Cataluña, superpotencia tecnológica 

Por qué en Europa no emergen emprendidas líderes globales como sí que lo hacen continuamente en los Estados Unidos (Google, Apple, Cisco, Tesla, Yahoo, Facebook)? Europa sufre una quiebra estructural en su capacidad de hacer nacer y crecer gigantes tecnológicos. Pero, ¿podría Cataluña convertirse en un país que genere sistemáticamente emprendidas de alta tecnología competitivas globalmente? ¿Os imagináis la potencia de una Cataluña que tuviera 80 grandes empresas tecnológicas cotizando a la bolsa de Nueva York (más que toda Europa y toda Asia juntas) surgidas de universidades y centros de investigación catalanes? (Cómo tiene Israel, país de la misma dimensión, población y producción que Cataluña).

En estas fechas, a finales de año, suelen aparecer las actualizaciones de las estadísticas nacionales sobre innovación de los diferentes países. La competitividad global se intensifica, y el mundo no nos espera. Esta semana hemos sabido que la China incrementó su inversión en R D/PIB (intensidad tecnológica) en un 15% el 2013.

Las compañías chinas de alta tecnología incrementaron sus presupuestos de R D en un 45% (acelerando la tendencia del 2012, en que lo hicieron en un 34%). Taiwán, un país de dimensión similar en Cataluña, aumentó su intensidad tecnológica en un 5'5% el 2013, llegando al 3,12% (Cataluña está al 1,51%, España al 1,30%, mientras los líderes mundiales tocan el 5% y Europa nos pide llegar al 3%).

E Irlanda, el renovado "Tigre Celta", que sale de la crisis con una agresiva vocación de liderar la economía del conocimiento, ha anunciado recientemente una nueva inversión de 245 millones de euros en 5 nueces grandes centros tecnológicos consorciados con la industria (que aporta 90 millones de euros a este proyecto) para estimular la R D empresarial.

En el nuevo país que tenemos que construir, la innovación tiene que ser una absoluta prioridad estratégica nacional. Indicadores clave, como la intensidad tecnológica del país (inversión en R D/ PIB), el peso de las industrias de alta tecnología, o las patentes por millón de hábitats tendrían que estar en la mente de todos los ciudadanos, situarse en el centro de las políticas de competitividad , ser la primera preocupación de los gobiernos y hacer todo, absolutamente todo el que fuera necesario para incrementarlos. Al fin, estos indicadores son los que realmente determinarán el modelo competitivo del país en la economía del siglo XXI, los que anticipan el incremento de las exportaciones, la creación de ocupación de calidad, la renta per cápita y el bienestar futuro.

Hará falta, pero, que destinamos recursos, si queremos convertirnos en una potencia tecnológica global. Tenemos la semilla plantada: la excelente base científica catalana, pero las raíces tienen que invadir el tejido productivo. Si invirtiéramos sólo 1000 millones de euros anuales de los presupuestos públicos (aproximadamente un 3% del presupuesto de la Generalitat, un 1% del rescate bancario español, o un 5% del déficit fiscal) a impulsar proyectos de muy alta tecnologia industrial, evaluados en clave científica, co-financiados porla empresa (con un factor multiplicador de 3 euros privados por cada euro público inyectado), rápidamente nos situaríamos al nivel de intensidad tecnológica de Alemania.

Estos recursos irían destinados a "clusteritzar" (interconectar) los centros de investigación, centros tecnológicos y universidades con su entorno empresarial. A apoyar a líneas de R D estratégicas, consorciadas con la industria, con visión de largo plazo. Y en 10 años dispondríamos de un denso tejido tecnológico exportador, xop de coneixemen t, sin discontinuidades entre la industria y la academia, y competitivo globalmente.

Destinamos recursos. Construimos un cuadro de indicadores-país de nuestra capacidad innovadora, como se haría en cualquier organización que aspire a ser un agente relevante enla economía internacional. Sigámoslos en tiempo real. Vemos como evolucionan. Corregimos las desviaciones. Sensibilicémonos con el nivel de innovación del país, viendo como estos indicadores suben en los rankings internacionales, y como a la vez el país crece económicamente y social. Vibramos con la innovación como lo hacemos con los partidos del Barça... Y seremos un país rico y adalid en el mundo del futuro inmediato, una auténtica innovation nation.
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