Los pilotos del negocio de las motos

Dorna gestiona desde el 1992 el Mundial de Motociclismo con la busca de consenso entre equipos, fabricantes y corredores como receta del éxito

Esta semana el circuito de Sepang, en Malasia, acoge los primeros entrenamientos oficiales del Mundial de Motociclismo 2017. Una competición que desde hace 25 años organiza la empresa Dorna. "El primero Gran Premio que hicimos fue el 1992 a Suzuka, en el Japón, y no teníamos ni idea del que hacíamos allá", recuerda Manel Arroyo, director general de la compañía. Dorna, fundada el 1988 enfocada a adquirir derechos deportivos, ha encontrado en las motos su hábitat natural. Con las cursas de MotoGP, Moto2 y Moto3 han conseguido difusión a prácticamente todo el planeta, facturan unos 200 millones de euros y actualmente están participados en su mayoría por Bridgepoint Capital y The Canadian Pension Plan Investment Board, después de haber formado parte de la cartera de Banesto en el suyos inicios.

Arroyo asegura que al principio "no éramos muy recibidos por el paddock". Entonces el equipo de Dorna lo formaban 12 personas (ahora son más de 300) y "que fuéramos 12 españoles a decirlos como hacer las cosas generaba cierto rechazo". Unas reticencias que combatieron con "añadir un plus a cada tarea para demostrar que lo podíamos hacer bien. Diálogo, consenso y pacto siempre han sido presentes", asegura su dirigente en uno de las comidas de la Aijec. El eslogan con el que celebran la efeméride, 25 years racing together, quiere resumir este espíritu.

Hacer cursas y grabarlas por televisión
"Nuestras obligaciones con la FIMA (Federación Internacional de Motociclismo) son hacer al menos 13 cursas al año y emitirlas por televisión", resume Manel Arroyo. Un enunciado que puede parecer sencillo pero que comporta mucho más que instalar cámaras en los circuitos. Detrás hay la tarea de coordinador los diferentes actores que participan del espectáculo.

Conseguir que todos estén a gusto es la clave de la continuidad del proyecto por el directivo de Dorna. "Al inicio cada año pensábamos que sería el último, que cualquier multinacional compraría el campeonato", reconoce. Una presión que los ha estimulado a "pensar en el trabajo del día siguiente sin complejos, mirando adelante para crear valor". Según Arroyo, "tienes que tener planificación, pero el día a día no lo puedes perder".

Manel Arroyo durante su charla a la comida de la Aijec. Ignacio Adeva - Aijec


Trabajar el consenso
Un ejemplo de este día a día es la Comisión GP, liderada por el CEO de Dorna con la presencia de equipos, fabricantes y pilotos. Entre todos acuerdan las decisiones que afectan cualquier aspecto del campeonato. Otra es que cada viernes a las cinco de la tarde hay una reunión abierta a todos los pilotos. "Allá hablan de seguridad, de evolucionar normas, etc.", relata Arroyo. De este modo resuelven inconvenientes como la normativa que establecía que si una cursa empezaba en seco y después había lluvia, se tenía que parar. "Así creamos la norma del Flag tono flag, cuando se pone a llover los pilotos entran a cambiar de moto rápidamente y así la cursa acaba siempre antes de las 15h".

Tener claro cuando empieza y cuando acaba el espectáculo es un requisito fundamental para la comercialización de los derechos televisivos, principal fuente de ingresos. Arroyo, además, insiste que "el negocio que generamos lo compartimos con los equipos, los fabricantes y los pilotos. El gran destinatario del dinero es el paddock". Recuerda que "al 1992 todavía había tiendas de campaña, mientras que ahora se ha profesionalizado gracias al dinero que generamos entre todos". De este modo, asegura, "Dorna coordina y presenta este deporte ante las grandes plataformas de televisión y los patrocinadores. Es un deporte que hemos convertido en entretenimiento".

Asegurar el futuro
Para mantener vive el campeonato (y el negocio), del cual Dorna tiene la concesión hasta el 2041, la compañía tiene en marcha iniciativas como la Asia Talento Cup, creada hace cuatro años. "Es un plantel importante de pilotos de futuro", indica Arroyo. Pilotos que, además, contribuyen a diversificar las nacionalidades de los corredores presentes a la parrilla de salida, un incentivo más para elevar los ingresos televisivos. "Tenemos un gran espectáculo televisivo, pero si añades el aliciente de ver un piloto de casa, todavía mejora", evidencia el directivo de Dorna consciente que un dominio absoluto de la competición de corredores españoles puede restar atractivo a las ventas en otros países.

Diversificar las nacionalidades de la parrilla de pilotos es uno de los objetivos de Dorna para captar audiencia. Facebook MotoGP


En la misma línea que la competición asiática, al 2018 Dorna también impulsará "una copa en Inglaterra", anuncia Arroyo. Eso sí, con la peculiaridad que sólo dos cursas se harán en el país británico y el resto tendrán lugar en los diversos circuitos españoles, "con mejor clima y más seguros".

Arroyo también destaca dentro de la estrategia de Dorna la importancia de haber adquirido hace cinco años el campeonato del mundo de superbikes, "el que sería una 2a división". El director general de la empresa asegura que el equipo que han destinado "nos viene a hacer preguntas similares al que nos pasaba a principios de los 90. La experiencia que vivimos nos ayuda".

Aprender de los errores
No todo, pero, han sido flores y violas. "El 1999 compramos los derechos del campeonato del mundo de motocros y supercross. Básicamente se corría a los Estados Unidos y cometimos errores que nos sirven ahora", reconoce Arroyo. Dorna pretendía que las televisiones emitieran una semana Moto GP y a la siguiente motocros; "pero quieren emitir otros deportes, no sólo motor", evidencia.

Arroyo explica que con el motocros intentaron aglutinar todos los derechos alrededor del mundo de la moto. "A los del motocros los era igual la tele, el que querían era llenar estadios. Eran especialistas en esto". Todo ello los ha generado un aprendizaje importante entendiendo que "no todos los deportes pueden triunfar. Ahora a Dorna nos vienen muchos deportes porque los ayudamos a desarrollarse, pero domingo a mediodía, a la televisión, no cabe todo el mundo", concluye.
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