Laia Rogel: "Tenemos que pasar de emprendedoras a empresarias"

Presidenta de la asociación profesional Ap! Lleida desde 2019, reivindica visibilizar el liderazgo femenino por la valía y no "solo para salir en la foto"

Laia Rogel preside la asociación Ap! Lleida | Cedida Laia Rogel preside la asociación Ap! Lleida | Cedida

Hablamos con Laia Rogel al día siguiente de una jornada celebrada en el Palacio de Congresos de La Llotja de Lleida, organizada por Ap! Lleida, la asociación que preside desde hace cuatro años, y que abordó el tema de la diversidad empresarial. Satisfecha de la acogida, con más de un centenar de participantes y con un gran nivel de los ponentes, Rogel, siempre a caballo entre Lleida y Barcelona, fruto de su pasión profesional por las relaciones, las conexiones y el 'networking', reivindica el carácter profesional de la asociación que dirige, reflejo de su compromiso con el mundo empresarial y con la digitalización de las compañías, desde la agencia creativa La Pometa, de la que es CEO. Aún así, reconoce que a las mujeres emprendedoras les falta creerse que pueden asumir riesgos para crecer.

¿Qué ha cambiado en Ap! Lleida en los últimos cuatro años?

Mi primer objetivo, cuando accedí a la presidencia en 2019, fue dar un impulso a las mujeres asociadas a la entidad. A estas alturas, somos unas 150 empresarias, directivas, profesionales, autónomas de procedencias diversas y representando tipologías muy diferentes. Igualmente, Ap! Lleida acumula una trayectoria de casi dos décadas, puesto que a pesar de que con otros nombres, se fundó en 2005. En la asociación formamos parte de la Business Profesional Women (BPW), una federación internacional de empresarias y profesionales, y hemos hecho una apuesta importante por la reestructuración interna. Desde una posición anterior que me atrevería a definir como poco profesionalizada, hemos dado un salto adelante con la creación de un programa de gestión digital, que es referente en muchos ámbitos empresariales. Creo que en poco tiempo hemos llevado a cabo un trabajo, a menudo silencioso, pero que se transmite a partir de la profesionalidad de la asociación.

¿Qué balance hace de la jornada 'Divergentes, de singulares a imprescindibles', organizada por Ap! Lleida?

Antes que nada, señalar que cuesta mucho que Lleida acoja este tipo de iniciativas de reflexión y análisis. Hemos planteado que la diversidad, presente en el ámbito social, sexual y personal, también tiene que tener peso en el mundo empresarial y laboral. Lo tenemos que afrontar porque, aunque sea desde un punto de vista estrictamente económico, también afecta a la cuenta de resultados de una empresa. Dicho esto, también tenemos que ser capaces de mirar el mundo desde otro prisma, que nos permita integrar a todos los perfiles profesionales. Tenemos que tener claro que sin diversidad no habrá innovación en los consejos de administración. En la jornada, asistieron más de un centenar de personas y, además de recibir felicitaciones por cómo la organizamos, nos propició la creación de un espacio de formación y networking necesario y, hoy por hoy, escaso.

"Sin diversidad no habrá innovación en los consejos de administración"

¿Qué les pidió a los políticos, presentes en la sala e inmersos en plena campaña de las elecciones municipales?

Simplemente que nos escuchen y hagan un mínimo esfuerzo por conocer nuestra realidad. En caso contrario, se están perdiendo la posibilidad de aprovechar el talento. Les comenté que no somos un grupo de señoras que quedamos para tomar un café, sino que somos profesionales, empresarias que crecemos y abanderamos una serie de luchas. Y que en muchas ocasiones, sin que ellos lo sepan, estamos a la vanguardia de muchos proyectos.

¿Qué problemáticas se podrían definir como transversales de las empresarias que forman parte de Ap! Lleida?

Creo que la sociedad tiene que valorar más el trabajo que hace la empresaria, que genera puestos de trabajo y riqueza, realizando un sacrificio profesional y personal. En el caso de las mujeres, sufrimos una carga empresarial y familiar. Es un doble sacrificio. Es cierto que no se nos tiene que ver como heroínas, pero sí que pedimos una cierta empatía. No es necesario que nos coloquen el estigma y una imagen distorsionada de lo que representamos. Como mujeres, apostamos por un tipo de liderazgo inclusivo, que permite la gestión de equipos, quizás más horizontal. Tengo claro que tenemos que romper un cierto discurso que limita nuestro crecimiento: las mujeres somos emprendedoras y los hombres, empresarios. Tenemos que pasar de emprendedoras a empresarias, puesto que parece como si cada género estuviera predestinado a ejercer unas funciones determinadas.

Parece que la pandemia haya agudizado esta tendencia con una cierta 'trampa' sobre las posibilidades del teletrabajo y la conciliación...

El otro día escuché un comentario con el cual no puedo estar más de acuerdo. Una empresaria me dijo que las mujeres nos hemos pasado toda la vida intentando salir de casa y ahora con el teletrabajo nos peleamos por volver. Es cierto que el trabajo a distancia es una herramienta útil y necesaria en determinados momentos, pero el contacto con las personas y el equipo resulta insustituible. Además, existe el peligro de volver a atribuir a la mujer las tareas del hogar, puesto que trabaja desde casa, cuando esto con los hombres no pasa.

"Cuando los poderes políticos y económicos toman decisiones estratégicas ni nos enteramos que se ha convocado la reunión"

Y las medidas de conciliación que se están ensayando, como la jornada laboral de cuatro días a la semana, ¿pueden ayudar?

En algunos trabajos, pienso que será más viable y factible. Es una iniciativa que va en la línea de trabajar menos para vivir mejor. Y en este aspecto, la pandemia ha ayudado a tomar conciencia de conceptos como la flexibilidad, la cultura de la no presencialidad o la productividad . A pesar de que son ideas que se están extendiendo, quiero acabar de comprobar cómo funcionan y cómo se pueden aplicar a las diferentes tipologías de empresas.

Siempre reivindica que se valore la visibilidad de la mujer por la formación y no por un tema de marketing. ¿Qué se está haciendo mal?

A veces cuando asisto a actos como presidenta de Ap! Lleida, me piden que me siente en la primera fila para que haya alguna mujer. En cambio, cuando los poderes políticos y económicos toman decisiones estratégicas ni nos enteramos que se ha convocado la reunión. No nos tratan como lo que somos: un lobby. Por eso, reivindicamos este rol. Es un postureo para evitar que nadie pueda decir en las redes sociales que no se ha visto a ninguna mujer en la fotografía.

En este ámbito, ¿cómo valora la decisión de la ministra de Economía del Gobierno central de no aparecer en las fotografías donde ella sea la única mujer?

Entiendo que lo hizo con buena voluntad y que es una decisión que va en la dirección correcta, pero creo que desgraciadamente nos queda mucho por avanzar en este camino de reconocimiento. Todavía pesa demasiado la idea que los hombres están programados para tener éxito y las mujeres para las curas y la conciliación. Arrastramos una carga emocional muy grande.

Desde su posición en el mundo digital, ¿cómo ve el avance de herramientas cómo la inteligencia artificial?

Desde la Pometa, la empresa que dirijo, nuestro objetivo es que las soluciones tecnológicas sean útiles. Las compañías, con la pandemia, se han dado cuenta que la digitalización es una vía más, un canal de negocio en el cual tienes un comercial las 24 horas del día. Si las cosas se hacen bien, es una magnífica oportunidad para incrementar la visibilidad. A mí me gusta decir que el ChatGPT es un miembro más del equipo que nos facilita determinados procesos. A pesar de que en el futuro la inteligencia artificial pueda llegar a ser más creativa, nunca tendrá la capacidad humana de imaginar el futuro o de soñarlo.

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