¿De qué hablamos cuando hablamos de talento?

¿Qué define a una persona talentosa? ¿Qué es el talento? ¿Todos tenemos uno, como dice el reputado Sir Ken Robinson y solo se trata de encontrarlo y desarrollarlo? ¿Tiene que ver más con la autoexigencia que con la suerte, como dice el maestro Xavier Marcet?

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Si buscamos el término en Google obtendremos 174 millones de resultados. Si chequeamos las últimas actualizaciones de nuestra red de contactos en Linkedin, veremos, al menos, un par de posts con enlaces a artículos que prometen contener las claves del talento. Si miramos la agenda de eventos de las principales ciudades, encontraremos, casi seguro, unas cuantas convocatorias para hablar, debatir y extraer buenas prácticas sobre atracción y retención de talento en grandes compañías o en startups. No en vano, la semana pasada, en Valencia, acudí a tres citas en las que la búsqueda y retención del talento era el eje vertebrador.

Se habla, y mucho, de talento y me viene al pelo la célebre frase de Thomas Jefferson, el tercer presidente de los Estados Unidos: “No hay talento más valioso que el de no usar dos palabras cuando basta una".

"Leamos la definición oficial que leamos, encontraremos que tener talento es una combinación de inteligencia y aptitud, de conocimiento y habilidades"

A riesgo de saltarme el argumento de Jefferson y no parecer talentosa, voy a necesitar más de una palabra para encontrarle el sentido a este fenómeno que en los últimos tiempos coloca al talento como el invitado que no puede faltar en ninguna fiesta. Sin embargo, creo que nos estamos liando un poco cuando hablamos de talento. ¿Personas con talento o personas con perfiles muy cualificados?

Leamos la definición oficial que leamos, encontraremos que tener talento es una combinación de inteligencia y aptitud, de conocimiento y habilidades. Capacidad de entender, capacidad de aprender, capacidad de desempeñar con mucha habilidad una actividad.

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Conocimiento, inteligencia y habilidad. ¿Se puede entonces ser talentosa solo siendo inteligente y no siendo habilidosa?¿Es suficiente la pasión y la dedicación para cultivar un talento? ¿Tener talento es ser capaz de hacer cosas interesantes, sean las “cosas” de la índole que sean? ¿Dónde entran los deportistas de élite, los artistas, las actrices o los bailarines que son hábiles en su arte o deporte pero no necesitan tener una gran inteligencia o conocimiento?

Cuando se manejan términos que parecen sinónimos, aunque no lo sean, entramos en un juego de palabras que poco contribuye a aclararnos de qué hablamos cuando hablamos de talento.

Esta semana pasada debatía en Valencia, en el Forum VLC Tech, con Narcís Cardona, catedrático, investigador, docente, director del Instituto de Telecomunicaciones y Aplicaciones Multimedia (iTEAM) de la Universitat Politècnica de València y un gran experto mundial en 5G.

"El perfil perfecto de un CTO o responsable de tecnología tiene que tener un 40% de conocimiento técnico, un 40% de soft skills y un 20% de innovación"

Tratamos de encontrar, entre los dos, los ingredientes que debería reunir un Chief Technology Officer o responsable de tecnología de una compañía de cara a 2020.

Curiosamente, el perfil perfecto –según GeeksHubs- estaría compuesto de un 40% de conocimiento técnico y un 40% de habilidades blandas o soft skills, entre las que se incluyen habilidades de management, de equipo y de comunicación, y de un 20% de innovación (que lo podríamos considerar una habilidad).

¿Es este perfil perfecto de CTO una definición válida de persona talentosa? ¿Acaso no reúne conocimiento y habilidad? Con las definiciones oficiales en la mano, estaríamos ante un talento de esos que buscan las empresas y startups para incoporar en sus equipos. Sin embargo creo que a todo le estamos llamando talento cuando lo que queremos decir es perfil altamente cualificado. El talento es otra cosa.

Podemos atraer a la mejor egresada, con la mejor formación extra en habilidades blandas, con una gran trayectoria en grandes empresas o en startups, pero no nos garantizamos que tenga talento. Porque, de nuevo, el talento es otra cosa.

"El talento es el resultado de la pasión multiplicada por las horas dedicadas a desarrollar ese talento"

Una persona con talento tiene una pasión, un nivel de autoexigencia y una voluntad capaz de vencer la falta de habilidades y de inteligencia. Porque el talento es el resultado de la pasión multiplicada por las horas dedicadas a desarrollar ese talento. Puede parecer un razonamiento romántico pero muchos hemos tenido –o tenemos- casos que nos lo muestran cada día.  

No hablemos de talento a no ser que busquemos para nuestros proyectos y empresas a personas apasionadas, obsesionadas por aprender, por crecer, por innovar, por sumar. No hablemos de talento cuando reúnen únicamente un 40% de conocimiento y un 40% de habilidades. Porque el talento no va de porcentajes.

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