La postministra Cospedal

(Exención de responsabilidad: leéis el artículo hasta el final.)

La ministra de defensa M. Dolores de Cospedal finalmente ha dimitido. El motivo ha sido el ridículo de la ministra al caer a gatas a una broma telefónica con un supuesto ministro de defensa letón. Finalmente la ministra no ha podido aguantar la presión internacional y la escarni de ver como con una simple llamada telefónica dos humoristas-activistas-performers rusos, Alexéi Stoliarov (Lexus) y Vladímir Kuznetsov (Vovan'), saltándose todos los protocolos y sistemas de autenticación, llegaban a hablar de temas sensibles con toda una ministra de defensa de España.

A la llamada, de 20 minutos de duración, en Vovan se hacía pasar por el ministro de defensa letón e intercambiaba con la ministra información relevante sobre la situación política actual de Cataluña. Entre las perlas de la conversación hay el hecho que el falso ministro confirma que el presidente Puigdemont es desde hace años un agente ruso que opera bajo el nombre clave de Cipollino, que el 50% de los turistas rusos que visitan Cataluña son agentes secretos y que el ejército letón está preparado para intervenir en Barcelona en cuestión de horas. La ministra muestra en todo momento un gran interés por toda la información que su homólogo tiene sobre Cataluña e insiste que los primeros ministros de España y Letonia se encuentren en la próxima cumbre de Goteborg para intercambiar información. La conversación acaba con la advertencia a la ministra que vaya mucho con cuento con su secretaria, que al hablar con ella por teléfono le han notado un leve acento ruso. Si no lo habéis escuchado todavía, dejáis todo el que estáis haciendo y hacedlo (spoiler: lloraréis de risa al principio y de miedo al final).

El tema de la situación de Cataluña se ha convertido en un tema de cultura popular; aparece de manera regular a programas de humor, monólogos y tertulias de actualidad por todas partes. El hecho que en Rusia haya un público a quién pueda hacer gracia una broma donde salga la ministra Cospedal y el presiden Puigdemont sobre geo-política catalana es una muestra. El hecho tiene la explicación en la campaña que medianos españoles, encabezados por El País, han hecho contra medios rusos y más concretamente contra Russia Today, acusándolos de querer influir en el conflicto hispano-catalán. Todo empieza con un artículo al País donde se mezclan redes sociales, bots, hackers, Assange, Snowden, Rusia, Venezuela y Cataluña. Todos los enemigos de la prensa escrita y los de España con el mismo objetivo, demasiado bueno porque la verdad o la postveritat te lo estropeen. El artículo basa su tesis en un estudio de la universidad George Washington realizado por el profesor visitando Javier Lesaca. A banda que el autor sea habitual colaborador del País, al artículo encontramos perlas cómo:

  • "Para lo estudio se ha utilizado un software avanzado de medición y análisis de big data que utiliza tecnología española", sin decir qué.
  • Según Lesaca: "Hay indicios para pensar que el patrón de disrupción digital que se ha detectado debatas digitales sobre las elecciones de Estados Unidos o el Brexit se ha producido también en Cataluña y que los actores de esta disrupción sueño los mismos", pero no aporta ninguna prueba.
  • El Gobierno tiene información contrastada de que en la crisis catalana ha habido mensajes disruptivos procedentes de "territorio ruso" y se añadió que había "de otros lugares".

El artículo es un festival, un ejemplo de postveritat de manual: cojo los datos que me interesan para dar veracidad a mi tesis, en este caso que Rusia y Venezuela están conxorxades para romper España y Europa.

La bola se hace más grande cuando en una entrevista a la COPE Carlos Herrera, en base a estas informaciones, pregunta a Rajoy sobre hackers y bots rusos ("La campaña está casi robotizada") a la cual el presidente español, sin saber qué le preguntan, responde que ya están trabajando con sus socios europeos sobre el tema, ofreciéndonos un momento de radio surrealista. A esto le sigue la semana pasada una pregunta de Albert Rivera en sede parlamentaria sobre que se está haciendo ante la inminente amenaza que los hackers rusos puedan alterar los resultados de las elecciones al parlamento del 21D.

El escándalo ha hecho un giro transmedia cuando la misma Cospedal al hacerse público el audio de la broma decía en un tuit que ella ya sabía que todo va ser muy extraño, que no se refiava, que los dejó hablar y que ahora ya sabe que son rusos. El Partido Popular desde su cuenta de Twitter reaccionaba a este tuit diciendo que "en Rusia siguen intoxicando y manipulando contra el desarrollo democrático en Cataluña" el que, según el tuit, vendría a demostrar la tesis del artículo del País. La bola de la postveritat aumenta de manera exponencial.

Si escucháis la conversación (no lo habéis hecho todavía?) comprobaréis como el falso ministro —experto en este tipo de performances con personajes de alto perfil— le da exactamente aquello que quiere sentir: información verosímil, en forma de titulares, que apuntala su relato de la conexión catalano-rusa, y fácilmente compartible con su red inmediata (presidente y ministros) para ganar reputación. La ministra es tragada despacio por la misma postveritat que ella, su Gobierno y sus medios afines han creado. El mismo mecanismo que hace que difundamos en nuestras redes sociales aquellos mensajes que refuerzan nuestras convicciones sin cesar-nos a pensar si son ciertos o no.

Llegados aquí hacemos una pausa. Respiramos. Carl Sagan, a su libro El mundo y sus demonios. La ciencia como una luz en la obscuritat en un capítulo denominado "El sutil arte de la detección de camelos", explica los mecanismos de engaño más comunes de religiones, ciencias y pseudociències y como detectarlos. Resulta que son del todo aplicables al panorama comunicativo actual. Por Sagan caer en estos engaños no nos hace ni estúpidos ni malas personas, sino que es un recordatorio de que nos tenemos que equipar de las herramientas adecuadas para protegernos contra estas técnicas de manipulación. Por aital propósito, nos provee de un kit de supervivencia que denomina Baloney detector (Detector de camelos), mezcla de método científico y de escepticismo elegante en nuevo puntos concretos:

  1. Siempre que sea posible, hace falta que haya una confirmación independiente de los "hechos".
  2. Fomenta el debate en profundidad sobre la evidencia por parte de defensores calificados de todos los puntos de vista.
  3. Los argumentos de la autoridad tienen poco peso: "las autoridades" han cometido errores en el pasado. Y lo volverán a hacer en el futuro. Quizás una manera mejor de entenderlo es que no hay autoridades; como máximo, hay expertos.
  4. Considera más de una hipótesis. Si hay algo para explicar, piensa en todas las maneras diferentes en que se podría explicar. A continuación, piensa en las pruebas mediante las cuales podría refutar sistemáticamente cada una de las alternativas.
  5. Intenta no inclinarte demasiado por una hipótesis determinada sólo porque es tuya. Es sólo una estación en la investigación del conocimiento. Pregúntate por qué te gusta la idea. Compáralo de manera justa con las alternativas. Mira si puedes encontrar motivos para rechazarla. Si no lo haces, otros lo harán.
  6. Cuantifica. Si el que estás explicando es medible te será mucho más fácil discriminar entre hipótesis opuestas. El que es vague y cualitativo está abierto a muchas explicaciones.
  7. Si hay una cadena de argumento, todos los enlaces de la cadena tienen que funcionar (incluida la premisa), no sólo la mayoría de ellos.
  8. Navaja de Occam. Cuando nos enfrentamos a dos respuestas que explican un hecho del mismo modo escogemos el que comporta el menor número de hipotesis.
  9. Pregunta siempre si la hipótesis puede ser falsificada. Las hipótesis que son indemostrables, que no son falsificables, no valen gran cosa. Tenéis que poder verificar las afirmaciones. Los escépticos inveterats tienen que tener la posibilidad de seguir tu razonamiento, de duplicar tus experimentos y de ver si obtienen el mismo resultado.

Teniendo estos nuevo puntos a la cabeza volvéis a leer el artículo, especialmente el primer párrafo. Si traducís el artículo al castellano, le pasáis a la postministra.

Actualización 1: mientras escribo estas rayas me llega un mensaje por Telegram con un enlace una noticia de El Confidencial Digital donde se asegura que "Defiende concluye que la broma a Cospedal fue una operación de los servicios secretos rusos", más concretamente de un "subdepartament de provocaciones", todo con la voluntad de desprestigiar la ministra. No doy crédito.

Actualización 2: mientras acabo de escribir estas rayas siento la conversación que el periodista Marc Serra del Versión RAC1 ha tenido con el Alexéi Stoliarov donde explica que hablaron hasta cinco golpes con la oficina de Cospedal el día de la llamada, que con ella hablaron dos golpes y que fue muy fácil todo ello comparado con el difícil que lo tuvo para llegar con Elton John.

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