La mar, el camaleón y la tecnología

El trabajo del auditor está sufriendo cambios a marchas forzadas por la implantación de tecnologías como la IA o la robótica

A primeros del mes de julio, el Col•legi de Censors Jurats de Comptes de Catalunya celebró el Fórum del Auditor Profesional, en su 31ª edición bajo el lema Sumando por la recuperación. Tuve la fortuna de moderar la mesa redonda titulada Inteligencia artificial al servicio de la auditoría en la que reflexionamos sobre cómo la tecnología puede transformar esta actividad profesional tal y como la conocemos.

La ocasión me trasladó momentáneamente al pasado, a uno de los primeros recuerdos e imágenes que tengo grabadas en la memoria de mi niñez. En ella aparezco con no más de dos o tres años delante del mar; un mar plateado, fuerte y rugiente, el Cantábrico. Mis pies en la orilla, esperando la llegada de la siguiente ola y preparada para salir corriendo y evitar que la ola me atrapara, me envolviera y me llevara mar adentro.

En los días previos al Fórum, el proceso de preparación del contenido, las preguntas y el enfoque de la mesa, me obligó sin remedio a evaluar mi relación con la tecnología y encontré un paralelismo con este recuerdo de infancia. Una relación de atracción y miedo simultánea:  atracción por su fuerza y su poder transformador y miedo por lo desconocido, por las implicaciones que puede acarrear y la forma en la que lo hará.  

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Todo está cambiando y de una manera exponencial. Los avances tecnológicos, la robótica y la inteligencia artificial están siendo aplicados en múltiples campos, generando impactos relevantes en distintos ámbitos. Mucho se ha debatido sobre las consecuencias derivadas de la utilización de estas herramientas en el trabajo del auditor, principalmente en la necesidad de adaptación de los profesionales a este nuevo entorno, seguido del incremento de la eficiencia que permitirá que los auditores se centren en el diseño de la estrategia de la auditoría, en el análisis de las conclusiones obtenidas a través de estas herramientas y en aquellos aspectos y tareas relacionados con el juicio del auditor.

Este nuevo escenario ya ha traído consigo cambios en las composiciones de los equipos de trabajo de auditoría.  Los auditores de profesión convivimos y colaboramos con especialistas en IT, y este es sólo el inicio de un proceso transformador que desde mi punto de vista nos hará replantearnos nuestras estructuras de firma, que fueron ideadas y creadas en otro momento de la historia y muy posiblemente quedarán obsoletas en este nuevo ecosistema. Por no hablar de nuestro sistema educativo actual que prepara a los jóvenes para el empleo de hoy pero no para el del mañana.

La tecnología jamás reemplazará al ser humano, en la medida en que ciertas habilidades y skills nos hacen singulares, como la empatía, la creatividad, la colaboración, el pensamiento lateral y el pensamiento crítico

En este proceso de cambio veo grandes oportunidades de mejora de nuestro cometido como auditores, y vislumbro también la capacidad de atraer al talento más joven, a los millenials que han empujado a las empresas a cambiar en áreas clave, a la generación Z, los centennials, de quienes dicen que lo van a cambiar todo y a las que están aún por venir.

En la antesala de la quinta revolución se pone de manifiesto que otro liderazgo es absolutamente necesario y me viene a la cabeza la imagen de un camaleón.  El camaleón se puede adaptar a cualquier medio de forma rápida con el color de su piel y pasa desapercibido de los depredadores. Esta capacidad de adaptación al entorno, por hostil y retador que sea, va a ser absolutamente necesaria para ser capaces de saber cómo responder a las adversidades y obstáculos que se presenten, siendo necesaria una mente más abierta, flexible y el desarrollo de una capacidad de aceptación, generación y disfrute de los propios cambios que se nos avecinan.

Debemos entender, defender y abrazar la tecnología como un medio para mejorar el entorno, en lugar de un enemigo desde el punto de vista económico y de la empleabilidad. La tecnología jamás reemplazará al ser humano, en la medida en que ciertas habilidades y skills nos hacen singulares, como la empatía, la creatividad, la colaboración, el pensamiento lateral y el pensamiento crítico.

Hoy me sumerjo en aguas profundas sin miedo, pero con respeto, ya que dejaron de asustarme las olas hace mucho tiempo. Tanto que no recuerdo cuando fue.

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