Qué tenemos que hacer, del ZOCO?

Hablar del Servicio de Ocupación de Cataluña es peligroso, sobre todo si tienes el culo alquilado o si has pasado a depender de las convocatorias de ayudas y subvenciones, siempre perentorias y nunca tempestives. No vengo a cuestionar el trabajo que hacen los técnicos, sean los de los servicios centrales y territoriales o sean los que atienen las oficinas de trabajo. Nada a decir de su tarea porque desconozco hasta qué punto disponen de buenas condiciones para desarrollarla y porque estoy seguro que, ellos mismos, sufren las consecuencias de un sistema abstrús, demasiado vel·leïtós y sometido a cambios continuados. Sólo hace falta que se lo preguntáis.

Desde fuera y desde dentro, esto del ZOCO es de aquellas realidades de las cuales todo el mundo en malparla a puerta cerrada pero de las cuales nadie tiene la osadía de manifestarse en abierto. El servilismo es evidente. A veces tengo la sensación que desde el núcleo se engorda más y más esta relación de cortesía impuesta, casi de remença.

Hay un tipo de tiranía burocrática. Parece que la maquinaria haya acontecido una repartidora de recursos sin alma, indolente y desmenjada. Cuando se trata de las subvenciones nadie quiere renunciar a los sucesivos repartos de las ayudas, aunque sean migajas. A la calaixera del clientelisme encontramos centros de formación públicos y privados, ayuntamientos, consejos comarcales y organizaciones empresariales y sindicales. La rueda de convocatorias, una detrás la otra, enmascara una operativa informática lamentable y unos protocolos administrativos barrocos, como de otra época.

Los objetivos del ZOCO son: "Ofrecer y dar servicio a todas las personas que buscan trabajo, independientemente de que su situación laboral sea en activo o en paro y a las empresas; ofrecer un marco de igualdad de oportunidades laborales para todo el mundo; fomentar el espíritu emprendedor y apoyar a la pequeña y mediana empresa; conseguir que el diálogo y el compromiso entre los actores públicos y privados sean el motor de las políticas de ocupación; conseguir un nivel de ocupación alto, mediante una acción activa junto con la promoción y creación de trabajo".

Cumple, el ZOCO, con estas directrices? He escuchado la opinión de algunos consejeros, en el momento en que tenían competencias sobre las políticas de ocupación, y han coincidido a decir que el sistema es muy mejorable. Eufemismo de catálogo. Por eso el organismo ha sido sometido a diferentes reformas, más programáticas que no factuals, siempre con buenas intenciones, seguramente, pero sin resultados positivos.

No lo resolveremos si antes no escuchamos los pareceres de todos los agentes que participan de estas dinámicas; es decir, de todos aquellos que podrían contribuir a un sistema de ocupación más diligente y orientado a la excelencia. En lugar de repartir recursos conviene priorizar la asunción de compromisos y responsabilidades, por parte de todos.
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