La finca y viñas de Colet

Empresa

Colet, una bodega aferrada al prèmium

La empresa familiar del Penedès elabora vino escumós con unas estrictas normas ecológicas y de calidad dirigiéndose al mercado internacional

Colet transforma toda la uva que produce a sus 24 hectáreas de viña, no vende "al mejor postor". "Hagamos vino escumós y lo comercializamos con nuestro apellido", explica Sergi Colet, enòleg y empresario al frente de la bodega familiar Colet. La empresa familiar produce Clásico Penedès, un vino escumós similar al cava, des "de una pequeña denominación de origen" que obliga sus 14 bodegas a seguir unas estrictas normas ecológicas para formar parte del club. La DON Penedès se enfoca, con estas reglas, a una "liga superior" en cuanto a la calidad, y también al precio, de sus productos.

Colet es una bodega aferrada al prèmium, el único segmento del cava que ha crecido el último año. En un mercado estancado, sólo la franja más alta de precios es la que ha incrementado las ventas y, por lo tanto, convierte la apuesta de Colet en un caballo ganador. "Nuestra zona de confort es la franja mediana-alta de precios, las líneas gurmet, estamos en tiendas a partir de los 10 euros y hasta los 50 euros por botella", dice la enòleg.

Colet hace vino escumós prèmium con unas estrictas normas ecológicas, factura medio millón de euros y exporta el 70% de la producción

Pero las duras líneas de calidad de la DON también las lleva Colet a su esencia. Una apuesta que hace que de esta pequeña empresa puedan vivir ocho familias. "Estoy orgulloso de poder haber evolucionado como labrador de toda la vida a labrador del siglo XXI", dice el empresario. Según explica, con 24 tiene que viña, si hicieran de labrador tradicional, vendiendo la uva al mejor postor, "malviviríamos dos familias", afirma. Porque "no tendríamos 14 pagas, ni un mes de vacaciones". Hacer un vino muy especial permite que ocho familias vivan de este negocio, además de la industria auxiliar "de maquinaria, tapones de corcho, logística, herramientas, etiquetas, botellas, turismo, hoteles y restaurantes que enriquecen la zona".

El masover exigente

Sergi Colet viene de una alcurnia de labradores que tiene raíces hasta el 1783, cuando su familia aterrizó en el Penedès, provenientes del interior de Tarragona. La familia aconteció masovers de la finca Romero. El padre de Colet compró la finca hace más de 30 años, "un punto de inflexión a la empresa", porque significó centrarse en "rendimientos cualitativos y no de volumen". Todo esto con el objetivo para poder comercializar los caldos con su propia marca. Mientras esto pasaba, el hijo Colet fue a formarse en Tarragona en enología, trabajó a Gramona y a la Xampanya. El 1997 fue el primer año que él se dedicó totalmente a la bodega. La evolución de la finca ha ido virant, de dedicar la totalidad de la producción a la venta a terceros, hasta la actualidad, que de manera gradual el 100% ya se destina a los escumosos propios.

La finca de los Colet | Cedida

Paralelamente, mientras al principio paro e hijo cosechaban la uva y giraban las botellas manualmente, se fue abriendo la puerta del mercado exterior. El 70% de la producción se dedica a la exportación, siendo el centro y el norte de Europa el mercado más importante, pero "incrementando el mercado asiático de calidad y de los Estados Unidos".

La liga prèmium

Actualmente, Colet elabora 120.000 botellas a la cabeza del año y superan el medio millón de euros de facturación. Una cifra que se aleja de los grandes volúmenes que las grandes familias del cava mueven. Pero cuando se "elabora un vino o un cava hay grandes empresas que hacen millones de botellas y por lo tanto se puede ver que por volumen es imposible llegar a sus costes y se tiene que jugar otra liga", reflexiona. Y para competir en el mercado, Colet el que propone es un producto dirigido a un público muy entendido: "Es un mercado pequeño, pero estamos situados en el alta restauración, la tienda especializada y en los mercados gurmet".

Colet: "La franja de los cavas prèmium se ha ravalorat, una buena noticia porque es la única liga donde podemos jugar"

El prosecco italiano, un escumós que "técnicamente no es mejor que el nuestro ha conseguido incrementar precios y cuota de mercado", mientras que el cava se ha encontrado estancado. Se ha relacionado con un producto barato, "esto quiere decir que el mercado a calidades altas", franja donde se encuentra Colet, se haya revalorat y no ha sufrido tanto. Sobre todo después de que en los últimos años de sequía el volumen de uva ha bajado y los costes se han mantenido: la guerra de precios baratos ha sido feroz. "Esto ha hecho que empresas muy grandes del sector lo pasen mal", indica Colet.

Los cavas prèmium han crecido, se han posicionado bien, "y esto es una buena noticia, porque es la única liga donde podemos jugar nosotros", afirma la enòleg.

De cara al futuro, por Colet lo más importante es "como expresar mejor el territorio". Cuando se vende la marca propia "el consumidor de Nueva York o Tokyo que suyo a mesa pueda experimentar y transportarse al terreno donde se ha hecho el vino que toma". Por eso Colet augura un buen futuro a Clásico Penedès, porque es una DON "que explica el territorio".

Magia contra la leucemia

El último proyecto de Colet es un vino escumós llamado Mágico. Este es un vino "singular, único, limitado e irrepetible", porque son 1.468 botellas hechas con unos cepos del 1942 que ya no existen porque se arrancaron hace años. Una edición limitada iniciada el 2006, con 129 meses de crianza. La primera fermentación en madera -no en depósito de acero, como se hace normalmente-, y segunda fermentación en botella. Sale a 50 euros la botella y toda la recaudación se destina a la investigación en el Hospital San Juan de Dios.

El último proyecto de Colet es Mágico, un vino escumós a 50 euros la botella que destina el total de la recaudación a la investigación contra el cáncer infantil

"Recuerdo perfectamente aquel 24 de noviembre del 2015 cuando recibimos la terrible noticia que mi hijo grande le habían detectado leucemia. Cuando te dan una noticia como esta te invade una gran sensación de miedo, porque de golpe aterrizas en un mundo totalmente desconocido con sólo una hoja en blanco a las manos", dice Colet.

"Esta sensación pero, cambió cuando empezamos el tratamiento en el Hospital de San Juan de Dios en Barcelona. De hecho, de allá sale la palabra Mágico. El hecho de sentirte con apoyo, acogido y sentir que todo es algo más fácil, no tiene precio; es mágico", recuerda.

En el momento de escribir este reportaje, el hijo de Colet se encuentra mejor. "Ya hemos hecho la donación de las primeras botellas, que representan 20.660 euros y a finales de este año haremos la segunda donación y calculamos que después de Reyes podremos dar el resto, que en total sumará más de 60.000 euros en este proyecto de investigación contra el cáncer infantil", dice el empresario.