Por qué se producen los fraudes?

Para entender el proceso que trae a la realización de un fraude podemos recordar el triángulo del fraude (Donald Cressey, 1980). Este modelo explica los tres factores que explican los fraudes:

-Motivación: es la necesidad que provoca el interés a defraudar. Un ejemplo sería un directivo que quiere maquillar los beneficios para percibir un bonus.

-Oportunidad: es la existencia de la posibilidad de defraudar con un nivel de riesgo bajo. Un ejemplo de oportunidad es cuando la empresa tiene bajos niveles de control o cuando las sanciones, si se descubre el fraude, son bajas.

-Racionalización: La mayoría de fraudes son cometidos por personas normales que no se ven a sí mismas como criminales. Creen que cometen el fraude porque tienen una causa justificada, como puede ser ganar un dinero que se consideran merecidos u ofrecer unas cuentas mejores porque el banco renueve un préstamo.

Por lo tanto, el fraude se comete cuando hay una motivación para lo cual, hay la oportunidad y se considera que se trata de una acción justificada. Como ejemplo, podemos recordar el escándalo contable de Toshiba. En verano de 2015, el Presidente y siete altos directivos dimitieron después descubrirse que habían hinchado los beneficios en 1.200 millones de dólares desde 2009 a 2014. El fraude tenía una motivación clara: el presidente marcaba unos objetivos muy difíciles de lograr y la cultura de la compañía hacía que se consideraban como órdenes que no se podían incumplir. Además, la retribución variable dependía del cumplimiento de estos objetivos.

Por otro lado, las características de la organización facilitaron la oportunidad para la realización del maquillaje, puesto que los tres miembros del Comité de Auditoría no tenían conocimientos contables. Además, el departamento de auditoría interna se dedicaba a hacer consultoría para otros departamentos, pero no hacía tareas de control. Por lo tanto, los que tenían que controlar no lo hacían. El fraude fue descubierto después de una investigación del supervisor bursátil japonés que posteriormente obligó la empresa a mejorar sus sistemas de control bajo la amenaza que si no lo hacía, sería excluida de la Bolsa.

En conclusión, si queremos reducir los fraudes, hay que detectar y corregir a tiempo situaciones en que hay motivación, oportunidad y racionalización. Y a continuación tomar medidas. Por ejemplo, se pueden reducir las oportunidades aumentando la dureza de las sanciones a los defraudadors.

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