No quiero que se fomente la emprendeduría

Os imagináis que las especies se hubieran tenido que ir adaptando a cambios constantes al entorno? Os imagináis que cada dos meses cambiara el clima de manera radical?

Pues esto es el que pasa - y se pide - con la regulación para fomentar la emprendeduría. Los gobiernos lo tienen siempre en los programas y las patronales no se cansan de pedirlo, en forma de créditos blandos, subvenciones, ayudas de todo tipo y/o leyes adhoc por instantes puntuales.

Vaya por avanzado que no creo en la palabra emprendedor si no es para asociarla a la palabra empresario. Y vaya también por adelantado que creo en una regulación mínima de la actividad empresarial. Pero, si no es posible, y llegado a este punto, cuando me piden qué haría yo para promover la emprendeduría, acostumbro a responder que nada de nada.

El empresario, para nacer y evolucionar, necesita estabilidad normativa y movimiento social y económico. La combinación entre seguridad jurídica y adaptación al mercado, a las condiciones en que se desarrollará su actividad de aquí a un tiempo. No se trata de no adaptarse a los cambios, sino de no provocarlos desde la Administración y dejar que sean los ciudadanos quienes promueven la evolución y la innovación a las empresas, mediante sus decisiones de compra e inversión.

Los empresarios con quienes hablo sólo piden esto... Dejadlos hacer todos juntos.

Es por eso por el que cuando no tenemos noticias de nuevas leyes de fomento de la emprendeduría aparece una sonrisa a mi cara, a pesar de que sea porque no se ponen de acuerdo.
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