TinFunding, la evolución del 'crowdfunding' para estudiantes

La plataforma de microfinançament da un golpe de mano para conseguir fondo por la matrícula o el viaje de final de curso

Cuando un estudiante para un peatón por la calle y le pide si puede comprarle un número de la rifa para pagarse el viaje final de curso el más probable que pase es que reciba un "no" como respuesta. Pero que pasaría si pidiera para pagarse los estudios? La subida de las tasas universitarias de hasta un 65% y la caída de las becas en un 27% en los últimos cinco años han obligado además de 70.000 universitarios en el curso 2015-16 a abandonar sus estudios para no poder pagar su matrícula. Algunas plataformas de crowdfunding ofrecen sus serveis a estudiantes que necesiten dinero, pero el sistema de recompensas no llama a la inversión de los mecenas y los estudiantes no suelen llegar a recolectar el dinero necesario. En este contexto, el emprendedor Manuel Juan Granell propone TinFunding, una plataforma que actualiza las ventas relacionales con "productos que realmente los amigos o familiares del estudiante querrían comprar".

De la caja de galletas a un enlace
Su funcionamiento es muy simple: "Desde el app o desde la plataforma, el estudiante abre una hucha para conseguir dinero para una finalidad", explica Granell. Esta hucha puede ser individual, para pagarse la matrícula universitaria, el carné de coche o la academia por ejemplo, o en grupo, para poder recolectar dinero con sus compañeros de clase para el viaje de final de curso o el acontecimiento que deseen.

Una vez ha creado la hucha, "el estudiante accede al marketplace y selecciona los productos que cree que pueden interesar a sus familiares o amigos". A continuación invita sus contactos en la tienda de TinFunding donde encontrarán ofertas de todo tipos, o comparte estas ofertas a sus redes sociales. De este modo, las compras de sus contactos incorporan donaciones al estudiante que se van acumulando a su hucha. "Los invitados pueden acceder a un marketplace con productos procedentes de últimas existencias, que tienen un precio menor, lo cual permite obtener un margen de beneficio que reportan en donaciones al estudiante", y que es de un mínimo de cinco euros por compra, explica el CEO de la empresa.

Estos productes provienen de los proveedores de TinFunding y se van renovando periódicamente: "Ahora hemos retirado los productos de la campaña de invierno como estufas y pañuelos y ya ofrecemos desde gadgets, altavoces, maletas, drones e incluso productos de sex shop -siempre que el estudiante sea mayor de edad-", explica el emprendedor.



Granell defiende que el proyecto, diseñado y desarrollado con la colaboración de Barcelona Activa y financiada por el Ministerio de Industria y Turismo, se quiere dirigir a "un gran público usuario de redes y que no compra por Internet", y afirma que para los proveedores TinFunding es una forma de entrar en un target no nativo, según él. "La abuela de un estudiante accederá a comprar un producto por Internet cuando ella nunca lo haría de motu proprio", apunta.

TinFunding cuenta actualmente con más de 1.100 estudiantes en Barcelona que están consiguiendo dinero para sus necesidades. Según explica Granell, están trabajando para darle un mayor carácter de red social; "queremos que los estudiantes puedan agruparse entre diferentes centros educativos porque puedan conseguir mejor precio en sus viajes de final de curso, o compartir todo tipo de información, como por ejemplo consejos, experiencias, valoraciones, etc.", indica el emprendedor.

A la vez, TinFunding está en contacto con centros universitarios e institutos porque propongan a sus estudiantes esta herramienta para financiar los viajes de final de curso o actividades que propongan. Así, los que ya tienen una edad, han pasado de ir cargados con cajas de galletas para venderlas a sus tíos, a recibir de sus sobrinos un enlace a unos auriculares y un emoji porque compren.

La fuerza de venta de los estudiantes
"La idea nació hace cuatro años cuando la xicota de mi socio marchaba de viaje de fin de curso a Punta Cana y necesitaba 900 euros y recogió 1.800", relata Granell. Los estudiantes tienen facilidad para vender productos por estas finalidades, pero estos no son interesantes para quienes lo compra, porque sólo se realiza la compra por el vínculo: "Aquel año todos íbamos con camisetas horribles y colonias pudents", recuerda el emprendedor. Entonces la idea de hacer que el comprador adquiera productos no sólo por la insistencia del estudiante, sino porque también le interesen hizo nacer la primera semilla de TinFunding.

Esta idea mezclada con la necesidad real de financiación de los jóvenes que no se pueden pagar los estudios -o cualquier otra necesidad parecida- dio más impulso a la creación de la startup. El emprendedor valenciano y su equipo se presentaron con la idea en Barcelona Activa y entraron en un proceso de incubación. Desde principio de año la plataforma ya se encuentra al mercado y en poco de tiempo llamó la atención de un millar de estudiantes.

"Nuestro objetivo a corto plazo es entrar en un grupo experto en retail, porque no queremos ser retailers, sino dejar en las manos de los proveedores el catálogo de productos y ofertas para poder trabajar en la captación de estudiantes", explica. Mirando el futuro, Granell y su equipo esperan asentar el modelo de negocio a la capital catalana por, "de cara al curso próximo medir si hay interés en otras ciudades como Sevilla o Valencia y entrar", por, un golpe consolidados los grandes núcleos de estudiantes de España, "hacer el salto internacional".
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