Hombres a la cocina

Últimamente es habitual ver hombres al mando de la cocina, cuidando a los niños o pasando el aspirador a los anuncios de la tele. Un cambio social al cual las marcas se han sumado inmediatamente.

Superado afortunadamente, el tema de la discriminación de género en las tareas del hogar, también le ha tocado el turno de ser protagonistas de los anuncios a los gays y lesbianas. Es uno: "Soy una marca moderna y pongo gays en mis anuncios".

Pero la cosa está empezando a llegar a unos límites importantes y, de un tiempo acá, ya veo sin cesar, personas con síndrome de Down en anuncios de líneas aéreas, personas sordas en anuncios de electrodomésticos o personas con discapacidad física anunciando ojeras o trabajando en gasolineras. Tengo la sensación que el bonisme y pretender ser una marca concienciada, se nos está escapando de las manos y estamos traspasando la línea roja del green washing y creo que el que tendría que ser una normalidad, empieza a ser una cosa excepcional.

Un estudio internacional demuestra que el 90% de las marcas podrían desaparecer y la gente no le importaría lo más mínimo. El compromiso social es sin duda una eficaz oportunidad de las empresas para establecer relaciones relevantes con sus consumidores. Ya hay pocas empresas que de una manera u otra, mejor o peor, no la incluyen en sus estrategias. Ahora bien, cuando una empresa ha decidido meterse en el tema, el que es fundamental es saber comunicarlo eficazmente. De forma creíble y honesta.

La publicidad, la buena publicidad, no sólo ayuda a las marcas a vender más, sino que también contribuye a concienciar y a cambiar las cosas. Pero todo, todo, no vale. Alguien dijo que las empresas, como la mujer del Cèsar, no sólo tienen que ser buenas, sino también tienen que parecerlo.

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