Baja la producción de trufa, pero se disparan los precios

Las altas temperaturas han perjudicado el producto

Un recolector de trufa con sus perros en una finca de cultivo del Solsonès | Marc Martí | ACN Un recolector de trufa con sus perros en una finca de cultivo del Solsonès | Marc Martí | ACN

La trufa negra, tanto la silvestre como la de cultivo, afronta una mala temporada por las altas temperaturas registradas entre los meses de mayo y octubre y la falta de precipitaciones. El 15 de noviembre arrancó oficialmente la campaña hábil de recogida y algunos tubericultores alertan de que más de la mitad de los productos que han cosechado están "tocados". Es el caso de Pere Muxí, que lamenta que "los cinco meses de temperaturas elevadas no han dado tregua". De hecho, la producción de trufa silvestre lleva años siendo testimonial, pero la sequía extrema también está afectando a la de cultivo, que se riega, y los productores se están replanteando las estrategias de gestión. Este año se prevé que los precios serán más altos porque habrá menos producto.

La producción de trufa negra silvestre lleva años experimentando un fuerte descenso debido, principalmente, a la falta de lluvias y otros factores como el estado de los bosques. Por eso, este año no sorprende que las previsiones para la campaña de trufa silvestre sean malas. En cambio, sí preocupa que también lo sean las de la trufa de cultivo. El responsable del grupo de micología y tubericultura del Centro de Ciencia y Tecnología Forestal de Catalunya (CTFC), Daniel Oliach, explica a ACN que "ha se han registrado unas temperaturas muy altas desde el mes de mayo y una carencia generalizada de precipitaciones" que ha provocado que la trufa de cultivo también se resienta.

Sequía prolongada

De hecho, Oliach expone que algunas plantaciones de trufa todavía no disponen de sistema de riego y, las que los tienen, deben buscar estrategias ante las sequías tan prolongadas. "Nos falta conocimiento de cómo debemos gestionar el riego y cómo nos pueden afectar temperaturas tan elevadas que provocan una evaporación del agua muy rápida", admite el experto. De hecho, considera que deberá realizarse una combinación entre el riego y la densidad arbórea para "buscar zonas de sombra y sistemas que permitan ahorrar agua frente al contexto en el que estamos".

Pere Muxí es tubericultor de Sota Terra, una empresa que produce y vende trufas, patatas y manzanas ecológicas. Asegura que, desde que ha empezado la recolección, "más de la mitad de las trufas no están bien porque han sufrido durante su desarrollo". Muxí precisa que han pasado cinco meses con temperaturas muy elevadas y con "picos de temperatura positivos 14 grados por encima de los registros del pasado año". Por ello, considera que esta campaña se verá mermada tanto la cantidad como la calidad.

El año pasado se cosecharon tan sólo unos 300 kilos de trufa negra silvestre destinada a venta mientras que la trufa de cultivo fue de unas tres toneladas en toda Catalunya, el doble que en 2020. Aunque todavía es una cifra pequeña en comparación con el resto del Estado, donde se cosechan un centenar de toneladas anuales, Oliach señala que en Catalunya se produce una trufa "de mucha calidad". Cree que se debe conseguir un "mínimo de producción" para que los restaurantes y consumidores puedan consumir trufa de proximidad. "Sin sector primario no tenemos relato", expone Oliach. Ahora mismo existen unas 1.000 hectáreas de cultivo de trufa, aunque algunas plantaciones son todavía muy jóvenes y apenas empiezan a producir.

El precio de las trufas podría superar los 1.000 euros el kilo cuando el año pasado se pagaba entre 250 y 350 euros

La escasez de trufa provocará que este año los precios de este producto sean más caros. Oliach explica que el pasado año los precios rondaban entre los 250 y los 350 euros el kilo, aunque dice que son "muy variables" en función de la época del año. "No es lo mismo la trufa de principios de temporada que la trufa que puedes llamar justo antes de Navidad o en enero, que es de mucha calidad", relata. Por su parte, Pere Muxí augura que este año los precios podrán superar los 1.000 euros el kilo en determinados momentos. Cree que esta situación "no hace ningún favor" al sector porque "mete miedo" a la gente. En este sentido, recuerda que el consumidor puede comer trufa por 20 o 25 euros, ya que con pocos gramos les basta.

Abrir las puertas de las explotaciones

Desde el CTFC ven muy importante realizar actividades para divulgar el cultivo de la trufa y hacer pedagogía entre la ciudadanía. Daniel Oliach considera "fundamental que los productores abran las puertas de sus explotaciones para que los cocineros, por ejemplo, puedan ver cómo se cultiva la trufa, qué inversiones hay detrás o la calidad del producto. De hecho, la Asociación de Productores de Trufa de Catalunya -con 150 asociados-, lleva años trabajando en esta línea para mostrar el trabajo que realizan los productores, enseñar a saber diferenciar las trufas buenas o concienciar de la importancia de comprar en puestos de confianza.

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