Hay capacidad para superar la complejidad

La última semana las incertidumbres sobre la capacidad de actuación del BCE, la consolidación de los riesgos de deflación y las señales sobre la debilidad del crecimiento mundial han aflorado nuevamente. Las fuentes de inversión han optado para realizar beneficios, huyendo temporalmente de las bolsas. La actuación de los inversores ha evidenciado, un golpe más, que el mundo se mueve enla economía financiera más que enla economía productiva y que con mucha probabilidad es real que el 90% del total de los recursos financieros mundiales extiende destinados a esta rueda especulativa, que no genera valor colectivo y frena la vertebración del futuro. Un hecho que cuestiona la viabilidad del modelo económico que se ha construido en las últimas décadas y que, en todo caso, certifica, por un lado, las enormes dificultades de los ciudadanos para progresar, para mirar con optimismo su futuro individual y colectivo. Y por otro, que cada vez es más evidente el crecimiento de las distancias entre los más ricos y los más pobres.

Ciertamente el tercer milenio nos ha traído cambios espectaculares y habrá que canalizar muchos esfuerzos y talentos para cambiar una situación que a todas luces es insostenible e inaceptable. Cambiar la situación, superado el callejón sin salida, ponerla economía al servicio de las personas, comporta vertebrar un modelo productivo capaz de generar puestos de trabajo, todo entienden que la sociedad del conocimiento, la de los servicios avanzados, sólo puede acontecer realidad si hay un potente sistema productivo capaz de convertir los adelantos técnicos y científicos en progreso económico y social, y a la vegada un sistema de governança con la voluntad de redistribuir y dirigir las plus valías, de unos procesos cada vez más robotizados, hacia el progreso colectivo.

Un progreso colectivo que comporta no sólo generar trabajo y disminuir la precariedad . Acontece fundamental posibilitar a los ciudadanos planificar su futuro y dotarlos de la capacidad de progresar económicamente y culturalmente. Es imprescindible aumentar el poder adquisitivo de las personas, hay que recordar que desde el inicio de la crisis este ha disminuido casi un 16% al Estado español, una realidad que también se ha hecho presente en varios países de la Unión, especialmente los del sur.

Lograr el reto de vertebrar un sistema productivo sólido, capaz de generar riqueza y ocupación de manera significativa y con fortaleza, para resistir los cambios de ciclos de los mercados, exige que las empresas y las instituciones asuman con plenitud el reto de la competitividad. Un hecho que comporta la investigación de la excelencia, y a innovar para hacer más, hacerlo mejor y de forma diferencial. Una innovación que tiene que ir acompañada de incrementos de productividad y a la vegada de aceptación de los riesgos derivados del proceso de mundialización, que obliga a ubicarse en localizaciones óptimas. Un conjunto de aspectos que comportan cuidar el modelo de producción de bienes y servicios de bajo valor añadido, que caracteriza el modelo productivo actual y a la vegada potenciar la transformación de las empresas y el surgimiento de nuevas, basadas en modelos más intensivos en conocimiento, en el uso de la ciencia y la tecnología , para incrementar la competitividad y ganar ventajas frente a los mercados. Un proceso indispensable para mantener y mejorar la calidad de vida.

Un proceso de transformación complejo condicionado por la deuda pública que ronda el 100% del PIB. Sin olvidar que las necesidades de financiación del Estado superarán los 242.000 millones en 2015, la enorme deuda pública obliga a destinar casi 36.000 millones en pago de intereses. Una enorme cifra que evidencia su magnitud al compararla con el presupuesto de educación (2.273 millones) o el de salud (3.861 millones) o los 25.000 millones (15% menos que en 2014) que se destinarán a las prestaciones porel paro. La situación es compleja, hay que aceptarlo, pero no se puede olvidar las capacidades existentes.

Cataluña dispone de bases para superar las dificultades. La calidad de sus universidades, la capacidad de los centros tecnológicos, la dotación de capital humano, la existencia de empresas con capacidad de actuar como tractores y su larga tradición industrial son una buena base por entomar los desafíos con optimismo. Unas capacidades que hay que tenerlas muy presentes, cuando el paradigma de Asia, fábrica del mundo, empieza a romperse, entonces ganan protagonismo los factores asociados a la personalización y la proximidad. El cambio de la cultura de utilizar y lanzar, cambia por la cultura de conservar y reutilizar.

Hay capacidad para superar la complejidad, no se puede caer en el pesimismo, ni replegar velas y retirarse a los cuarteles de invierno. La opción es aprovechar las oportunidades existentes, desplegando todo el potencial y reindustrialitzar el país. Un hecho que obliga a generar ecosistemas altamente competitivos y a la vegada incentivar y primar a las empresas para adquirir la capacidad de competir en el mundo global. Si tenemos capacidad para hacerlo, la pregunta es: por qué no lo hacemos?
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