Liderazgo: valores, actitudes y aptitudes 

Hace unos días tuve el privilegio de asistir al acto de celebración del primer aniversario de Vía Emprendida. En él pude compartir un apasionante debate con personas tan interesantes como Judit Viader, Imma Amat, en Xavi Verdaguer y en Genís Roca. Empresarios, emprendedores, comunicadores, intelectuales y líderes en sus respectivos campos. Y debatimos, precisamente, sobre liderazgo y valores.

Se puede aprender a liderar? Se puede enseñar a liderar? Estoy convencido de que sí. Y, de hecho, la gran crisis económica, social, política e institucional que nos ahoga es, seguramente, la derivada de una gran carencia en la formación de líderes . Hace más de una generación que en Europa no emergen líderes con amplitud de miras, pensamiento generoso, visión de futuro y orientación a la acción.

La esencia del liderazgo es apasionante. Qué forma un líder? Yo creo que un líder se forma en un largo viaje a través de un cúmulo de experiencias que conforman un conjunto de actitudes y de aptitudes. Las aptitudes de un líder están ampliamente descritas en la literatura académica sobre liderazgo: creatividad, capacidad de escuchar, capacidad de lanzar visiones inspiradoras, capacidad de crear relatos consistentes y coherentes, empatía, autenticidad, adaptabilidad, y comunicación apasionada, entre otros. Habilidades necesarias, pero insuficientes. Las aptitudes pueden marcar la diferencia entre un líder y un simple gestor. Pero son las actitudes las que diferencian un buen líder de un mal líder.

Las actitudes, la forma de comportarse y de tomar de decisiones viene condicionada por un sistema de valores que se conforma mediante vivencias al hogar materno, en la escuela, y en todos los contextos en que se desarrolla el proceso de formación de la persona. Vivencias que se modulan a través de la cultura en que estamos inmersos. Los referentes sociales y las experiencias vividas crean este sistema de valores. Por eso, en mi opinión, es tan importando la práctica deportiva en la edad infantil y juvenil, porque contribuye a formar un sistema de valores donde competencia y ética no se presentan como contrapuestos, sino, precisamente, como complementarios: se tiene que competir con principios éticos (al deporte, a la empresa y a la vida).

Cortesía, coraje, sinceridad, honor, modestia y respeto no son palabras jactas, sino principios fundamentales que se encuentran en la base generadora de actitudes como la iniciativa, la acción orientada, el trabajo de equipo, el espíritu de superación y la voluntad de servicio. Principios deportivos. Los valores determinan el conjunto de creencias y comportamientos que guían nuestras actitudes y fundamentan las capacidades del líder.

Liderar, por encima de todo, es desplegar actuaciones y movilizar recursos para anteponer el desarrollo colectivo por encima del propio. Priorizar el bien común por encima de los individuos. Liderar, en definitiva, es servir.

Felicidades a VIAempresa por este primer año, y todos los éxitos en el futuro!
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