Por este año, menos bits y más tomate

El año pasado en estas fechas escribía un artículo titulado "Vinilo, tinta y papel" donde compartía mis buenos propósitos por el año. Expresaban mi voluntad de escuchar más música en vinilo, de escribir más a menudo a mano y de leer más. El resultado ha sido mejor del que me esperaba: he leído más (la tele ha ayudado) y he comprado mucha más música en vinilo el que me ha hecho, a pesar de pagar Spotify, escuchar mucha más música que más bien solía.

De escribir más a menudo a mano no me he salido tan bien y tengo uno 'necesita mejorar' por este 2017. Quizás me invento algo para obligarme como hacer un resumen a mano del que he leído a lo largo del día sea en papel o pantalla. De forma que estoy razonablemente satisfecho del compromiso público que cogí vía este medio. Escribir aquello que quieres hacer y publicarlo, te obliga y te acerca a la vez.

La parte negativa es que me he dejado una pasta. El mundo analógico ya lo tiene esto. Como profesor de la UPF tengo todo el catálogo de las bibliotecas universitarias del país a un clic y como persona humana, todo el catálogo de bibliotecas de la Diputación a la misma distancia (utilizadlas, hacedme caso). El problema es que Amazon es también a un solo clic de distancia y hay demasiados libros que "se tienen que tener" en la biblioteca de casa. Una cosa similar pasa con los discos de vinilo: se empieza comprando discos a 3 euros en tiendas de segunda mano y se acaba programando alertas por cuando bajen los precios de primeras ediciones a Dicogs.com .

De forma que por este año me he propuesto escribir los buenos deseos pero de cosas que no me cuesten ninguna caler, cosas que pueda hacer en el ámbito digital, que me mejoren la vida y si puede ser también el bolsillo. Y la línea que quiero explorar este año es la de la simplicidad en general, menos de todo.

Y empezaré por Twitter que he cerrado ahora mismo. Normalmente el Tweetbot siempre es abierto mientras soy ante el ordenador por aquello del FOMO (Fear of Missing Out). Fuera.

Otro menos que haré es el de las aplicaciones abiertas a la hora de trabajar. El navegador y el editor de textos Ulysses si estoy escribiendo, el Mail si estoy respondiendo correos o el navegador en modo incógnito si estoy mirando YouPorn, pero no todo a la vez. La multitasca no existe, existe el cambio de tarea y retomar el que hacías antes de una interrupción son de 10 a 20 minutos perdidos.

Otro grande menos que haré es el de deshabilitar que el navegador abre las pestañas de la última sesión. tengo acumuladas desde hace meses pestañas con artículos, vídeos, infografías y PDFs interesantísimos y que tengo que leer sí o sí pero que no encuentro el momento para hacerlo. No sé qué provoca más angustia si el hecho de no leerlos de una vez o el hecho de saber que nunca los leeré. Fuera.

Y el último buen propósito es volver a utilizar el método del Pomodoro. Lo inventó el informático Francesco Cirillo a los finales de los 1980 cuando se dio cuenta que es mejor trabajar durante 20-25 minutos concentrado en una sola cosa que una hora disperso en muchas. Cogió un cronómetro de cocina de aquellos que tienen forma de tomate (de aquí el nombre del método) y se lo puso junto al ordenador. Intercalando querencias de 25 minutos de trabajo, que denominaba pomodoros, con pausas de 5 y por cada cuatro pomodoros una de más larga de 15 a 20 minutos aumentaba la productividad considerablemente. Pues esto, que desde el día 1 que vuelvo a utilizar mi Pomodoro One al Mac. Escribir y revisar este vale sólo dos pomodoros.

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