Testear la población

En términos de crecimiento económico y relacionado con el confinamiento derivado de los contagios, es necesario contextualizar el comportamiento del PIB del tercer trimestre. Viniendo de la brutal caída libre del segundo trimestre, con cifras del -18,5%, la producción en el tercer trimestre no recupera ni un 60% de la caída previa. En términos interanuales, esto quiere decir, comparando las cifras del año pasado con las de este año por las mismas fechas, que la caída supera el -10%, mientras que la mayoría de países europeos no llegan al -5%.

La Comisión Europea ha empeorado las previsiones para la economía española el 2020 y prevé que el batacazo supere el -12% del PIB este año, y espera un rebote menos intenso el 2021, en el entorno del 5%, bastante lejos del 7% previsto en verano. La intensa caída de España refleja los efectos del confinamiento draconiano de la primera oleada en la primavera, la desordenada reapertura para salvar la insalvable temporada turística y los primeros embates de la segunda oleada que golpean España antes que al resto de los países comunitarios.

Una estrategia alternativa a los confinamientos son los tests masivos. El problema más importante que presentan es su coste. Hasta ahora disponíamos sólo de las pruebas PCR, relativamente caras. Esta prueba presenta una alta especificidad, puesto que puede diferenciar entre dos microorganismos cercanos, es muy fiable y precoz, puesto que detecta el virus en las primeras fases de la infección respiratoria, pero tiene un precio alto. En centros privados fácilmente supera los 100 euros.

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Si quisiéramos testear, por ejemplo, el 100% de la población de Manresa cada 15 días para aislar los casos positivos, se tendrían que hacer 5.250 tests diarios. Asumiendo un coste de 50 euros por PCR, esto equivale a 262.500 euros diarios o 7,9 millones mensuales. En términos anuales, el coste supera el presupuesto municipal de este año (91 millones). Si extrapolamos esta medida al conjunto de Catalunya, el coste superaría el 4% del PIB. Una cifra muy elevada, indudablemente, pero inferior a la caída autonómica del PIB del 9% prevista por este año.

Ahora bien, la cosa cambia mucho con la posibilidad de recorrer a los tests de antígenos, que son mucho más baratos. A un coste de 5 euros por test, el desembolso diario para efectuar 525.000 pruebas a nivel de toda Catalunya sería de 2,6 millones de euros o el equivalente a 958 millones de euros anuales (menos del 0,4% del PIB catalán). ¿Qué sentido tiene que la Administración española dedique 3.000 millones de euros a la revalorització de las pensiones y salarios públicos, mientras que ahorra una medida que podría mantener la economía en funcionamiento y evitar la propagación masiva de contagios? Dado que la fiabilidad de los tests de antígenos es inferior a la de la prueba PCR, se podría realizar un segundo test de confirmación de un positivo para evitar falsos positivos, que dejarían de trabajar sin necesidad, o falsos negativos, que podrían infectar sus contactos habituales y agravar la epidemia.

En un estudio reciente llevado a cabo en València, estos tests fueron capaces de detectar un 80% de los positivos sintomáticos que posteriormente certificó la PCR. En caso de que sean positivos asintomáticos, el porcentaje baja mucho. Pero el estudio avala que, incluso en los falsos negativos, la cantidad de virus detectables en el paciente es tan baja que apenas resulta contagioso. Aunque es difícil atribuir a un factor concreto la bajada registrada en las cifras de contagios en la Comunidad de Madrid esta semana, todo parece indicar que el test de antígenos ha tenido buena parte del mérito de que la situación sea menos dramática. También en Catalunya, ante la saturación de los laboratorios que analizan las muestras, se han empezado a hacer tests rápidos de antígenos, y no PCR, en los contactos de las personas que hayan dado positivo por coronavirus.

A priori, un programa de tests masivos y periódicos a toda la población presenta unos beneficios muy superiores a los costes. Desgraciadamente, pero, las autoridades no parecen contemplar esta posibilidad y están decididas a continuar aplicando el cierre de actividades no esenciales y los confinamientos parciales, sin descartar volver a un confinamiento domiciliario total si los contagios se descontrolan.

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