Renta Básica Universal, el salto adelante

Hace dos años en Davos quedé impresionado con las intervenciones del Profesor Guy Standing especialmente las que hablaba sobre la Renta Universal Garantizada (RBU). Hablaba del "precariado", la nueva clase social desposeída de medios para acceder al mercado del trabajo debido a la tecnología; de la "uberización" de la economía y de cómo todo esto era el caldo de cultivo perfecto para populismos y fascismos en todo el mundo. La solución a todo esto era "abolir la pobreza" y el mecanismo para hacerlo era la RBU. Complementaba sus tesis con datos, ejemplos y casos prácticos de implantación de la RBU a pequeña escala.

Oir a un economista hablando en estos términos impresiona, si además es en Davos ante la gente que puede cambiar el mundo con una firma todavía más. Desde entonces he procurado leer todo lo que ha dicho y escrito el Profesor Standing y he seguido de cerca todo lo que tenga que ver con la RBU. Coincidió que leí su último libro Basic Income: And How We Can Make It Happen mientras leía Fascism a Warning de la ex secretaria de Estado norteamericana Madeleine Albright. Todo encajaba. Podríamos hacer la trilogía con The People vs. Democracy: Why Our Freedom Is in Danger and How to Save It de Yascha Mounk.

"La RBU además de cambiar las reglas del mercado de trabajo, o precisamente por eso, tendría unas consecuencias sociales de un alcance imposible de prever"

Una RBU es una transferencia periódica y vitalicia de dinero en efectivo (renta) que cubre las necesidades básicas (básica) de cada persona (universal) . Todos los individuos la perciben incondicionalmente y sin restricciones de que tienen que hacer con el dinero que reciben. Pero, es posible? La podemos pagar? Evitaría el precariado? Aboliría la pobreza? Si así fuera, además de cambiar las reglas del mercado del trabajo, o precisamente por eso, tendría unas consecuencias sociales de un alcance imposible de prever.

La propuesta de una RBU no es nueva, de hecho es mucho más antigua de lo que nos pensamos. En la ilustración Thomas Spence en Inglaterra o Thomas Paine en la América de la Revolución propusieron sistemas de seguridad social basados en formas de renta universal que cubrieran las necesidades básicas de los ciudadanos. Milton Friedman, uno de los padres intelectuales del liberalismo económico, propuso una variante de la RBU en forma de tasa negativa sobre los ingresos, una forma que fue puesta en práctica por el presidente Richard Nixon durante su mandato (1969-1974).

La RBU es sin duda un salto revolucionario en la forma de organización social, en la lucha contra la pobreza y en la "reforma del capitalismo" que tanto clama el WEF. Por lo que tiene de revolucionario puede parecer una medida eminentemente progresista pero la historia de la RBU nos demuestra que no es así. El economista, filósofo y premio Nobel Friedrich Hayek, referente del liberalismo económico, lo multi-millonario Warren Buffet, los conservadores Ronald Reagan o Margareth Thatcher han abogado por varias formas de RBU.

La RBU vuelve a estar de actualidad porque nos encontramos en medio de cambios sociales y políticos debido al impacto de las tecnologías en el mercado del trabajo y por lo tanto en la sociedad. Las predicciones (más razonadas o más apocalípticas) de que los robots y la automatización acabarán con el trabajo —nuestro medio de acceso a la economía— y que las clases medias se convertirán en precariado, han puesto otra vez el debate en el centro. Daron Acemoglu, el reputado economista del MIT y autor del libro de referencia Why Nations Fail, es contrario a la RBU porque de entrada se malfia de "las soluciones simples a problemas complejos" a pesar de que afirma que si las opciones son pobreza y desigualdad o RBU es obvio que la RBU es mejor.

"Esto de la RBU no va de derechas ni de izquierdas, va de ir adelante"

Los datos que tenemos de las diferentes experiencias que se han llevado a cabo desde los años 1960 hasta hoy dan resultados desiguales a pesar de que en general positivos. En las comunidades y territorios donde se ha probado —Alaska, Ontario, ciudades de Finlandia, de Portugal, de Italia, de India y más— se comprueban mejoras en los índices de pobreza y desigualdad, disminución el absentismo escolar, disminución de la asistencia en los centros de salud de la gente mayor y adelantos en la independencia de las mujeres. Pero estas conclusiones no son bastante relevantes; las experiencias se han realizado en comunidades pequeñas y no en grandes grupos, limitadas en el tiempo y en beneficiarios escogidos por sus condiciones o lugar de residencia. Todas estas condiciones tienen muy poco a ver con una renta incondicional, vitalicia y universal.

El debate está bien vivo también en nuestro país. Me alegra que nuestro Gobierno busque soluciones en los retos políticos y sociales que plantea la revolución tecnológica actual (le hemos dicho 4a Revolución Industrial pero de hecho siempre estamos en revolución). Prueba tangible de esto es el excelente estudio Renta Básica Universal. Análisis de una propuesta disruptiva de innovación Social que el Departamento de empresa y Conocimiento ha encargado a los Profesores Xavier Ferràs y Oriol Amat (leed también todo lo que publiquen). Una maravilla de aquellas que conviene leer, releer y tomar apuntes tanto si sois progresistas como conservadores, de derechas como de izquierdas, keynesianos como schumpeterianos. Como dicen los proponentes de la RBU: "Esto no va de derechas ni de izquierdas, va de ir adelante". Pues esto.

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