Administraciones Locales: Incentivar o frenar la actividad

Hace unos días escribía en este diario "Crecer sin ocupación no es ninguna buena noticia, puesto que un crecimiento sin ocupación no aporta progreso económico al conjunto de la ciudadanía, por lo tanto, sin progreso colectivo el futuro no sólo es una quimera: es imposible". Compartiendo la necesidad de crear ocupación, varias personas me hicieron llegar, los días siguientes, su convencimiento que, en las actuales circunstancias, la capacidad de los municipios de vertebrar entornos favorables a la creación de ocupación era muy pequeña, o nula, dado que muchos aspectos están condicionados por Administraciones de nivel nacional o supranacionales.

Estos es un hecho que no comparto dado que -siendo innegable la interdependencia planetaria, la fuerza de las grandes multinacionales y las asimetrías legales y de costes existentes-, también es cierto que la capacidad de construir entornos facilitadors de creación de puestos de trabajo por parte de las administraciones locales no puede ni tiene que ser olvidada, en especial por todos aquellos que creemos que el desarrollo personal y social tiene que efectuarse simbiòticament con el progreso y desarrollo profesional.

Qué pueden hacer las Administraciones locales para crear entornos proclives al arraigo de nuevas empresas y potenciar el crecimiento de las existentes? Esta es, en mi opinión, la pregunta a responder, y entomar-la con el convencimiento que se puede hacer mucho. Para adentrarse en la respuesta hay que reconocer, en primer lugar, que los pueblos y ciudades que han minimizado los efectos negativos de la crisis, y han evitado una destrucción significativa de puestos de trabajo, han sido aquellos que disponen, por un lado, de una estructura económica configurada por un entramado de empresas que desarrollan sus actividades en el ámbito industrial, de los servicios y del comercio.

En segundo lugar caso, es requerido aceptar que son ciudades que han potenciado el arraigo a las mismas de empresas con capacidad de competir en el mundo global mercedes a un proceso continuado de innovación, han cuidado las relaciones Universidad-municipio y han fomentado el aumento de la dotación de capital mercedes a la formación y la cultura. Este es, sin lugar a dudas, el camino indispensable para crear puestos de trabajo estables, de calidad y capaces de soportar las turbulencias económicas que de forma cíclica se presentan por todas partes. El análisis empírico de la situación relativa de una ciudad hacia otra, permite descubrir como las Administraciones locales pueden ser claves para incentivar la creación de puestos de trabajo y la dinamización del progreso económico y social, al contrario, pueden convertirse en elementos que frenan la actividad, consecuentemente la generación de bienestar, y el progreso de sus ciudadanos.

Consiguientemente, los municipios que asuman, y no sólo de palabras, su compromiso al facilitar la creación de trabajo para disminuir la tasa de paro y aumentar el número de ocupados hace falta que solucionen las problemáticas existente en cuanto a polígonos, áreas industrial y zonas comerciales en aquellos aspectos asociados al transporte, las comunicaciones, la seguridad, y los servicios. Que faciliten también la implantación en su territorio de empresas de servicios y el aumento de la capacidad productiva de las empresas existentes y las de nueva implantación, simplificando y eliminando las trabas burocráticas existentes.

Hace falta también potenciar los procesos de innovación incentivando y apoyando a la cooperación interempresarial y fomentando la colaboración entre los centros universitarios y tecnológicos con las empresas, sin olvidar promover el ajuste de la formación ocupacional, y profesional, a las necesidades específicas del tejido productivo existente y oportunidades de futuro.

Un conjunto de actuaciones que, de forma complementaria a la capacidad normativa, reguladora e impositiva que disponen las Administraciones, hay que encuadrarlas en un doble contexto, el primero que hoy en día no es el grande quién se come el pequeño sino el rápido quién se come el lento. Y el segundo, que la sociedad actual se caracteriza por una alta volatilidad, las informaciones y los hechos se producen de forma acelerada, donde la relatividad gana terreno y las incertidumbres se imponen en las relaciones personales y en las profesionales.

Unos hechos que exigen equipos humanos de gobernantes motivados, ilusionados, renovados y comprometidos con los retos que el día a día se presenta en los municipios y en el seno de las organizaciones en ellos instaladas, el que obliga no sólo a gestionar recursos y proyectos, sino también las emociones y legitimas aspiraciones en el seno de la diversidad que los configuran.
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