AEInnova, energía para las 'smart cities'

Esta empresa desarrolla una tecnología que aprovecha la energía residual que se produce por todas partes para generar electricidad

"A AEInnova ya tenemos la tecnología que permitirá mover las nuevas Smart Cities". Así de claro y así de ambiciosa es la propuesta de AEInnova, que con su proyecto de energy harvesting quieren aprovechar la energía residual que se produce por todas partes para generar electricidad.

Los promotores son investigadores del departamento de microelectrónica de la Universitat Autònoma de Barcelona que vieron en el campo de la recuperación de corriente eléctrica a partir de energías muertas una gran cuota de mercado. Raúl Aragonés es doctor en microelectrónica y forma parte del equipo de AEInnova, que lo conforman un catedrático, tres doctores y seis ingenieros de diferentes campos.

El proyecto que han puesto en marcha utiliza celdas Peltier, la tecnología que usan, por ejemplo, las neveras de camping. "Observamos que son muy eficientes y, además, reversibles, sirven tanto por frío como por calor", explica Aragonés. "El problema era que en estructuras grandes tienden a autodestruirse", dice el emprendedor. AEInnova han conseguido desarrollar una tecnología que evita este efecto.

Calor recogido, energía ganada
Esta tecnología, conectada a equipos que generan calor, sirve para reutilizar el calor residual para convertirla en electricidad. Según afirma Aragonés, "ahora más del 50% del calor generado por las actividades industriales se pierde y nosotros con un metro cuadrado podemos llegar a recoger entre 50 y 500 vatios de energía". Con la idea de AEInnova, según explica Aragonés, "se podría recupera energía de chimeneas, carreteras, calderas, máquinas industriales, el mercado es muy grande". Aplicada al campo doméstico "con el calor que se genera, podríamos conseguir que una caldera sea autosuficiente y, así, ahorrarnos un punto de luz y mucho dinero".

Ahora mismo los emprendedores han desarrollado un prototipo que se acopla a las calderas y de momento lo probarán en la sala de calderas de la Escuela de Ingenieros de Barcelona. "El prototipo ha costado unos 2.000 euros, pero producido en serie supondría unos 100 o 120 euros", dice Aragonés.

"Es evidente que en el mundo actual necesitamos energía pero cada vez es más importando conseguir un uso eficiente. No es solamente cuestión de costes : nuestro planeta está en juego. Por eso, nos esforzamos para crear tecnologías para un mundo más sostenible y ecológico", dicen desde la empresa.

Los investigadores (Aragonés junto con Carles Ferrer, Roger Malet, Joan Oliver, José Antonio Molina, Roger Nicolás, Albert Grau, Ramon Voces y Andrés Peñalver) son ganadores del certamen Fundes de Emprendedores de la Fundación Repsol, que los ha reportado 300.000 euros en tres años, así como del programa de Generación de Ideas de la UAB. También han obtenido el premio EcoEmprenedorXXI del año pasado. laCaixa, el Ayuntamiento de Barcelona –a través de Barcelona Activa- y KIC InnoEnergy impulsan este premio que está galardonado con 12.000 euros en metálico y consta también de un paquete de actividades de aceleración del crecimiento y de acciones de formación, internacionalización e incubación.

Placas solares y fuentes termales
Los planes de futuro de AEnnova ahora mismo se centran a desarrollar la tecnología que tienen entre manso y "hacer pruebas en petroquímicas o grandes industrias" para consolidar el proyecto: "La cuota de mercado de la industria no te lo acabas, es muy grande y hay muchas posibilidades", dice el científico. El ámbito termal también entra en los pensamientos a la hora de expandirse en el mercado: "Estamos preparando una colaboración con las Termas de Caldes de Montbuí", explica Aragonés.

Sin embargo, a pesar de estar concentrados al cultivar energía "allá donde haya calor", dice Aragonés, AEInnova también piensan en el sector solar: "Las placas solares se calientan y esto hace perder energía, nosotros podemos enfriarlos y hemos calculado que los podemos hacer un 30% más eficientes". Aragonés lamenta, pero, que el mercado nacional en este sentido está muerto: "En todo caso podríamos hacer cosas en Marruecos o la Arabia Saudí".

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