Quizás que de una vez por todas cambiamos

Estas últimas semanas, la necesidad de re-industrialización del país como instrumento capaz de generar puestos de trabajo estables y reequilibrar el territorio, avanzando al mejorar la sostenibilidad y la conciliación profesión-familia, ha vuelto a tomar fuerza como consecuencia de no mejorar, más bien empeorar, las perspectivas de crecimiento en varios países líderes a raíz de la frenada de los emergentes. Los datos de ocupación al Estado mejoran pero no suficientemente, la precariedad laboral es cada vez más notoria en un mundo que varía continuamente de forma asimétrica generando desigualdad.

Ciertamente la forma en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos está cambiando rápidamente, los entornos se han tecnificado, y los periodos de toma de decisión se han acortado enormemente. La robótica, la inteligencia artificial, las energías limpias, la movilidad no contaminante, los Smart products y las Smart Cities han saltado de las páginas de los libros de ciencia-ficción a la realidad cotidiana. Una sensación de obsolescencia acelerada invade el sentir de muchas personas evidenciando la necesidad de una gestión prudente de los cada vez más escasos recursos naturales, en uno en torno a cambio climático que llena los ecosistemas de nuevas amenazas impredecibles. Un nuevo entorno donde la formación se convierte en el vehículo imprescindible para navegar por él, igual que la digitalización se convierte en elemento imprescindible para las organizaciones o los smartphones sustituirán los PC, o los objetos estarán interconectados entre sí y con sus propietarios gracias a la "Internet de las Cosas" configurando redes de dispositivos con un mayor, o menor, grado en cuanto a capacidad de toma de decisión autónoma.

La cotidianidad está cambiando silenciosamente pero de forma imparable. Sirva como ejemplo los teléfonos móviles que se han convertido en extensiones de los humanos convirtiéndose en elementos imprescindibles con interacciones cada vez más naturales (el Siri del Iphone, disponible desde 2010, está presente en casi una de cada cuatro interacciones entre usuario y móvil); o el papel cada vez más grande de los dispositivos móviles en los procesos de compra. Por el próximo año se estima que la compra por medios digitales puede aportar incrementos de ventas del 50% para aquellos comercios que interioricen estos nuevos conceptos. Un nuevo mundo, propio de una nueva era, truca a nuestras puertas, nuevas profesiones serán requeridas. En este contexto, las empresas requieren transformarse radicalmente aceptando que sólo será capaces de seguir compitiendo aquellas que sean más flexibles, incorporen personas altamente preparadas e incorporen las tecnologías como el sistema nervioso que controla y gobierna todos sus procesos productivos, los cuales serán más eficientes cuanto más discretamente omnipresentes estén aquellas.

Es en este escenario donde llega la manufactura 4.0 entente como un cambio drástico en la organización de los medios de producción, un cambio tan importando como el que representó la máquina de vapor de James Vatio y que marcó el origen de la primera revolución industrial. Una nueva revolución que comportará no sólo cambios en cuanto a los procesos productivos propiamente dichos, también afectará las fuentes de energía, a las materias primeras y nuevos materiales técnicos, a la forma de diseñar, habrá que pasar de diseñar desde la oferta a hacerlo desde la demanda. Sin olvidar el adelanto en la línea de "hágalo usted mismo" mercedes a la manufactura aditiva o 3D, los clientes, a la hora de diseñar nuevos productos, no serán considerados solamente como consumidores, sino prosumers, consecuentemente serán híper-considerados, observados y analizados. Una industria, la surgida con la 4a revolución industrial, en la que todos los sistemas de producción estarán interconectados íntegramente, tanto los internos como los externos, y todos ellos sincronizados en tiempo real. Procesos productivos de mucha más complejidad moviéndose en una triple dirección: adaptación a los cambios del mercado, maximizar la productividad y valorar los adelantos técnicos y científicos con rapidez. Las fábricas de la industria 4.0 serán inteligentes o no existirán.

La revolución que se formalizó el 2013 en el CeBit de Hannover no es uno sólo un cambio tecnológico, es un cambio radical, propio de una revolución, afectará no sólo de la estructura productiva también con significativamente al ámbito social y profesional, este es un hecho que no puede ser ignorado por los industriales, pero tampoco puede serlo los Gobiernos y los responsables de los centros de formación. Los primeros tienen que rearmar, nos sólo ajustar, sus políticas industriales y los segundos tienen que planificar y llevar a cabo los cambios necesarios en los planes de estudios, cambios que afectan ingenieros, informáticos, diseñadores, arquitectos, ... a todos los estudios, sean universitarios o de formación profesional.

Los retos que obra la 4a revolución industrial, rellenados todos ellos de oportunidades, son enormes, pero se tiene la impresión que no se toman serio. Parece un golpe más que una gran parte desde que tienen más capacidad de decisión y de condicionar el futuro colectivo se han quedado anclados en "el que inventan los otros" o lo "que vayan tirando, después ya veremos", dos actitudes que no pueden traernos nada de bono si consideramos que hoy es el rápido quién se come el lento y el grande quién se come el pequeño. Quizás que de una vez por todas cambiamos, no os parece?
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