Un país con muchas 'fagedes'

Tal como dice Cristóbal Colón, hacer los mejores yogures del mundo y competir –"batirse el cobre" como expresa de forma vehemente– con Danone sin que sea su principal propósito tiene mucho mérito. Puede parecer extraño, pero el objetivo de esta empresa social situada en medio del hayedo d'en Jordà y que recibe el mismo nombre, La Fageda, no es fabricar yogures. El trasfondo de este proyecto es dar oportunidades de trabajo a personas con discapacidad intelectual y dolencia mental de la comarca de la Garrotxa, a partir de un compromiso para atenderlas a todas sin excepción. Está claro que para conseguirlo hace falta un trabajo con sentido y no hay nada mejor para la autoestima de los trabajadores de La Fageda que hacer un producto valorado por los consumidores por su calidad y que compite en los lineales de los Caprabo, Mercadona, BonPreu de turno con las principales firmas de productos lácteos.

A pesar de todo, todavía se podría pensar que con la lagrimilla se compran los yogures de La Fageda porque contribuyen a una causa social. Nada más lejos de la realidad. ¿Alguien estaría dispuesto a comprar de forma recurrente el producto más caro del mercado si no fuera porque realmente es extraordinario? Ahora bien, si además añadimos su auténtica razón de ser, comentada anteriormente, se podría decir que en el argot académico esta fundación se encamina al CumLaude, porque el relato y la historia que lo rodean son auténticos y esto, a día de hoy, no tiene precio. Dimensión empresarial y dimensión social, dos caras de la misma moneda.

En este punto, no es casualidad que, muchas escuelas de negocios de renombre cómo Hardvard, IESE o ESADE hayan situado La Fageda en el centro de sus casos de estudio. Además, tampoco nos tiene que sorprender que, año tras año, forme parte del prestigioso ranking Great Place To Work (las mejores empresas para trabajar). Así pues, tenemos el "Modelo La Fageda", con la voluntad de solucionar un problema social, a través de una empresa sin ánimo de lucro que compite abiertamente en el mercado con la cuadratura que cierra el círculo: eficiencia y creación de riqueza socialmente útil. Esto ahora lo llaman emprendimiento social, pero hay que recordar que el proyecto La Fageda nace en 1982 cuando este término todavía no se había inventado. Sin duda, Cristobal Colón, un líder visionario fue pionero.

Podemos decir que una flor no hace verano y que el proyecto de La Fageda es único, no se pueden hacer copias

Podemos decir que una flor no hace verano y que el proyecto del Hayedo es único, no se pueden hacer copias. No obstante, sus rasgos fundamentales pueden inspirar otras experiencias y, de hecho, ya ha sucedido y se han engendrando nuevos proyectos que se asemejan. Así, para cenar podemos recurrir a las pastas y pizzas de la marca Onyar, elaboradas por la Fundación Ramon Noguera de Girona y que se pueden acompañar con un vino extraordinario D.O Costers del Segre de L'Olivera de Vallbona de les Monges. También podemos incluir los quesos Muntanyola que la Fundación Ampans elabora en Urpina o los embutidos Mallart provenientes de La Llacuna de la mano de la Fundación Mas Albornà. De postres, las galletas El Rosal y los famosos arrugados de la Fundación Alba de Tàrrega.

Como La Fageda, los ejemplos citados son iniciativas impulsadas por entidades en todo el país que tienen como objetivo mejorar la calidad de vida de personas vulnerables y que, precisamente, también elaboran productos alimentarios de gran calidad valorados por los consumidores. Son entonces nuevas Fagedes, algunas ya muy florecidas, otras todavía incipientes que habrá que regar, cuidar y mimar para que multipliquen su impacto y pongan de manifiesto que somos un país con muchas fagedes.

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