No podemos perder la estrella de los adalides

Este martes he asistido a la jornada industrial de primavera que anualmente organiza la Fundación por la Industria. El tema central era la industria 4.0, industria que es, básicamente, la combinación simbiótica de los métodos de producción tradicionales con las tecnologías de la información y la comunicación, un hecho que permite el rápido proceso y transmisión de datos. Este tipo de fabricación posibilita una producción más rápida, automática y flexible, asumiendo que actualmente no se trata de vender el que fabricamos sino de producir todo aquello que los clientes o potenciales clientes necesitan o demandan.

Las diversas mesas redondas y conferencias han explicitado y evidenciado que la industria 4.0 puede tener enormes impactos positivos en cuanto a la creación de ocupación e incremento del PIB, especialmente en países con una sólida base y tradición industrial. Este es el caso de Cataluña, como se deduce al analizar la progresiva repatriación de fábricas que se habían deslocalitzat en la Asia Pacífico hacia Alemania, Suiza o Austria.

La fuerte componente industrial catalana tendría que permitir asumir el reto de aprovechar las oportunidades de la industria 4.0 y aumentar la ocupación, este es un objetivo indefugible. Tal como explica la primera oleada 2016 del barómetro del CEO, la carencia de trabajo es considerado por un 55,7% de los catalanes como el principal problema que tiene Cataluña, por ante la insatisfacción con la política (41,4%) y las relaciones Cataluña-España (27,5%). Ahora bien, para disfrutar de las oportunidades que aporta la cuarta revolución industrial, una realidad creciente en otros países, son imprescindibles cambios estructurales encaminados a valorar la ciencia y potenciar la emprendeduría, facilitar la transferencia de tecnología, incentivar la cooperación transversal, desplegar plenamente las redes telemáticas (tenemos especial cura de la última milla), digitalizar las empresas y el país potenciando la formación y las inversiones tecnológicas, ... y aprovechar las potencialidades de todo el territorio con criterios de reequilibre territorial.

Poner solución al paro, disminuir la precariedad y encarar el irrenunciable progreso social se divisa posible en el nuevo escenario que aporta esta nueva revolución industrial, la cuarta. Pero para lograrlo, acontecen imprescindibles políticas y actuaciones decididas, no sólo tímidas intervenciones que parecen más encaminadas a justificar que se hace algo que con voluntad decidida a transformar el sistema productivo. Parece que no hemos entendido que es hora de no perder el tiempo y no perder la estrella de los adalides.

Sería faltar a la verdad negar que Cataluña ha puesto bases y emprendidas actuaciones para afrontar los nuevos retos en cuanto a manufactura avanzada. Entre ellas, destaca la anilla Industrial 4.0, plataforma digital colaborativa entre empresas y agentes para conectar las TIC con la Industria, una plataforma impulsada por la Generalitat de Cataluña, Eurecat y y2Cat. Una buena iniciativa para avanzar hacia una industria digitalizada e interconectada, requisitos indispensables por la industria 4.0 que requiere compartir información, proyectos, recursos de procesamiento de datos e innovar aceleradamente para crear productos de alto valor en sectores clave en cuanto a futuro. Ahora bien, los recursos que sí que se destinarán entre 2015 y 2016 son claramente insuficientes si consideramos las actuaciones de los países líderes en esta nueva revolución industrial: Alemania desde la perspectiva manufacturera, y EE.UU. desde la digital.

Una cifra insuficiente, puesto que la nueva revolución industrial obliga a mejorar la productividad y la competitividad de las empresas posibilitando, cómo ha quedado patente a lo largo de la jornada organizada por la fundación, "un incremento del bienestar de las personas si consideramos la potencialidad de las TIC y la distribución de la Industria en todo el territorio con criterios de reequilibre territorial un hecho que permite, a la vegada, una mejor conciliación de la vida profesional y familiar, aumentar la lava disponible de los trabajadores, preservar el medio ambiente y en consecuencia un desarrollo sostenible". Aspectos que ponen en evidencia el insuficiente despliegue de las comunicaciones de alta velocidad a lo largo del territorio y en especial, a los polígonos industriales.

No perder la estrella de los adalides exige que los centros de R D y, las empresas y los Gobiernos asuman actuaciones por fortalecido todos los procesos asociados a la industria 4.0, poniendo énfasis en las pymes, en la línea que está desarrollando Alemania, donde la cuarta revolución industrial ha sido asumida en plenitud entendiendo que "cualquier proceso industrial que implique máquinas se puede optimizar con la industria 4.0, incluidos los sectores tradicionales". En esta línea una reconocida consultoría internacional explicó hace unos meses que en el 2020, el 80% de las empresas alemanas habrán digitalizado su cadena de valor, con independencia del sector y que la industria alemana invertirá 40.000 millones de euros cada año para impulsar la industria 4.0.

Se tiene la impresión que los problemas se acumulan, que la complejidad crece y que oportunidades se desvanecen mientras las decisiones en la Administración se paralizan, condicionada por unos periodos electorales que se eternizan. Sea cierta o no la impresión, la realidad es que las oportunidades no esperan y quienes llega primero, tiene ventajas. Es pues la hora de echar excusas y cada uno de nosotros asumir con determinación los retos que se dibujan al horizonte, unos retos a nuestro alcance si desplegamos aquel empujón que caracterizó nuestros antepasados, aquellos que sin recursos naturales ni materias primeras supieron entomar los desafíos de todas y cada una de las revoluciones industriales y, buen recordarlo, hicieron de Catalunyea un país referente en cuanto a progreso económico y social.
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