'Mumpreneurs' a jornada completa

La flexibilidad para organizarse el horario es la principal ventaja por todas aquellas mujeres que demuestran que no hay que renunciar a la maternidad ni a la carrera profesional

"El 14 de enero del 2008 me despidieron. Decidí que nunca más trabajaría por nadie que no fuera yo". La cofundadora de HolaLuz, Carlota Pino, explica en muchas conferencias la historia de cómo se dio cuenta después de la baja maternal que "no me esperaba nadie". Madre de tres criaturas, es una más de las muchas mujeres que cada día demuestran que no hay que renunciar a la maternidad ni a la carrera profesional. Y muchas de ellas lo hacen desde la emprendeduría. En este Día de la Mujer Trabajadora, a VÍA Emprendida hemos querido conocer su historia, la de las mumpreneurs.

Proyectos que nacen a la vez
Anna Sala compagina la práctica de la medicina al Hospital del Valle de Hebrón con la emprendeduría. Es cofundadora de Adan Medical Innovation, que ha creado la Anapphylaxis para facilitar la vida a los que sufren alergias. "Al 2013 surgió la idea del proyecto y cómo que la queríamos salir adelante y encontrar financiación me presenté a Imagino ", explica a VÍA Emprendida. En el momento que la seleccionaron para ir a San Francisco a participar en el programa ideado por Xavier Verdaguer, se quedó embarazada.

"Fui a Silicon Valley entre el segundo y tercer mes de embarazo sin decir nada. No quería que nadie me tratara diferente", recuerda. Además, al 2015 tuvo su segunda hija. "Puedes compaginarlo, pero con mucho de esfuerzo y dormir poco", asegura. Al fin y al cabo, tanto la empresa como la maternidad no dejan de ser proyectos "por los que tienes mucha ilusión. Al obtener financiación y empezar a hacer los primeros prototipos, en aquel momento no puedes decir que no y esperar que la hija sea más grande", indica.

Anna Sala comparte hijos y emprendeduría con Adrià Curran. Cedida


La fundadora de Social Caro, Mar Alarcón, también luce con orgullo el hecho de ser una mumpreneur. A día de hoy tiene tres hijos, de 10, 7 y 3 años, que han nacido de forma simultánea a sus proyectos empresariales. "Estábamos en la China y salió la oportunidad de montar un proyecto con mi marido", recuerda a VÍA Emprendida sobre el momento que se enteró que esperaba su primer hijo. "Trabajar por mí misma me permitía compatibilizar el tiempo y estar más o menos un año con ellos trabajando a un ritmo más bajo", señala.

Ya con el segundo hijo decidió dejar el proyecto y montar otro, Social Caro. "Lo creamos cuando tenía un niño de 4 años y otro de un año. Y cuando Social Puesto que traía un año al mercado me quedé embarazada del tercero, que lo tuve en plena espiral de crecimiento de una startup", rememora.

Font: Eurostat


"Me quedé embarazada cuando hacía poco que habíamos fundado Idea Foster", explica a VÍA Emprendida Anna Cejudo, que recientemente ha lanzado StepsLife. "En los cuatro meses de baja ayudaba en el que podía desde casa y lo compaginaba. Son cuatro meses que no eres a la oficina trabajando llevar, pero no puedes desconectar del todo cuando la empresa es tuya. Cuando el niño duerme y todo el mundo te dice que tienes que aprovechar para descansar, es cuando acabas trabajando", reconoce.

Sara Serantes es la fundadora de Sushifresh , una idea que surgió cuando estaba en Nueva Zelanda viajando con su pareja. "De vuelta llegué con 26 años, embarazada y en el momento de más restricción del crédito. Aplacé la idea y me puse a trabajar en una tienda", reconoce. "Si puertas vestido y corbata no tienes ningún problema, pero una mujer joven embarazada... A mí me dijo que no todo el mundo. Sólo conseguí el Enisa, que me dijo que sí conociéndome por papel. Si me hubieran visto...", especula.

Cuando acabó la baja maternal, pero, retomó la idea. "Me apunté en programas de Fomento Emprende y a las primeras reuniones iba con el cochecito", recuerda. De hecho, el plan de empresa de Sushifresh empezó cuando la niña tenía cuatro meses y abrió cuando tenía 16. El horario del negocio, que al inicio era exclusivo por la tarde y anochecer, provocó "la parte más dura, dejarla a las séis de la tarde y no volver hasta las 12 de la noche o la una cuando ya dormía", reconoce Serantes.

Mar Alarcón en una entrevista con VÍA Emprendida. Lali Álvarez


La flexibilidad
Si hay un factor que todas ellas coinciden a señalar es el de la flexibilidad. "Tienes que clasificar el tiempo y ver qué te aporta. A mí el tiempo de desplazarme no me aporta nada", destaca Mar Alarcón. "Por mucho que esté de moda entre las startups ir al Pueblo Nuevo, si me queda lejos de casa, no me vale la pena", añade. En su caso, vive a tocar de la escuela de los hijos y de la oficina. "Cuando eres emprendedor puedes decidir donde trabajas. No pierdo nada de tiempo en transporte y si pasa cualquier cosa a la escuela puedo ir enseguida".

"Trabajar por tú es una ventaja enorme. Los niños tienen médico, festivales... y yo me lo puedo montar casi siempre", asegura Sara Serantes, que ya ha sido madre por segunda vez. A su vez, Anna Cejudo señala que "tienes unos compromisos de trabajo donde no puedes fallar, pero te lo puedes adaptar a tus necesidades. Si tienes que ir al pediatra te puedes organizar sin pedir permiso a nadie".

Por Anna Sala, "es cierto que siendo cofundadora puedes organizarte más los horarios. Pero ser el responsable de la empresa también hace que no puedas rebajar el ritmo en ningún momento, y menos en una compañía que está naciente". Al fin y al cabo, resalta, "los inversores ponen dinero porque cruzan en tú y tienes que demostrar el máximo".

Sara Serantes es la fundadora de Sushifresh. Cedida


Sea como fuere, todas buscan la mejor manera de llegar a todo sin perder efectividad. "Si en alguna reunión tenía que ser yo a la fuerza intentaba que fuera en un momento que el niño durmiera. Pero también he hecho algún Skype con la cámara desactivada porque estaba dando el pecho a mi hijo en aquel momento", recuerda Anna Cejudo. El Skype también es una herramienta habitual para Anna Sala, en contacto permanente con un equipo a San Francisco. "Las reuniones con ellos las hacíamos al atardecer y así las niñas estaban durmiendo. Duermes menos, pero puedes participar", indica.

En definitiva, tal como reivindica Mar Alarcón, "hoy en día estamos muy conectados y no hay que ser siempre a la oficina. Yo también montaba reuniones en casa, venían aquí y mientras repasábamos cosas estaba dando el pecho a mi hijo".

Compartir responsabilidades
"Hay que concienciar la pareja que los hijos son de los dos", insiste Mar Alarcón. La fundadora de Social Puesto que lamenta que "cuando te reincorporas sigues con la carga del 100% de los niños y la casa, pero además estás trabajando. Tienes que pararte y repartírtelo al 50%". En su caso, como en el resto de mumpreneurs consultadas por VÍA Emprendida, comparte también proyecto empresarial con su pareja.

Anna Cejudo con los cofundadores de StepsLife. Cedida


"En alguna presentación que teníamos que ser los dos nos llevamos las niñas. La grande ya está acostumbrada a ver como hablamos y que hagamos", recuerda Anna Sala. Por Anna Cejudo, "emprender con la pareja tiene la parte buena que es consciente de la carga de trabajo que tienes y del compromiso familiar". Sirve, dice, de "apoyo el uno con el otro en momentos complicados y para repartirse quién se queda con el niño".

En el caso de Sushifresh, la pareja de Serantes se incorporó a los dos años de funcionamiento. "Él tenía un trabajo estable y gracias a esto pagábamos las facturas. Fue muy importante al principio tenerlo al lado para compensar mi ausencia, al primer año no hice ni un día de fiesta", concluye.
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