El valor de las empresas familiares catalanas

En Cataluña más del 65% de las empresas son familiares, hecho que ha ido marcando nuestro talante, nuestra cultura social y, si hagamos referencia al sector retail, el modelo comercial catalán. Las empresas nacen, crecen, se desarrollan y mueren en entornos sociales, políticos y económicos que posibilitan el éxito de su actividad y a la vegada la condicionan.

En el caso de las empresas familiares hay que sumar a estos entornos un cuarto, la familia. La experiencia a Comertia nos dice que una buena gestión de la empresa familiar es aquella que consigue trasladar y hacer latentes los valores de la familia (estabilidad, integridad, planificación y visión a largo plazo) a la empresa.

A Comertia, la Asociación Catalana de la Empresa Familiar de Retail , contamos con una sexagésima de cadenas de retail familiares, desde primera hasta sexta generación.

Todas ellas son empresas familiares que, en más o menos mide, han sufrido acontecimientos históricos (Segunda Guerra Mundial, Guerra Civil, expropiación de terrenos, cambios de sistemas políticos, catástrofes naturales, devaluación de la moneda con la incorporación del euro, etc.) que afectaron duramente sus negocios. Hoy nos lo explican con la satisfacción de haber sabido encontrar las oportunidades adecuadas para salir adelante.

El que hemos aprendido de las historias empresariales de Comertia es que toda organización familiar y empresarial que consigue superar sus dificultades se fortalece y prolonga su continuidad.

Cada generación va dejando su impronta y, una detrás la otra, van incorporando su manera de hacer, más con criterio de evolución que de cambio, con criterio de mejora, en la dirección de construir una organización estimulante con una cultura corporativa sólida que es la que ayuda a sobrevivir a los cambios estructurales y a promover la continuidad.

El recorrido de las empresas familiares catalanas se traduce hoy en una singularidad comercial y unos valores muy propios de aquí, que podemos observar en la atención personalizada al cliente con un interés real por las personas. Con unn ambiente de confianza, los establecimientos transpiren nuestra misma manera de hacer de casa. Hay una calidad, sabemos que detrás de cada producto y servicio hay todo un proceso de trabajo intenso para satisfacer las necesidades de los más exigentes. Y una experiencia de compra: encontramos en muchas tiendas innovaciones en el punto de venta que hacen hincapié en la importancia de estar a la altura de los clientes, de demostrarlos nuestro esfuerzo para estar siempre al día.

Además, las empresas familiares catalanas se comprometen a colaborar con el crecimiento local, generando riqueza en el territorio, asumiendo su responsabilidad fiscal en nuestro país y dando trabajo además de 43.000 personas.

A Comertia hemos visto que, a pesar del paso de los años, todos estos valores perduran a las organizaciones y son se los que otorgan la diferencia y la autenticidad, arreciando la singularidad del comercio catalán.
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