'Wearables', un mercado a punto de elevar

La movilidad es un atributo imprescindible de los nuevos dispositivos y accesorios tecnológicos que se presentan como un nuevo nicho de mercado tanto para empresas como para usuarios finales

Eduardo Kello, un ex directivo jubilado de Gilette en los Estados Unidos, hoy residente en el Maresme, luce a su muñeca un brazalete Fitbit Flex de color negro. El brazalete - un ejemplo de los numerosos wearables o 'tecnología para llevar encima' aplicados al mundo de la salud y deporte que han salido al mercado en los últimos años – le calcula las pasas diarias que anda, las horas de sueño y las calorías quemadas, entre otras. "No me lo saco ni para dormir", explica Kello, que se considera un amante del tenis y de los gadgets electrónicos, un hábito que heredó de su larga estancia en los EE.UU.. Preocupado por su salud cardiovascular y para mantenerse en forma, Kello, jubilado y de 65 años, es uno de los usuarios target de este tipo de wearables  cuantificadores del ejercicio físico y las prácticas saludables, como los brazaletes y balanzas inteligentes de Fitbit y Jawbone, el clip Misfit.

El sector wearables también incluye dispositivos más complejos, como las ojeras Google Glass, la silla de ruedas de Intel o la Apple Watch, el reloj inteligente de Apple, que saldrá a la venta el 2015. El Apple Watch es la primera incursión de la empresa de la manzana en la categoría de wearables , un mercado que según la consultora tecnológica norteamericana IDC cerrará el 2014 con 19,2 millones de dispositivos vendidos en todo el mundo, el triple que el año pasado. El 2018 se estima que se superarán los 45 millones de unidades vendidas, un crecimiento impulsado principalmente por los dispositivos y accesorios de os simple, como los brazaletes de fitness, mientras que los productos más complejas, como los Sony Smartwatch, Samsung Galaxy Gear o el iWatch, todavía tienen que definir bien sus propuestas de valor y utilidad.

"La tecnología wearable todavía está a la pista de lanzamiento," observa Ramon Llamas, autor del informe del IDC. "Es cierto que el mercado ya se ha calentado bastante con este nuevo concepto, pero el espectro de dispositivos es tan amplio, desde productos de una sola función a complejos computadores, que algunos sobresaldrán más que otros. Esto impulsará las compañías a definir bien sus productos o servicios, a establecer colaboraciones estratégicas con proveedores y distribuidores, y a desarrollar su capacidad de atraer desarrolladores de aplicaciones", concluye el consultor.

Reducir bajas laborales
Si bien en los Estados Unidos el mercado está más familiarizado con esta tecnología, en España, y en general en Europa, es un sector mucho más immadur. Conxi Sánchez, responsable de ventas de Fitbit a nuestro país, explica que la compañía está impulsando una plataforma corporativa diseñada especialmente para introducir el uso del brazalete Flex entre los trabajadores de las empresas. El programa, destinado a empresas de más de 500 trabajadores, ofrece a los departamentos de Recursos Humanos o de Marketing la posibilidad de regalar el brazalete Fitbit a sus empleados, o financiar una parte del precio, y utilizar un software gratuito para diseñar juegos y competiciones entre ellos. "Permite a las empresas disponer de programas de motivación y gamificació por los empleados de una forma más económica, sin que ellas tengan que gastarse recursos al diseñar herramientas propias", explica Sanchez.

Por otro lado, introducir Fitbit en las empresas incentiva los empleados a tener una vida más saludable y a hacer ejercicio; por lo tanto, a "reducir las bajas laborales. Y al final, de esto se trata, de reducir gastos!", comenta Sánchez. Además, la compañía se beneficia del "boca-oreja" de los trabajadores, que al salir del trabajo dan a conocer Fitbit a sus amigos y familiares. "Nuestros usuarios son los mejores prescriptors", concluye Sánchez.

Fundada el 2007 por dos emprendedores de San Francisco, Fitbit es la marca líder en el mercado de dispositivos de salud y fitness, y sus productos se venden además de 46 países. Según datos proporcionados por la empresa, Fitbit tiene una cuota de mercado del 69% de los cuantificadores de actividad física en los Estados Unidos. En España han multiplicado las ventas por tres en los últimos dos años, asegura Sánchez.

Oportunidades de negocio
La mayoría de wearables  se basan en plataformas de programación abierta (APIO), dando la oportunidad a desarrolladores y start-ups a crear nuevas aplicaciones que se integren con sus dispositivos. En Barcelona han surgido varios proyectos, como Wefitter, una plataforma web que pulsaba al usuario con descuentos y regalos a partir del ejercicio cuantificado con su brazalete) o Nutrino , una app que sugiere dietas más adecuadas según el estado físico y las calorías quemadas. "Hay médicos que incluso aconsejan a sus pacientes que utilicen Fitbit para mantener un control del ejercicio que hacen", dice Sánchez.

Según los expertos, uno de los retos principales de estos gadgets es la duración de la batería. El brazalete Fitbit Flex, por ejemplo, tiene que recargarse una vez a la semana, "por eso muchos jubilados y gente mayor prefieren opciones más cómodas, como lo Fitbit One, en formado clip, alimentado con una pila de botón que tiene que recargarse cada 4 o 6 meses", explica Sánchez. "Hay otros que no se los gusta traer un brazalete a la muñeca porque no queda bien con su reloj", añade la ejecutiva. Misfit, una start-up americana de nueva creación, ha sabido dar la respuesta más elegante en el marco estético de los fitness wearable: el Shine, un dispositivo esférico de aluminio, de la medida de un caramelo Mentos, que se puede enganchar a cualquier lugar, como el bolsillo del pantaló, la solapa de la bamba o a la pulsera de silicona, como si fuera una joya.
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