Por qué una pyme puede ser más de fiar

Xavi tiene una empresa del sector de la metalurgia con cerca de 200 trabajadores. Forma parte del entramado de pymes que hacen realidad las grandes infraestructuras encargadas por la obra pública. A pesar de las dificultades –enormes y persistentes- que afronta al sector, y a pesar de la lógica de tierra quemada que aplican a menudo algunas de las principales constructoras en situaciones de crisis , no ha despedido ningún trabajador en ninguno de los años de crisis.

La principal razón de este insólito comportamiento es que Xavi es buena persona. Este hecho lo explica casi todo. Pero hay también algunos otros motivos, que derivan del hecho que su empresa sea una pyme y, como es sabido, a menudo una pyme es más de fiar que una gran empresa.

La pyme no será competitiva de acuerdo con muchos estándares, pero lo tiene más fácil que otros para conseguir tres cosas: 1) asumir riesgos de forma más razonable; 2) ser muy buenos en su trabajo y 3) generar vínculos de confianza con los trabajadores.

Asumir riesgos de forma más razonable
La gran empresa suele tener una propiedad casi anónima, con algunos accionistas de referencia y una parte diseminada a Bolsa, con la gestión delegada a unos directivos salidos de escuela de negocios. Entre los indudables beneficios que tiene esta manera de funcionar, no se encuentra un hecho que, por el contrario, se convierte en uno de las ventajas competitivas de la pyme: la distribución del riesgo.

Y es que, cuando el directivo arriesga, la percepción de riesgo subjetiva y la real no son iguales. Subjetivamente, el directivo arriesga, como mucho, su puesto de trabajo. Y nada más. Si las cosas van mal datos, o los planes de crecimiento no son creíbles, o la decisión que recibe de la central voz que puede llevar al desastre, las motivaciones para resistirse son menores que si la exposición al riesgo fuera más grande... cómo lo es en el caso de la pyme.

Subjetivamente, el empresario o empresaria de pyme, por norma general, arriesga no sólo su sueldo. La percepción personal es que se juega no sólo su sueldo, sino también el de los trabajadores y el patrimonio que él o ella –o las generaciones previas de su misma familia- han ido construyendo pacientemente.

Ser muy buenos en su trabajo
Para seguir en el ejemplo de la obra pública, no es imprescindible que la gran constructora sepa construir para sobrevivir, aunque su nombre lo dé a entender. Es más: muy a menudo han demostrado una pésima capacidad de planificación y previsión. Pensamos en chapuzas como Castor o el Canal de Panamá.

Por qué continúan? Aquí la medida sí que importa. Si son grandes, pueden basar su existencia en las finanzas, teniendo acceso a crédito en mejores condiciones y jugando con los plazos de pago de clientes y proveedores. Pero entonces, esta gran empresa se debilita: una simple herramienta de gestión, como es la dirección financiera, acontece el principal motivo de subsistencia, en lugar de serlo su trabajo de construir.

Por el contrario, la pyme de 200 trabajadores, que no está a bolsa y que no reúne las condiciones que los pliegues de los concursos exigen para adjudicarse la gran obra pública, necesita ser evaluada por su trabajo: la ejecución y entrega del encargo en el plazo establecido y con las condiciones exigidas por la gran constructora (que sí que ha ganado el mencionado concurso).

La pyme sufre para cumplir. Muchas pymes mueren por el camino, atrapadas en las condiciones financieras, precisamente porque ellas no tienen suficiente volumen para poder sobrevivir basándose en las finanzas. Pero la pyme que sobrevive (si sobrevive) habrá demostrado que sabe hacer el trabajo que dice que hace.

Generar vínculos de confianza dentro la empresa
El trabajador de una pyme tiene mucha más probabilidad de haber visto –o de ver habitualmente- el propietario de la empresa que no el trabajador de una multinacional. Este segundo quizás verá el directivo, pero los directivos tienen directrices que le llegan de más arriba, de una propiedad a menudo a centenares o miles de kilómetros, que condicionan su toma de decisiones más del que pueda parecer.

Haría falta un estudio que relacionara la facilidad de despedir personal con la proximidad entre quien toma esta decisión y quien la sufre. O, dicho de otro modo, la correlación entre los despidos repentinos y el número a veces que despedido y quien despide se han visto las caras. La pyme echa gente? Sí, está claro, pero probablemente menos. Sobre todo si al frente hay una persona como Xavi.
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