprendedores, PYMES, departamentos de innovación y una administración motor de innovación.

El otro gran cambio que se produjo a mediados de la década, después del experimento fallido de cibervigilancia chino, fue la crisis de confianza tecnológica. A raíz del escándalo, muchas tecnológicas que no respetaban los mínimos estándares de privacidad y de respeto a los derechos tuvo que cerrar. Todo había empezado con un inocente botón en el iPhone de Apple que evitaba que las empresas de marqueting cómo Facebook siguieran los usuarios mientras navegábamos con nuestro dispositivo. El efecto mariposa llevó a Facebook a quebrar (el dominio lo compró una editorial especializada en libros de retratos de personas inexistentes). La confianza de consumidores e inversores se desplazó hacia los proyectos tecnológicos que incorporaban la ética, los valores y el respeto a los derechos digitales (atención, no que la respetaban sino que la tenían de serie). VIA Empresa tenía ya entonces una vertiente humanista que otros digitales todavía ni soñaban, con profesionales provenientes de la filosofía, la ética, la sociología, la historia y la lingüística para mencionar unos cuántos. La historia de cómo la administración resultó motor de innovación es otro artículo. O un libro.

Por muchos años más VIA Empresa.

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