Muchos pensaban que la crisis financiera global que todavía estamos sufriendo serviría para mejorar los valores y las maneras de hacer. Está claro que la crisis fue causada por valores negativos como la codicia sin límites, el exceso de riesgos , la visión a corto plazo, el desprecio hacia el bien público, etc. Por eso, se extendieron malas prácticas como las hipotecas barrería, el exceso de endeudamiento, la inversión en productos especulativos que los inversores no entendían, las retribuciones desorbitadas de muchos altos directivos, la mala gestión pública, etc.
Pero, sorprendentemente, hay muchos indicios que hacen pensar que no ha habido cambios significativos en estos valores tan negativos. Veamos algunos de estos indicios. En los Estados Unidos, por ejemplo, ya se vuelven a comercializar a los pequeños ahorrativos, productos financieros de alto riesgo.
Al mismo tiempo, están aumentando mucho los dividendos. Hay compañías que lo pueden hacer porque tienen muchos beneficios y están muy capitalizadas, pero en muchos casos convendría no repartir tantos dividendos para mejorar la autofinanciación y continuar reduciendo el endeudamiento.
Por otro lado, vuelven las retribuciones estratosféricas en muchas grandes compañías y se vuelven a premiar los resultados a corto plazo, en lugar de premiar la generación de valor a largo plazo Y al mismo tiempo, muchas compañías siguen bajando salarios. Aixó explica que España, sea el país de la OCDE donde más están aumentando los desequilibrios entre los más ricos y los que menos ganan.
Y en la gestión pública tampoco hay cambios significativos. Siguen mandando la inversión en infraestructuras d'alto coste y baja utilización, pero que son rentables electoralmente. Como ejemplo podemos recordar que la inversión en AVE va adelante, sin aprender ninguna lección. En cambio, las inversiones que mejorarían la competitividad (Corredor Mediterráneo, por ejemplo) se siguen retardante.
Todo esto nos trae a recordar aquel dicho que dice que si no aprendemos de la historia, estamos condenados a repetirla.
Pero, sorprendentemente, hay muchos indicios que hacen pensar que no ha habido cambios significativos en estos valores tan negativos. Veamos algunos de estos indicios. En los Estados Unidos, por ejemplo, ya se vuelven a comercializar a los pequeños ahorrativos, productos financieros de alto riesgo.
Al mismo tiempo, están aumentando mucho los dividendos. Hay compañías que lo pueden hacer porque tienen muchos beneficios y están muy capitalizadas, pero en muchos casos convendría no repartir tantos dividendos para mejorar la autofinanciación y continuar reduciendo el endeudamiento.
Por otro lado, vuelven las retribuciones estratosféricas en muchas grandes compañías y se vuelven a premiar los resultados a corto plazo, en lugar de premiar la generación de valor a largo plazo Y al mismo tiempo, muchas compañías siguen bajando salarios. Aixó explica que España, sea el país de la OCDE donde más están aumentando los desequilibrios entre los más ricos y los que menos ganan.
Y en la gestión pública tampoco hay cambios significativos. Siguen mandando la inversión en infraestructuras d'alto coste y baja utilización, pero que son rentables electoralmente. Como ejemplo podemos recordar que la inversión en AVE va adelante, sin aprender ninguna lección. En cambio, las inversiones que mejorarían la competitividad (Corredor Mediterráneo, por ejemplo) se siguen retardante.
Todo esto nos trae a recordar aquel dicho que dice que si no aprendemos de la historia, estamos condenados a repetirla.
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