La herencia desconocida de Barcelona 92

"À la ville de... Barcelona!". Todos los catalanes y especialmente los barceloneses que pasamos de la cuadragésima recordamos esta frase, pronunciada por el presidente del Comité Olímpico Internacional, Joan Antoni Samaranch, el 17 de octubre de 1986, en Lausana, para comunicar la designación de Barcelona como sede de los Juegos Olímpicos de 1992, que este martes hace justo veinticinco años que se inauguraron.

A partir de aquel momento empezó una tarea febril para remodelar la ciudad y enseñar en el mundo la capacidad de organización de los catalanes: las rondas, la apertura de la ciudad al mar, el reencuentro de los barceloneses con Montjuic... se gestaron en aquel momento. Efectivamente, veinticinco años después podemos decir, con orgullo, que los Juegos del 92 son recordados como unos de los más brillantes de la era moderna, con muchas innovaciones que han tenido continuidad en juegos posteriores.

Una de las innovaciones más importantes, poco conocida por el gran público, fue el esfuerzo que se hizo para recopilar y definir toda la terminología deportiva que se preveía que se utilizaría durante los juegos, en catalán, castellano, inglés y francés. Esta terminología permitiría a los organizadores, a los intérpretes y, especialmente, a los periodistas comunicarse y difundir los conceptos especializados con precisión.

"Es poco conocido por el gran público el esfuerzo que se hizo para recopilar y definir toda la terminología deportiva en catalán, castellano, inglés y francés"

El Centro de Terminología TERMCAT, acabado de crear por la Generalitat de Cataluña y el Instituto de Estudios Catalanes, asumió este trabajo colosal. Era un reto doble: por un lado sistematizar por primera vez, por deportes, todos los conceptos especializados y, de la otra, darlos un nombre en catalán que en muchos casos todavía no existía.

Se constituyeron veintiocho comités terminológicos de trabajo, uno para cada deporte oficial y de demostración que se incluyó en Barcelona, formados por deportistas y lingüistas, con la misión de reunir en veintiocho diccionarios los términos en catalán de cada deporte, definidos y con los equivalentes en castellano, francés e inglés. El mismo julio del año 1992, justo a tiempo, se lograba el objetivo: el último de los veintinueve títulos de la colección Diccionarios Olímpicos (también se publicó un diccionario general con la terminología compartida por los varios deportes) estaba disponible para cubrir el acontecimiento. Doce mil definiciones y cincuenta y cinco mil denominaciones certificaban la magnitud del trabajo llevado a cabo.

Esta obra fue muy muy recibida por la familia olímpica, hasta el punto que los organizadores de las ediciones olímpicas posteriores (Atlanta, Sidney, Londres...) han pedido al TERMCAT poder utilizar y actualizar este material. Se puede destacar, como muestra, el glosario editado con motivo de los Juegos Olímpicos de Pekín a partir del caudal terminológico reunido en Barcelona.

"Los Juegos Olímpicos de Barcelona fueron un incentivo idóneo para situar la terminología catalana en vanguardia mundial"

El TERMCAT ha continuado actualizando esta terminología, y también ampliándola, con la inclusión de otros muchos deportes que no fueron olímpicos en Barcelona, como el golfo, el rugby, el criquet, las cursas populares o los deportes de motor. Como el resto de la producción del Centro, la terminología está disponible en linea a su web.

Podemos asegurar, pues, veinticinco años más tarde, que los Juegos Olímpicos de Barcelona fueron un incentivo idóneo para situar la terminología catalana en vanguardia mundial, con la creación de un patrimonio terminológico que, con la actividad continuada de actualización que se lleva a cabo desde el Centro de Terminología, siempre en colaboración con los especialistas y las entidades del sector deportivo, nos mantiene hoy en día como referente internacional.

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