Beau Brummell y Lluís XIV sonidón los precursores de la corbata

Afterwork

El origen croata de la corbata

Los militares croatas del imperio de Habsburgo sorprendieron el monarca Lluís XIV con una pieza que hoy es símbolo de elegancia

Desde la Edad Media y hasta el final de la Y Guerra Mundial, los Balcanes siempre jugaron un papel de contención a la expansión del Imperio Otomano. En este juego de ajedrez que se disputaba en la zona, el actual Croacia fue determinante para mantener las posiciones del imperio austríaco. Habsburgo hacían bandera y exhibición de su poder en Europa y, después de una importante batalla contra los turcos el 1660, enviaron su regimiento de combatientes croatas a recibir los honores del rey Lluís XIV. El que podría haber sido un encuentro de interés geopolítico acabó cambiando la historia de la moda.

Militares croatas con el pañuelo como corbata

El Rey Solo era conocido por su gusto por el buen gusto y el refinamiento, y luego que vio aquel millar de soldados croatas se fijó en un trozo de tela que traían colgado del cuello. Una suerte de pañuelo ligado con un nudo que los militares denominaban Hrvatska (Croacia en croata) y que Lluís XIV decidió adoptar. La versión francesa pasaría a denominarse cravette y se convirtió en la pieza distintiva del regimiento militar Royal Cravette, que la lucía con el sello de la casa de Borbones.

El toque dandy de los ingleses

La presencia de aquella prenda de ropa en el vestuario militar de los franceses la popularizó en toda Europa. Especialmente en Inglaterra. Pero la corbata que exportaron los franceses poco tenía que ver con la versión que conocemos hoy en día. Aquello era más bien una tela envuelta al cuello con un nudo cualquiera. El encargado de refinar y redefinir el complemento fue Beau Brummell, maestro de la moda de principios del siglo XIX, diseñador del vestuario formal para hombre que encara hoy en día impera –con americana y corbata- y referente de los dandys.

Después de tomarse su baño de leche diario, al más puro estilo Cleopatra, Brummell invertía su tiempo en la reconceptualització de aquella pieza que lo fascinaba, pero todavía encontraba poco elegante. Después de años de estudio, el modisto creó un concepto muy similar al de hoy, donde el fundamental era el nudo, mucho más ajustado al cuello que en la versión original.

No contento con su trabajo, Brummell se inventó hasta cien variantes de cómo hacerse el nudo de la corbata y se hizo famoso en sus exhibiciones sobre el arte de anudarse aquella tela, en las que echaba la pieza con rabia y desesperación cada vez que fallaba un movimiento.

Símbolo revolucionario

La consolidación de la corbata como pieza universal, pero, no fue fácil. Los movimientos liberales que vivió Europa entre finales del siglo XVIII y principios del XIX despertaron las hostilidades entre las clases privilegiadas y el resto de la población. Durante la Revolución Francesa, la corbata se convirtió en un símbolo de la nobleza. Los revolucionarios, pero, en lugar de rechazar la pieza, la convirtieron en un elemento distintivo. Así, mientras los contrarios a la revolución vestían una cravette blanca, ellos lucían una negra.

Lluís XIV quedó fascinado por el símbolo de los croatas, pero a su descendente Lluís XVI no le quedó cuello sobre el cual hacerse el nudo.