El futuro implica diseñar y fabricar productos inteligentes

A raíz de la nueva edición del Mobile celebrada hace unas semanas, el debate sobre el poder transformador de las tecnologías se ha generalizado creciendo la percepción que las TIC, la biotecnología, la inteligencia artificial y la digitalización están cambiando la naturaleza del trabajo, reduciendo el número de trabajos disponibles para los humanos. Sirva como ejemplo la fábrica de móviles instalada a Dongguan, China, propiedad de la Changying Precision Technology Company, que el 2015 sustituyó el 90% de los trabajadores, más de 500, por robots, en la cadena de ensamblaje. Los trabajadores humanos, que ahora trabajan, se dedican a tener cura del correcto funcionamiento de los robots.

A la vegada se constata, a menudo sin un rigor en los datos indicados, la creciente sustitución de trabajadores por máquinas y robots disminuyendo el número de la población que trabaja. Se dan cifras como si fueran de hoy cuando son datos de hace años y estimaciones a menudo cuestionadas. En esta línea se habla que el 47% de los 400 millones de puestos de trabajo que hay en los Estados Unidos son de alto riesgo y en concreto que más de un 45% de los puestos de trabajo podrían ser sustituidos por un robot en un futuro no muy lejano. Estas cifras fueron aportadas por los profesores de la Universidad de Oxford, Carl Benedikt Frey y Michael A. Osborne en un artículo titulado The Future of Employment: How susceptible are jobs tono computerisation? Publicado el 17 de septiembre de 2013, un artículo que indicaba también que los lugares con mayor riesgo de desaparecer son los que requieren menos educación y reciben salarios más bajos.

Las informaciones anteriores se superponen con el incremento de noticias sobre la Industria 4.0, y las asociadas a la digitalización de la información y las comunicaciones, que se han convertido en elemento imprescindible para los profesionales y las empresas así como la irrupción de los smart products (productos que mercedes a "Internet de las Cosas" configuran redes de dispositivos con una creciente capacidad de toma de decisión autónoma). Adelantos en una sociedad que se mueve en entornos y ecosistemas que se han tecnificado muchísimo y en el que los periodos de toma de decisión se han acortado enormemente. Una sociedad tecnificada que a la vegada reconoce la necesidad de las energías limpias, la economía colaborativa, la movilidad no contaminante y la obsolescencia acelerada. Escenarios donde la formación y la innovación se convierten en un instrumento imprescindible para evitar esta obsolescencia, con el surgimiento de nuevos puestos de trabajo más tecnificados, calificados y más complejas, un hecho que permitirá, que el diferencial entre puestos de trabajo que pasen a manso de robots, y los nuevos trabajos, pueda presenta un saldo positivo por los humanos si entendemos y asumiendo el reto que hay detrás de la Industria 4.0 y la sociedad 4.0. Así pues, analizar la potencialidad o riesgos de este nuevo escenario se tiene que encuadrar en como cada colectivo enfoca o aborda los nuevos retos.

En el anterior contexto, hay que asumir que el país se encuentra en una nueva albada industrial, Industria 4.0, fruto de la simbiosis entre los métodos de producción con tecnologías de la información y la comunicación, el que comporta cambios en cuanto a los procesos productivos propiamente dichos y afecta también a las fuentes de energía, a las materias primeras y nuevos materiales técnicos y a la forma de diseñar. Una industria en que los sistemas de producción están interconectados íntegramente, tanto los internos como los externos y todos ellos sincronizados en tiempo real. Una industria con procesos productivos que se desarrollan en un entorno mucho más complejo encuadrado en un triple condicionante: adaptación a los cambios del mercado, maximizar la productividad y valorar los adelantos técnicos y científicos con rapidez. La industria 4.0 tiene por finalidad implementar fábricas inteligentes ententes como uso intensivo de la automática y la IA, ahora bien estas fábricas, esta nueva sociedad obliga a disponer de nuevos perfiles profesionales en el marco del diseño y de las disciplinas STEM (science, technology, engineering y mathematics).

Sin embargo, el desafío auténtico es entender, y actuar en consecuencia, que la clave de la Industria 4.0 no es un simple cambio tecnológico, es un cambio de filosofía y de estructura económica que se hace difícil prever hasta qué punto cambiará las vidas de las futuras generaciones. La creciente digitalización y coordinación colaborativa entre todas las unidades productivas de la economía es el hito final a lograr. El eterno reto de aunar la oferta con la demanda y ser proactivo con las tendencias del mercado es ahora bastante más asumible. En consecuencia la industria 4.0 es también y básicamente, diseñar y fabricar productos inteligentes.

Hoy la tecnología permite que todos los productos acontezcan inteligentes. Consiguientemente todo, absolutamente todo, se tiene que rediseñar y reinventar, desde la indumentaria, a los enseres del hogar y las oficinas, a los objetos dirigidos al ocio o al aprendizaje, a los vehículos o instrumentos de movilidad de personas y mercancías y, por supuesto, el tratamiento de la movilidad urbana y en especial la aportación de servicios personalizados. De hecho, es en este contexto donde las profesiones STEM crecerán de forma exponencial.

Así pues, la industria 4.0 tiene este reto y lograrlo o no es la clave del progreso social y económico de todo colectivo humano, la clave porque en la balanza de la decisión persones vs. robots, ganen siempre las personas.
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