OPINIÓN

El nuevo liderazgo

Cuando, ya hace más de un año, decidimos que nuestra empresa, Maxchief Europe, participara en el estudio Desde el liderazgo por valores al impacto holístic. Cómo pueden las empresas hacer un mundo más feliz?, nunca hubiéramos podido imaginar el impacto que tendría en nuestras vidas, en nuestras relaciones personales y en nuestras empresas la crisis generada por la COVID-19.

Este estudio, del cual nuestra compañía forma parte junto con otras pymes catalanas, se está llevando a cabo por el centro de estudios EU-Asia Global Business Research adscrito a EADA Business School, y tiene como objetivo la generación de conocimiento práctico sobre como el liderazgo y la cultura corporativa a las pymes afectan el rendimiento a través del bienestar al trabajo. Se pretende analizar el impacto holístic que generan los diferentes tipos de dirección y culturas corporativas a las pymes, entendiendo como impacto holístic aquel que provoca efectos sobre el ámbito económico, social, ambiental y psicológico-emocional de las personas. Dedo en palabras más planeres, este estudio es una gran oportunidad para entender los mecanismos de generación de bienestar de las personas a la empresa, así como para analizar la alineación entre los valores personales y los valores corporativos. Si las personas se sienten felices y muy tratadas en una organización, se identifican con el proyecto y hay una alineación de valores, el impacto en el rendimiento y la sostenibilidad de la compañía es claramente positivo.

El estudio ha sido una gran oportunidad para reflexionar sobre todas estas cuestiones y en otras de nuevas que ahora surgen, en estos momentos hay que pensar en el impacto que tendrá la crisis de la COVID-19 en nuestras personas y en nuestras organizaciones. Nos enfrentamos a la situación más compleja a escala profesional, nunca vivida por los empresarios y directivos que estamos actualmente en activo. De un día por el otro, la actividad de muchas de nuestras empresas ha pasado a ser casi cero o, directamente, cero. Muchas compañías hemos tenido que acogernos a los ERTOS a causa de fuerza mayor y, además, la mayor parte o la totalidad de nuestros equipos han pasado a estar confinados en casa, algunos teletreballant, otros temporalmente al paro, ante una situación única, sin precedentes, que genera incertidumbre y sufrimiento.

Qué impacto tendrá esta situación en los individuos y en nuestras organizaciones? Cómo influirá esta situación en los valores de nuestras personas y en las culturas corporativas? Cómo tendremos que adaptarnos las empresas a estos cambios? Qué estilos de liderazgo serán necesarios para salir de esta contingencia? Parece que la etapa postCOVID-19 traerá grandes variaciones en el estilo de trabajar, en los espacios físicos y en las relaciones entre los individuos. En última instancia esto afectará a los estilos de liderazgo y a la importancia de los valores en las organizaciones.

Un fenómeno que se ha acelerado durante esta crisis es el teletrabajo. Hasta ahora nos imaginábamos la empresa como un espacio físico concreto y compartido. A partir de ahora, se iniciará una evolución hacia un estadio donde las compañías serán redes de personas interconectadas que trabajarán desde diferentes ubicaciones. En este contexto, las organizaciones requerirán estructuras más flexibles, más modulares y, probablemente, más horizontales.

Hasta ahora la cultura de empresa iba muy ligada al clima laboral, que se expresaba en el puesto de trabajo. A partir de ahora la cultura corporativa ya no se expresará en los puestos de trabajo físicos, sino que serán los valores de empresa que harán de vínculo entre las personas y la empresa. Compartir un propósito, uno porque, será fundamental. El grado de alineamiento entre los valores de la persona y los de la empresa será clave. Si pierde importancia el espacio físico, el concepto de compañía pasará a ser más etéreo y hará falta que nuestras personas tengan una conciencia más fuerte de interdependencia. La conexión no presencial es una forma de conexión más elevada, una conexión más inmaterial. Precisamente por eso, el liderazgo se tendrá que basar en los valores, en el propósito y en la confianza. Esta nueva situación requerirá un nuevo tipo de liderazgo, un liderazgo basado en la motivación, en la creación de una visión compartida y la orientación a los cambios a través de la inspiración. En definitiva, un liderazgo más transformacional y menos transaccional.

"A partir de ahora la cultura corporativa ya no se expresará en los puestos de trabajo físicos, sino que serán los valores de empresa que harán de vínculo entre las personas y la empresa"

Desde nuestro confinamiento obligado no podemos dejar de preguntarnos cuando podremos volver a la vida normal, como será el día que volvemos a retomar nuestra vida profesional, que habremos aprendido de todo esto. También me pregunto como se generará el bienestar a la empresa en este nuevo marco, como será esta nueva compañía feliz. No puedo parar de pensar qué se los diré a nuestras personas la próxima vez que volvemos a tener la oportunidad de estar todos juntos, físicamente. El que estamos viviendo tendrá un antes y uno después por el mundo, por las personas y por las organizaciones. El que era válido ayer, ya no lo será mañana. Harán falta nuevos liderazgos a la política, a la sociedad y a nuestras organizaciones. Ojalá estemos a la altura de las circunstancias y encontramos los liderazgos necesarios para construir un mundo mejor.