Innovaciones al sector educativo

La concepción del que es la educación necesita grandes innovaciones. El paradigma actual no es competitivo ni nos prepara por un mundo global y en permanente cambio. En primer lugar es erróneo el principio que el aprendizaje se base en el estudio individual, como actividad aislada. La vida nos traerá a trabajar en organizaciones y con organizaciones y, cada vez más, bajo el formato de proyectos en entornos de incertidumbre. El sistema educativo tiene que ser capaz de desarrollar habilidades relacionales, de comunicación y de liderazgo . Y se tiene que orientar a la gestión de proyectos conjuntos, de complejidad creciente .

En segundo lugar, olvidamos la idea que las recompensas son lineales: además esfuerzo, más recompensa. No es cierto. A la vida real, habrá infinitos esfuerzos no recompensados, por la acción de variables externas aleatorias o no controladas. Es imprescindible desarrollar capacidad de improvisación en situaciones de presión y tolerancia al fracaso. Desde pequeños, tenemos que saber levantarnos cuando caemos.

En tercer lugar, la generación de estímulos orientados al resultado. Convierten a las personas en conservadoras. Hace años, en un famoso experimento científico, relatado al libro The Decisive Momento: How the Brain Makes up it Mind, se sometió a un grupo de niños a estímulos de reconocimiento al resultado (ante un problema determinado, se distinguía aquellos que habían llegado a la solución correcta), y a otro grupo, a estímulos de reconocimiento del esfuerzo (se reconocía y felicitaba los que mayor esfuerzo habían dedicado, independientemente del resultado). A continuación, se dejó que los dos grupos seleccionaran nuevos problemas a resolver. Se comprobó que los primeros (que identificaban resultado correcto con éxito) se volvían conservadores: optaban por problemas sencillos para repetir los buenos resultados. Los segundos, en cambio, sometidos a incentivos por reto, tomaban actitudes más audaces: optaban por nuevos problemas más complejos.

En cuarto lugar, el aprendizaje por absorción, en lugar de por experimentación. El mundo real no es un libro abierto en el cual leer y absorber conocimientos sin más. A menudo se asemeja más en una habitación a oscuras, donde hay que tantear para encontrar la puerta. El primer tanteo probablemente sea fracasado, pero nos ayudará a hacernos un mapa mental de la situación hasta que conseguimos localizar la puerta. Aprendemos por experimentación. Y por eso, tenemos que fracasar algunas veces.

Qué querría que el sistema educativo enseñara a mis hijos? Por supuesto, no sólo contenidos. Los contenidos cambian o se olvidan. Querría que los enseñara competencias y los entrenara en actitudes. Especialmente las siguientes.

Aprender a aprender.
El importante no es el que aprendes hoy, que será efímero. El importante es que seas capaz de estar siempre aprendiendo de manera eficiente.

Aprender a emprender
Que tuvieran iniciativa personal, actitud positiva, voluntad de generar valor para ellos y para su entorno. Que se orientaran a la solución de problemas (no a su creación y dispersión) , que supieran improvisar positivamente en situaciones críticas. Que supieran detectar las oportunidades allá donde se encuentren. Creatividad, iniciativa y acción son las fuentes de la emprendeduría.

Aprender a innovar
Que no se conformaran con el preexistente. Que fueran creativos, que buscaran posicionamientos diferenciales, que desafiaran el pensamiento convencional y el pensamiento único. Que fueran librepensadores. Y que actuaran para poner en acción estas ideas.

Aprender a investigar
Que desarrollarán pensamiento crítico. Que tomaran decisiones basadas en evidencias. Que no se dejaran traer por el que no es demostrable.

Aprender a olvidar
Que supieran dejar atrás viejos paradigmas, viejas rutinas y hábitos obsoletos. Que no se aferraran al pasado. Que afrontaran el cambio con espíritu positivo y a sabiendas de cómo valoritzar-lo, sin anclarse en el que ya no existe o es obsoleto. Que se desvincularan del que tuvieron o fueron y se orientaran e ilusionaran sistemáticamente en nuevos contextos vitales. Que siempre miraran al futuro con nuevos proyectos. Y, si no los tuvieran, que fueran capaces de generarlos.

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