Internet y la ruta hacia la adicción a las compras

A partir del mes de octubre de este año tendremos nuestros propios almacenes de Amazon en Cataluña; concretamente al Prado del Llobregat. Es una muy buena noticia. En el momento político actual donde el debate nacionalista está más abierto que nunca, una empresa como Amazon escoge Cataluña para abrir un nuevo centro logístico dando pie, además, a la apertura de muchos nuevos puestos de trabajo.

Por otro lado, el crecimiento exponencial de empresas de venta por Internet, entre las cuales Amazon es de las más potentes, abre el debate sobre el consumismo y sobre el hecho que cada vez nos es más fácil acceder en un mundo de productos que activan nuestra "necesidad" de consumo. Las compras siempre han tenido una vertiente adictiva por muchas personas. Pero ahora que ni siquiera nos hay que pasear por media ciudad para encontrar el que buscamos, sino que desde el sofá de casa tenemos acceso a un abanico inimaginable de productos, la capacidad adictiva del consumo entra a todo otro nivel.

Amazon, por ejemplo, incorpora la opción de compra en un clic. Ya no hay que escribir el número de tarjeta cada vez, la dirección postal, etc. Basta con una vez; a partir de aquí, haciendo clic a un simple botón tenemos la compra en marcha. Menos opciones de cambios de idea, recàlculs sobre la economía familiar o análisis de la necesidad real del que compramos. De este modo, la compra por Internet resulta extremadamente práctica, y no es sorpresiva que esté derrotando la de tienda, pero también tiene más riesgos.

Todos estamos bajo el riesgo de engancharnos a las compras, pero, especialmente, aquellos más vulnerables a cualquier adicción (al fin y al cabo, los sistemas que intervienen a la hora de crear una adicción son siempre los mismos, tanto si estamos hablando de alcohol como de juego como de compras). El riesgo es también importante por las generaciones que suben y que ahora se encuentran en época escolar.

Los jóvenes se sienten especialmente atraídos por el mundo del consumismo; por un lado tienen las primeras oportunidades de acceder a la compra de productos que escogen ellos y que, por lo tanto, pueden considerar completamente suyos. Por la otra, están situados al ojo del huracán social: más que por cualquiera otro colectivo, es importante llevar un determinado tipo de ropa, poseer una tecnología determinada, etc. La compra por Internet facilita mucho conseguir cualquier producto. El hecho de pagar con tarjeta hace difícil ser consciente de la cantidad de dinero gastado.

Si hoy en día ya hacemos muchas compras por Internet, imaginamos cómo serán las cosas de aquí a 10 años, cuando estos jóvenes sean adultos, padres y madres de familia, responsables empresariales, etc. Gracias a Internet, la capacidad de compra es cada vez más grande, cosa que significa que las nuevas generaciones crecen con una idea diferente del consumo y de la manera como se accede a los productos. Esto no es malo, al contrario, es un grande facilitador de la vida, pero hace falta una capacidad para controlar los mismos impulsos más grandes que la que hacía falta hace diez o quince años, cuando la compra por internet apenas empezaba.

Hace falta, pues, poner un equilibrio a todo este universo de consumo: trabajar el control de los impulsos, incentivar el sentido común, promover el conocimiento del valor de las cosas y del valor del dinero.

Las nuevas generaciones crecen en torno un universo que se renueva constantemente, y donde las tentaciones (compra, pero también juego en linea, apuestas, etc.) son cada vez más y de más fácil acceso. Nos hay que profundizar en estos mundos y conocerlos para poder asesorar quien vienen detrás nuestro.
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