Ambler Moss, el hombre que hizo que EE.UU. reconociera el catalán

El senior de esta semana se enamoró de todo Cataluña: de su espíritu, la gente, la historia, la lengua y la cultura

El año 1961 Ambler Moss, 76 años, desembarcó en Barcelona como teniente de la VI Flota norteamericana. Sólo subir hacia el centro de la ciudad se enamoró de Cataluña. había el tópico que sus compañeros marineros se enamoraban, luego que tocaban tierra catalana, de todas las chicas de la Rambla. Ambler Moss se enamoró de todo Cataluña: de su espíritu, la gente, la historia, la lengua y la cultura.

Nacido en Baltimore, Moss se licenció en Ciencias Políticas y Económicas en la Universidad de Yale. Se doctoró en Derecho en la Universidad George Washington. Desde el 1984 es profesor de Estudios Internacionales a la Universidad de Miami, donde fue decano fundador de la Escuela Superior de Estudios Internacionales. Participa en cursos de política internacional, pensamiento estratégico, mediación y negociación diplomática.

Moss desplegó una intensa actividad diplomática en favor de la paz y la entente entre los pueblos. Fue destinado en Barcelona como vicecònsol, cometido que ejerció de 1964 a 1966. Desde este lugar apoyó brioso a los movimientos clandestinos democráticos, progresistas y catalanistas.

Diplomático de talante conciliador -y sensible a los intereses de los países pequeños y a sus aspiraciones nacionales-, Moss fue la persona escogida por el presidente Jimmy Cartero para negociar con Panamá el traspaso de la soberanía del Canal con el gobierno de aquel país.

Ambler Moss me fue presentado por un gran amigo común, el añorado Xavier Ciurana, patriota de piedra picada, luchador que encomendaba ardidesa y optimismo, un grande amigo muerto de manera repentina, muy joven todavía. Cuando conocí el Ambler, Xavier y yo estudiábamos Derecho. Tuve la primera conversación con el amigo americano una mañana de domingo sentados los tres a las escaleras de la Plaza de la Catedral en un descanso de la audición de sardanas.

Cuando desembarcó en Barcelona por primera vez, el joven Moss ya había leído en inglés el Homenaje en Cataluña de George Orwell. Buscó libros que hablaran de Cataluña. Encontró en una librería la Noticía de Cataluña de Jaume Vicens Vives, la obra que lo inició en el conocimiento de la identidad catalana.

Cuando fue vicecònsol en Barcelona Moss aprendió catalán. De regreso en los Estados Unidos consiguió que nuestra habla se añadiera a la lista de lenguas oficialmente reconocidas por el Departamento de Estado. El franquismo todavía tildaba nuestra lengua de dialecto marginal, una lengua vernácula.

El 1995 coordinó la visita en Miami del presidente Jordi Pujol, 83 años. Preparó también el Acuerdo de Cooperación entre Florida y Cataluña. Un año después programó la visita en Cataluña del Gobernador de Florida, Lawton Chiles.

Moss ha publicado el libro (Cuatro) barras y estrellas. Memorias de un embajador norteamericano en Cataluña, una visión optimista de nuestra nación. Es miembro del Instituto de Estudios Catalanes. Cada año pasa un tiempo con nosotros. Este verano, dos veces. No deja nunca de hacer una estancia en Montserrat, el nombre de una de sus hijas. 

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