Orbit, el semáforo inteligente

Dos jóvenes arquitectos catalanes se inspiran en el caos de Sao Paulo para diseñar un sistema dotado con sensores que regula los cruces de ciudades de hasta 100.000 habitantes

Los arquitectos Elisabet Farré y Pau Campaña vivieron un año a Sao Paulo y allá, entre colas interminables de embussos y tránsito descontrolat, se inspiraron para convertirse en empresarios. "El que hacemos son semáforos inteligentes que, a partir de unos sensores, generen una solución en función del que está pasando a la vía", explica Farré. Orbit, su proyecto, se basa en programación de semáforos porque se adapten a los flujos de coches que pasan por la calle, y la innovación los ha otorgado el tercer premio del concurso Ideas Making Point que organiza la Fundación Caja de Ingenieros, galardonado con 3.000 euros.

"La idea surgió porque el Pau y yo estuvimos viviendo a Sao Paulo durante un año y allá pensamos que es un caos en cuanto a la movilidad. Nos dimos cuenta que si Sao Paulo es una ciudad súper caótica, por qué no hacerlo de una manera súper sencilla e intentar controlar el tránsito aquí en Cataluña?", explica la joven, arquitecto de formación como su socio.

La tercera parte del equipo es un ingeniero de Obras Públicas con estudios en movilidad y gestión del tránsito. Los tres dedican la mitad de su tiempo –durante la otra parte del día trabajan en empresas diferentes- para levantar Orbit y aspiran a poder constituirse como empresa este 2017. Todo dependerá, en buena medida, de la aprobación del estudio que preparan para el Ayuntamiento de Sant Cugat del Vallès, la primera ciudad donde han ideado la aplicación de su proyecto.

La emprendedora, trabajando en su proyecto. Cedida

Con un presupuesto que oscila entre los 5.000 y los 30.000 euros –dependiendo del que pida finalmente el consistorio vallesà-, Farré apunta que ya trabajan en un análisis de la movilidad a la calle Ríes y Taulet de la ciudad para ver como podría funcionar allí su semáforo. "A partir de los análisis de movilidad, podemos definir hacia donde crezca la ciudad y un poco a partir de los semáforos, consolidar zonas de la ciudad. Es un tema tanto de programación de movilidad de la ciudad como de planeamiento urbanístico", argumenta la fundadora y CEO de Orbit.

Ciudades controlables
A pesar de que la ciudad vallesana es la primera en qué Orbit espera abrir mercado, su límite está en las ciudades de hasta 100.000 habitantes. "En este tipo de ciudades los semáforos no están centralizados en una centralita, como sí que pasa en Barcelona -a partir de esta se pueden controlar todos los semáforos-, pero la idea con Orbit es que los semáforos sean independientes, que sea un cruce que no dependa de otra. Orbit coge el cruce conflictivo y empieza a desarrollar toda la programación", explica Elisabet Farré.

Sin facturación real ni previsión de obtener rédito del proyecto en esta primera etapa, el dinero del premio de la Fundación Caja de Ingenieros lo destinarán a "seguir investigando e invirtiendo en estudios de movilidad que nos servirán para coger esta experiencia y conocer sistemas de sensores". Farré reconoce que "nos gustaría comprar un par de sensores para entenderlos bien y saber cuáles son los que nos interesan más y qué es el que queremos aplicar".

Y es que en cuanto a la tecnología, Orbit apunta a los bucles magnéticos, unos hilos de cocer que se ponen al asfalto, puesto que son fáciles de instalar y la fiabilidad es muy alta. "En cambio los sensores, a pesar de que parece que la gente se refia más que de la cámara, da menos información, pero tenemos que valorar los pros y contras", apunta. De hecho, Farré pone como ejemplo que algunos puntos de la ciudad de Barcelona, como la cercanía del Camp Nou, están dotados con sensores para estudiar el comportamiento del tránsito pero que, finalmente, la respuesta que se da está centralizada y proviene de una persona física. "La diferencia es que, en nuestro caso, es el semáforo quien dirige el tránsito en función de su densidad", cierra. Inteligente, en definitiva.
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