La formación en la escuela y a la empresa

Estos últimos meses se están desarrollando en casa nuestra tres actividades, de un impacto público muy desigual, pero las tres con objetivos paralelos, y orientaciones muy coincidentes. Primero, el fuerte seguimiento de la iniciativa Escuela Nueva 21 promover conjuntamente por el Centro UNESCO en Cataluña, la Fundación Jaume Bofill, la Diputación de Barcelona, la Universidad Abierta, y la Obra Social de la Caixa, y a la que se está incorporando decididamente el Departamento de Educación. Segundo, el despliegue del programa Educación 360 grados de la F. Bofill con la colaboración de la Diputación y el Movimiento de Renovación Pedagógica. Y finalmente, la celebración del 50è aniversario de la creación de la Escuela Lavinia al barrio de Las Cortes, un centro promover por un grupo de padres y maestros a finales de los 60 con ganas de romper viejos moldes en la educación de sus hijos.

No es fácil resumir los objetivos y las orientaciones comunes, pero me atrevo a hacerlo con dos frases: "La Escuela no tiene que transmitir sólo conocimientos, si no otros tipos de habilidades y competencias" y "El aprendizaje tiene lugar, pero tiene que tener mucho más, en otros espacios fuera de la Escuela, y en otras muchas etapas de la vida". Entender bien esto y derivando conclusiones de tipo personal y actuaciones de carácter político e institucional, puede ayudar mucho a construir una sociedad humanamente más rica, económicamente más avance, socialmente más justa, y políticamente más aseada. Comento dos aspectos.

  1. Mucho más que conocimientos: Hace unos 25 años el informe que el Director de la UNESCO, Federico Mayor, pidió a una Comisión Internacional presidida por Jacques Delors, que la escuela tenía que servir para impartir conocimientos, pero tanto o más, para aprender a ser, para aprender a hacer, para aprender a vivir juntos y para aprender a aprender. Esta es una visión mucho más amplía y estimulando que la simple transmisión de conocimientos que ha estado en la base de los currículums escolares y que se utiliza todavía demasiado para evaluar los resultados de la enseñanza. Coincidió el informe con mi estancia en Bruselas con Delors, y pude sentir de cerca su visión y su convencimiento que el futuro de los ciudadanos de nuestros países depende mucho más de la equidad y de la calidad educativa, entente tal como lo he explicado, que de otras muchas circunstancias. Viví también el impacto en los medios educativos europeos y constaté que los efectos no habían sido tan importantes ni en España ni en Cataluña. Un golpe de regreso en Barcelona contribuí, junto con otros muchos, que estas ideas fueran acogidas a la F. Bofill, y lo fueron de forma entusiasta a todos los niveles. Sólo hay que ver como los últimos años se ha centrado en estos temas.
  2. Educación a lo largo de la vida. El segundo aspecto va mucho más allá y tiene relación con el espacio y el tiempo. Debido a la extraordinaria velocidad de los cambios tecnológicos y sociales, hay que aprender siempre y en todos los lugares por donde se pasa; pero no de manera inconsciente sino con carácter sistemático. Esto significa que, de una forma u otra, "la escuela" tiene que dejar de ser una institución para una primera etapa de la vida y tiene que adaptarse a nuevas necesidades; y también que las organizaciones sociales, las ciudades, u otras instituciones públicas o privadas, tienen que tener una dimensión educativa.

"La Escuela tiene que dejar de ser una institución para una primera etapa de la vida y tiene que adaptarse a nuevas necesidades"

Pienso muy específicamente en las empresas donde las personas pasan una gran parte de su tiempo y donde la formación tiene que ser muy presente. Pero no sólo para adquirir habilidades relacionadas directamente en la actividad de la empresa, si no de forma más amplía para mejorar sus competencias de tipo humano. Esta es otra razón para entender que la etapa escolar tiene que dar tanta importancia a aquello que significa "aprender a aprender" por encima de la simple transmisión de conocimientos que pueden dejar de ser útiles a la cabeza de poco. Ser capaz de aceptar la necesidad de "desaprendre" para adquirir nuevas habilidades es un gran valor personal.

Los padres y los maestros que participamos en la creación del Lavinia no teníamos del todo claro algunas de estas cosas. Evidentemente hablo de mi caso, puesto que no era un experto en el tema; pero parece que las intuiciones íbamos en la buena dirección.

Estos últimos años me he preguntado a menudo, desde el patronato de la F. Bofill, como puede ser que lo programa Escuela Nueva 21 haya supuesto una gran novedad y éxito, cuánto hace ya mucho tiempo que muchas de estas orientaciones ya se habían hecho evidentes. Seguramente hemos hablado poco, tanto adentro del sistema educativo como en el mundo empresarial. Seguramente hemos distraído la atención hacia otras preocupaciones políticas, importantes pero quizás no tanto como esta.

Més informació
El problema de fondo de la UE
De la movilidad a la conectividad
Volvemos a la industria, pero a qué industria?
Hoy Destacamos
Lo más leido