MWC 2017: Más allá del teléfono 

En pocos días empezará la nueva edición del Mobile WorldCongress , la gran feria tecnológica global sobre movilidad. Previsiblemente, más de 100.000 visitantes circularán por esta, convirtiendo Barcelona en el epicentro mundial de la tecnología móvil. Cataluña se ha posicionado de forma excepcional en este ámbito, consiguiendo la sede de la Mobile World Capital, y configurando un ecosistema emprendedor donde sobresale el clúster Barcelona Tech City, una de las mayores concentraciones de startups digitales de Europa. En Barcelona se respiran aires de San Francisco.

Estos días se espera la presentación de nuevos dispositivos emblemáticos de Nokia, Sony, Samsung, LG o Huawei, entre otros. Incluso, renacerá la mítica Blackberry. Más de 2.200 empresas mostrarán sus novedades a la feria. También Google, Intel, Apple o HTC. Sin embargo, estamos llegando a finales del paradigma actual de la telefonía móvil. El que ahora entendemos como "teléfono" móvil es ya básicamente un pequeño supercomputador interactivo multiuso, y la tecnología móvil digital se extiende a la práctica totalidad de sectores.

No en balde, al MWC también habrá expositores de Ford, Mercedes o Volkswagen: el automóvil digital y conectado no será más que un grande smartphone con ruedas. Un subsegment del emergente nueva red de la Internet de las Cosas (YATE). Nos tendremos que inventar un nuevo nombre por el cual ahora conocemos como "teléfono móvil", pues, la función de comunicación por voz será residual y, en todo caso, no necesariamente significará la comunicación con otros individuos. Bien pronto podremos comunicarnos y hablar (con voz natural) con el mismo dispositivo, que se convertirá en una especie de asistente digital.

El progreso de la Inteligencia Artificial convertirá en muy poco tiempo los dispositivos móviles en sistemas inteligentes capaces de interpretar el entorno, tomar decisiones y emitir opiniones y sugerencias propias. Los actuales teléfonos móviles acontecerán asistentes personales capaces de entender nuestros patrones de comportamiento, acceder a nuestros ficheros, leer (y contestar) nuestros e-mails imitando nuestro estilo personal, recordarnos el aniversario de un amigo, reservarnos de forma autónoma billetes de avión, alertarnos sobre en qué momento tenemos que tomar nuestra medicina, comprarnos el último libro de innovación (sabiendo que nos gustará), avisarnos que nuestro tiet (al que no hemos visto en meses) está tomando un café al bar del lado, hacernos notar que tenemos la presión baja o que esta semana no hemos tomado verdura, tomar el control de nuestro automóvil y conducir por nosotros, o contactar con el asistente personal de una chica con quién (según nuestro propio asistente personal) seguro que nos podemos entender bien, y organizarnos una cita sorprendida, reservando restaurando y haciendo que envíen allá un ramo de flores. Increíble?

Está a las puertas: la tecnología evoluciona imparable en esta dirección. Y, si se cumple la ley de Moore (que evidencia que cada año y medio aproximadamente se dobla la potencia de computación de los ordenadores), y se aplica a la Inteligencia Artificial, pronto podremos tener dispositivos móviles a nuestros bolsillos con coeficientes intelectuales de 100 (media de los humanos), pero en la medida en qué es una ley exponencial, podemos predecir que más tarde los coeficientes intelectuales de nuestras máquinas personales podrán ser de 200, 1.000, 10.000 o 100.000. Nos imaginamos algo similar?

La industria digital es la gran industria global, que transformará el resto de sectores industriales. Los dispositivos móviles dejarán pronto de verse como "teléfonos" y se convertirán en potentes asistentes personales. Todos ellos estarán interconectados y comunicándose autónomamente. Tendrán intuición, inteligencia e iniciativa propia. Nuestra vida cambiará en los próximos años, de manera significativamente superior y con mayor velocidad de cómo ha cambiado hasta ahora gracias a la tecnología móvil. Y todo, absolutamente todo (desde los teléfonos móviles a los vehículos autoconduïts, de los electrodomésticos a los PCs, de los objetos manufacturados a las personas) se fundirá en una nueva gran red única y global de comunicaciones, una gran internet de las cosas. A los inicios de internet no podíamos imaginar qué era Facebook. Algún joven genio emprendedor, en estos momentos, en algún garaje, estará ideando el Facebook, el Google o el Twitter de este nuevo paradigma.

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