Fútbol moderno, una fiesta que paga la China

Todo y la fama de los petrodòlars y de los jeques árabes, la mayoría de nuevos inversores del fútbol español provienen de la China y su entorno

Cuando en 2003 el magnate ruso Permanece Abramòvitx compró el Chelsea abrió una nueva vía en el fútbol moderno: la de los inversores extranjeros adquiriendo clubes con dificultades económicas. Actualmente, 10 de los 20 equipos más poderosos del mundo se encuentran en manos foráneas, de gente que ha llegado con los bolsillos llenos. A pesar de que a menudo se asocia esta situación con los petrodòlars, el cierto es que sólo dos de los grandes clubes (Manchester City y Paris Saint Germain) disponen de capital árabe. En España, tan sólo el Málaga vive de los petrodòlars, y la mayoría de inversiones en clubes de fútbol vienen de la China y países de su entorn. Espanyol, Granada y un 20% del Atlético de Madrid son en manos chinas; además del Valencia, controlado por un magnate de Singapur y el Celta de Vigo, que bien pronto también tendrá propietarios de la China.

Rastar Group y el Espanyol
En una jornada al Colegio de Economistas de Cataluña, el consejero delegado del Espanyol, Ramon Robert, recuerda que "300 millones de chinos siguen con pasión el fútbol al mundo, y la cifra no para de crecer". Robert es la persona escogida por el grupo chino Rastar para dirigir el proyecto que tiene que convertir el Espanyol de club, a empresa de fútbol. "Si alguien piensa invertir en un club de fútbol que no lo haga, es un negocio ruinoso. Ahora bien, una empresa de fútbol es un gran negocio", contrasta el directivo perico.

Más del 90% de las acciones del club catalán pertenecen a Rastar Group, en manso del magnate chino Chen Yansheng, que invirtió el año pasado 140 millones de euros para hacerse con esta propiedad. El motivo? "El Espanyol es una empresa que factura más de 70 millones de euros en un sector que lo obliga a no tener pérdidas. Tiene 27.000 personas con carné de fidelidad (los socios), y el 80% de los ingresos los tienes asegurados antes de empezar el ejercicio. Es un negocio redondo", asegura Ramon Robert.

El consejero delegado españolista recuerda que el club blanco-y-moratón es la última de las 34 empresas de Rastar Group, la única de fuera de la Asia y que tiene pérdidas. "Tenemos la obligación que al final del plan RCDE 2020 sea como las otras empresas del grupo: sin deudas y con un crecimiento que dé beneficios".

Por los que temen que el traspaso de la propiedad del club a manos chinas pueda acabar con su desaparición, cambio de nombre o de ubicación, Ramon Robert se muestra tajante: "No moveremos el equipo de lugar ni cambiará de nombre. Si el Espanyol interesa a Rastar es por sus 116 años de historia y la demasiada social que tiene detrás".

A pesar de haber reducido la deuda de la entidad de los 190 a los 170 millones de euros, el ambicioso objetivo de Rastar Group no parece sencillo. A pesar de todo, Robert se muestra optimista y señala cinco palancas de crecimiento: comercialización del escudo y el estadio, internacionalización, crecimiento de la demasiada social, modelo propio de juego y autosuficiencia económica. De este modo pretende llegar al 2020 con la deuda liquidada y facturando 125 millones de euros anuales.

Robert insiste que "en un club hay sentimiento y pasión, pero una empresa de fútbol también añade rigor, planificación, control económico y rentabilidad". Con la obsesión de asimilar la gestión del club a la de una empresa, plantea la diversificación de las vías de ingresos: "no puedes depender sólo de los derechos de televisión".

Por eso el Espanyol inaugurará en mayo el túnel de viento más grande de Europa a las instalaciones de su estadio. Un equipamiento que tiene que generar un tránsito de un millón y medio de personas al año, según los cálculos del club. "No puede ser abrir el estadio sólo cada 15 días cuando tenemos una superficie de 14.000 metros cuadrados con locales comerciales y salas de conferencias. El momento más importante es lo match day, cuando más negocio generas. Pero el resto de los días no puede estar cercado, tiene que generar dinero cada día", insiste Ramon Robert; que también señala la necesidad de aprovechar la proximidad con el centro comercial Splau, en el Top 5 de los que generan más tráfico en España.

Una agencia de viajes, una inmobiliaria o acoger regularmente conciertos al estadio de Cornellà-El Prat son otros de las opciones que plantea la nueva dirección de la Espanyol para "generar dinero. Una parte se reinvertiran al césped y quizás algún día una parte se puede destinar a dividendos".

Arriba, Valencia?
Lay Hoon Chan preside el Valencia CF desde diciembre del 2014. Lo hace en representación del empresario singapurès Peter Lim. "Es un grande apasionado del fútbol y quería tener una marca global con larga tradición e historia. Además, era un reto rehacer la marca del Valencia CF para volverla donde corresponde", explica Lay Hoon Chan también al Colegio de Economistas.

Para la dirigente singapuresa no es extraño que los inversores chinos y de su entorno se fijen en clubes de la liga española. "Es muy atractiva, es la competición más importante de clubes y con una gran tradición de formación de nuevos jugadores".

La presidenta Lay Hoon Chan, durante la presentación del entrenador Cesare Prandelli | Valencia Cf


Ahora bien, el proceso por el cual Peter Lim acabó consiguiendo la mayoría de acciones del club valenciano no fue fácil. "Ha sido un proceso mucho llevar convencer los accionistas que éramos los mejores inversores por este club", confiesa la actual presidenta. Con un punto de ironía, asegura que "tenemos una amplia experiencia inversora en muchos ámbitos, pero invertir en fútbol es muy singular... A pesar de que quizás es porque lo hemos hecho en Valencia", haciendo referencia a la enorme exigencia de los forofos del club.

Sea como fuere, Lay Hoon Chan asegura que "después de estos 18 meses puedo decir que tener la propiedad de un club de fútbol no es fácil. Hay que ser aficionado del fútbol para entender bien su funcionamiento y se tiene que tener claro que requiere un compromiso a largo plazo para pensar en rentabilidad".

Una rentabilidad especialmente difícil para un club con una deuda de 350 millones de euros, atrapado en la inacabada construcción del nuevo estadio de Mestalla. "Somos el único equipo que tiene un estadio y medio", hace broma Lay Hoon Chan; convencida que "tendremos estabilidad cuando se acabe el nuevo estadio y muchos más seguidores puedan acudir a nuestros partidos".
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