La empresa Laumont, centrada en la comercialización de setas y trufas, construirá una nueva nave en Tàrrega donde centralizará las actividades de alto valor añadido. Ha adoptado esta decisión después de superar, en el último año fiscal, una facturación de 30 millones de euros, un 30% más que en el mismo periodo anterior, con lo que consigue el récord histórico, incluso por encima de los registros prepandémicos.
La nueva planta de Tàrrega, de 4.000 metros cuadrados, permitirá incrementar la capacidad productiva para afrontar el aumento de la demanda de estos productos en diferentes formatos. Prevén que entre en funcionamiento en 2024. Complementará la actual planta especializada en el envasado de setas de Valladolid y a los puestos de venta mayorista de Mercabarna, Mercamadrid y Mercabilbao.
Laumont se encuentra en fase expansiva después de superar el récord de facturación. La empresa atribuye estos resultados, en parte, a la reapertura sin restricciones del sector de la restauración a escala mundial después de las restricciones provocadas por la pandemia de Covid-19. También han conseguido incrementar las ventas por el canal online.
Con la reapertura de la restauración en todo el mundo después de la pandemia, se ha disparado el consumo de trufas
A pesar de que el estado español no es uno de los países con más demanda de trufas, sí que es el máximo productor, hecho que ha ayudado a Laumont a convertirse un referente a escala estatal y un actos importante en el ámbito mundial. "La trufa de origen nacional no tiene nada que envidiar a las que podemos encontrar en países donde la cultura de la trufa está más desarrollada, como Francia o Italia", señala Jordi Serentill, CEO de la empresa. "Gracias a los más de 40 años de experiencia y el trato personalizado contamos con una red propia de recolectores de trufa que nos asegura tener siempre disponibilidad de producto", subraya.
Laumont se ha propuesto ampliar la cultura y el conocimiento sobre el mundo de la trufa. Para conseguirlo, apuesta por la "transparencia" durante toda la cadena de valor, teniendo en consideración desde los productores hasta el consumidor final, pasando por el sector de la restauración. "La formación de todo el sector es muy relevante porque se comprendan las diferentes calidades y aplicaciones gastronómicas de la trufa", recalca Serentill.