La planta de la alimentaria Noel en Olot | ACN

El Laberinto de Poder

Tradición e industria: los embutidos catalanes

El embutido, la carne de cerdo y todo un universo de productos de la misma familia son una industria capital del país

Históricamente, cuando se habla de industria tradicional catalana se piensa en el textil -y especialmente en el algodón- y en menor medida, en la química. Pero hay un terreno que lo tenemos tan delante de las narices que a menudo no le conferimos la importancia que tiene, como es el sector del cerdo y de sus derivados. Dentro de esta industria hay un segmento muy interesante como es lo de los embutidos. En Catalunya hay toda una serie de fabricantes de este producto con unas facturaciones tan relevantes que merece la pena echar un ojo. Como es fácil entender, no podemos hacer un repaso esmerado a todas las empresas que se dedican, y el que exponerme es una compilación de las que por varios motivos nos parecen más significativas.

Empezando por la más pequeña de la elige, hablaremos de la casa Mitjans, que realmente es más conocida por otra marca que también usan, Casa Forner. Los actuales propietarios son ya la cuarta generación familiar dedicada al negocio (casa fundada el 1910), tienen un núcleo importante en el pavo, pero también ofrecen productos procedentes del cerdo. La empresa que dirige Josep Maria Mitjans Arques, con sede en Olèrdola (Alt Penedès), se quedó durante el 2021 cerca de los 20 millones de euros de facturación y con unos beneficios que superan el millón y medio de euros.

Casi empatados en cuanto a la facturación está la marca Costa Brava Mediterranean Foods, una enseña que pertenece a uno de los gigantes de la carne de cerdo del país, el Grup Cañigueral que facturó 228 millones de euros en 2021. Este conglomerado empresarial pertenece a la familia del mismo apellido -acompañados de alguno otro accionista, como Obris y Planagumà- y tiene origen en 1969, cuando el fundador, Joan Cañigueral Isern, puso en marcha Frigoríficos Costa Brava. Antes ya había sido titular de un negocio de carnicería. El grupo ya ha superado los 1.000 millones de euros de facturación, una cifra realmente intimidante sobre todo si tenemos en cuenta que hace apenas diez años superaban por poco los 150 millones. Disponen de uno de los mataderos más grandes del país, con una producción de tres millones de cerdos al año. Según IESE, está en el puesto 61 de las empresas familiares del Estado por volumen de facturación, justo detrás de Borges y justo por encima de Almirall.

Hay un terreno a Catalunya que lo tenemos tan delante las narices que no le conferimos la importancia que tiene, como es el sector del cerdo

Un peldaño por encima de Costa Brava Foods, Está Can Duran, que es un caso bastante atípico dentro del sector donde la mayoría de negocios son de tercera o cuarta generación, como el que acabamos de ver. El emprendedor David Garcia-Gasull Rovira no tenía ningún vínculo con el sector del embutido, sino que procedía de la multinacional catalana Europastry, dedicada a la fabricación de masa de pan. Allí ocupaba un puesto en el consejo de administración, además de ser consejero delegado de la participada El Molí Vell, una cadena de panaderías que en 2015 quedó en manos de la gestora de fondo Nazca Capital. Cuando Garcia-Gassull se desvinculó de Europastry, adquirió una casa en su Vic natal y poco después inició la búsqueda de algún negocio donde invertir sus ahorros. El 2010 encontró Can Duran, en Seva, una fábrica de embutidos donde los propietarios se jubilaban y no existía relevo generacional. Como la cosa salió bien, más tarde adquirió Casa Sendra i Bofill. Hoy en día es el propietario de un grupo que tiene como marca más relevante Exentis y que ya factura cerca de los 24 millones de euros (2021).

A un nivel superior encontramos la histórica Casademont, con sede en Girona, pero que hoy pertenece al grupo Costa Food Group. Los inicios de Casademont se remontan al 1956, como en la mayoría de casos, con un obrador de carácter artesano y sin pretensiones de carácter industrial. El salto en la gran fábrica lo hicieron al cabo de cuatro años, y ya no dejarían de ampliar la factoría hasta sumar 25.000 metros cuadrados en 1970 (Sant Gregori, Gironès). Durante la década de los 80, la marca se convirtió en fuerza popular por sus recurrentes campañas comerciales a la televisión y, más tarde, por el patrocinio del equipo de baloncesto del Sant Josep de Girona durante su época en la liga ACB. Por cierto, el mismo club que años más tarde desaparecería en medio de los delirios de grandeza de la burbuja inmobiliaria. El último paso relevante lo dio el 2017, cuando la histórica marca catalana fue adquirida por los fragatinos Grupo Empresarial Costa, un gigante de 1.700 millones de euros de facturación, que hace que sus propietarios, la familia Costa, sean conocidos como "los señores de la carne en España". Desde un almacén de grano y pienso en sesenta, a un grupo que anualmente sacrifica más de tres millones y medio de cerdos y sesenta millones de pollos. En el momento de la adquisición por parte de Costa, la firma de la familia Casademont había quebrado y no disponían de los recursos suficientes para salir de esta situación. Hoy en día, la marca todavía con sede Catalunya factura 42 millones de euros. Curiosamente, a consecuencia del cambio de propietario, si hace unas décadas Casademont era también -como hemos explicado antes- un equipo de baloncesto de Girona, ahora ha pasado a ser un club de Zaragoza, porque la marca de fuets patrocina al equipo de la capital del Ebro.

Bastantes millones por encima de Casademont encontramos la conocida marca La Selva, fundada el 1917, que pertenece a la familia Albertí, de Campllong. Están especializados en el jamón cocido, aunque también hacen los embutidos curados de que hablamos hoy. Actualmente, el negocio está en manos de Xavier Albertí, miembro de la tercera generación familiar. Aquello que empezó como una carnicería de pueblo ahora hace más de ciento años, hoy es un gran negocio con una facturación que se ensarta ya hasta los 78 millones de euros, con más de un millón de beneficios. El año pasado estuvo de mucha actualidad porque anunciaron que abrían una nueva línea de negocio con lo que denominan "charcutería vegetariana", que puede parecer un contrasentido -de hecho, lo es- pero que encaja perfectamente con los tiempos que nos ha tocado vivir, donde la "carne vegetal" es ya un concepto aceptado. La marca de esta nueva gama de productos se llama Altervego.

El siguiente fabricante que veremos es uno de los grandes clásicos del mundo del embutido catalán, la casa Esteban Espuña, de Olot, con orígenes en 1947. Poco antes de la pandemia, en 2019, se produjo el esperado relevo generacional a la compañía, que durante más de cuarenta años había liderado Xavier Espuña Soler. El gerente actual es su hijo, Esteve Espuña Sargatal. Una de sus apuestas estratégicas es el mercado norteamericano, de donde proviene casi una cuarta parte de su facturación. Hay que remarcar que han conseguido entrar dentro de la red de distribución del gigante WalMart, la gran cadena de supermercados de los Estados Unidos. La facturación de Espuña ya supera los 85 millones de euros.

El embutido, la carne de cerdo y todo un universo de productos de la misma familia son una industria capital del país, pero a la vez una tradición esparcida por buena parte de nuestras comarcas

Sin duda, una de las firmas más de moda del panorama empresarial catalán y, muy probablemente, un modelo seguir por su crecimiento sostenido y por su implantación en el territorio (ellos solos suponen más de un 15% del PIB de la Garrotxa, gracias a sus 2.000 trabajadores) es Noel. Aunque ellos se consideran una compañía alimentaria, más que un fabricante de embutidos, el cierto es que por tradición y volumen tienen que tener un espacio relevante en este artículo. Todo va empezar el 1920, cuando Isidre Bosch Muntada abrió una charcutería en Olot. Uno de los saltos cualitativos se produjo un par de décadas más tarde, con la adquisición de la fábrica Mateo Vidal por parte de Josep Bosch y su socio Salvador Berga. El 1946 apareció la marca que ha llegado hasta nuestros días, Noel, que incorporaba una imagen de Santa Claus. Desde el punto de vista del producto, uno de los grandes adelantos llegó en 1950, cuando sacaron el jamón cocido en lata. La voluntad de seguir creciendo la demostraron ocho años después, con la inauguración de una nueva fábrica a la capital de la Garrotxa. Su visión del negocio los hizo ser pioneros en el mundo de marketing, prueba de esto es que tan pronto como el 1964 se empezaron a anunciar en la televisión, una tecnología que tenía solo ocho años de vida en España (lógicamente lo hicieron en la única cadena que existía entonces, TVE). En aquella década llegaron también las primeras exportaciones del producto, especialmente a Estados Unidos, Bulgaria y Japón. La siguiente mudanza los llevó a abrir una nueva gran factoría en Sant Joan les Fonts (Garrotxa), en 1972. Y, finalmente, en 1987 se produjo el relevo generacional que ha propiciado la gran expansión de las últimas décadas, con la llegada de Anna Bosch Güell y también la de su marido Joan Boix Sans. Hoy en día las ventas anuales están por encima de los 360 millones de euros y Noel se ha constituido como una de las marcas más conocidas del país. Hace un par de décadas crearon la Fundación Albert Bosch que tiene como objetivo promover la investigación de soluciones médicas, biomédicas y quirúrgicas a las enfermedades infantiles. Desde el 2011, la cuarta generación familiar, representada por Albert y Xavier Boix Bosch ya está incorporada al negocio.

Y para acabar, una empresa que juega en otra liga, por varias razones. Una de ellas es la creación del segmento de las pizzas, que en su día les abrió una vía de facturación de grandes dimensiones, y la otra es la condición de proveedores del gigante Mercadona, que les aporta una buena parte de sus ventas ingentes. Como decíamos en La gran teranyina, "desde la pequeña localidad de Gurb, en Osona, la familia Terradellas ha construido un imperio bajo la marca Casa Tarradellas, que ha inundado de pizzas frescas la geografía española". Una empresa que tiene tres patas fundamentales: la mencionada producción de pizzas, la de fuets y la de los bocadillos de jamón y de bacon, los patés y los biquinis —que ellos denominan mixtos para homologarse con las costumbres castellanas—. En cuanto a las pizzas, son el principal productor estatal, con una cuota de mercado que ha llegado a situarse alrededor del 70%. Si la marca Tarradellas es tan conocida, se lo debe de básicamente a la ingente inversión en publicidad, que incluye grandes campañas en la televisión. Con el mercado estatal cerca de la saturación, recientemente han empezado a apostar fuerte por la internacionalización, donde destaca la adquisición el 2019 de la empresa cárnica Herta, que hasta entonces estaba en manos de Nestlé. Por el 60% comprado (el otro 40% continúa en manos de la multinacional suiza) se pagaron aproximadamente unos 400 millones de euros. Hoy en día, esta empresa familiar ya ha superado los 1.000 millones de euros de facturación.

Otra empresa del sector, que a pesar de no ser catalana proyecta su sombra sobre el sector en Catalunya, es la navarra Argal, con planta en Miralcamp y que en 2014 adquirió la cárnica familiar Monells. Como resumen de todo lo que hemos visto, podemos concluir que el embutido, la carne de cerdo y todo un universo de productos de la misma familia son una industria capital del país, pero a la vez una tradición esparcida por buena parte de nuestras comarcas.