Según los datos del
Observatorio de empresa y Discapacitado 2014, que
Grupo SIFU presentará en breve, el 94% de las
compañías españolas están satisfechas o muy satisfechas con
el rendimiento de las personas con diversidad funcional que trabajan a sus instalaciones.
Este
informe, que pretende analizar la realidad de la inserción laboral del colectivo en España, destaca que un 34% de las
empresas que cuentan con
empleados de estas características ha percibido efectos positivos en
el rendimiento de la
plantilla, mientras que el 61% ya los considera unos
trabajadores como cualquier otro, síntoma del camino que hemos emprendido hacia la normalización y su plena integración.
El 92% de las
organizaciones que han participado al estudio (de una muestra de casi 800) opina que su incorporación ha generado una clara mejora en
el trabajo en equipo y en el ambiente laboral, incluso un 8% ha visto aumentada su
productividad. Y es que son numerosas las razones de peso porque nuestros
empresarios superen de una vez por todas los prejuicios hacia el
rendimiento de aquellos que tienen capacidades diferentes.
Cada vez los
directivos de nuestras
compañías son más conscientes que contar con este tipo de perfiles a la
plantilla supone una serie de beneficios
demostrados.
En primer lugar, la contratación
supone el cumplimiento de la Ley General de la Discapacidad, que integra la antigua LISMI, y que marca la obligación de reservar un 2% de los l
locs de trabajo para el colectivo a las
empresas de más de 50
trabajadores.
El hecho de cumplir con la normativa, además, permite presentarse a licitaciones públicas y otorga una puntuación extra, como es el caso del Ayuntamiento de Barcelona
o Castilla y León, donde desarrollar este tipo de políticas ya es un requisito indispensable para poder optar a ciertas
contrataciones.
Invertir en
Responsabilidad Social Corporativa es hoy en día casi un punto imprescindible en la filosofía empresarial de muchos
negocios y es que aparte de suponer la implantación de buenas prácticas, es un valor añadido y un disparo distintivo de modernidad que los
empleados valoran muy positivamente y también hace que una
empresa mejore su
reputación de marca
situándose a la liga de "las grandes".
Así mismo, la apuesta por los
trabajadores con discapacitado también supone un beneficio económico para las
empresas. Las
organizaciones disponen de una serie de bonificaciones de la cuota empresarial a la Seguridad Social y deducciones fiscales que permiten la implementación de fórmulas de flexibilización en
costes.
Es cierto que todavía ahora, muchos
directivos conservan falsas creencias respecto a hacer este paso.
Por un lado encontramos el tema de la adaptación. Muchos piensan que adaptar la
empresa a una persona con discapacitado supondrá una grande y nversió
de dinero
, aun así, el Observatorio pone de manifiesto que en el 80% de los casos la adaptación del l
loc de trabajo no se necesaria, así como otros estudios apuntan a que su coste medio se sitúa en un
gasto de tan sólo 150€.
Por otro lado, nos encontramos con el miedo al
absentismo. Si bien hay ciertos tipos de discapacitado que pueden comportar un porcentaje importante de bajas
laborales, no están mucho por encima de la media general, e incluso el informe Addeco sobre
absentismo, publicado en abril del 2012, revelaba que en el 83% de las
empresas que han decidido contratar personal con discapacitado, el
absentismo no se ha incrementado y en un 9% incluso se ha reducido. Datos que contrastan con la media de 11,6 días perdidos el año por cada
trabajador sin discapacitado.
Además, entre el colectivo existe un porcentaje bastante bajo de rotación, teniendo en cuenta que se trata de personas con dificultades para entrar al
mercado laboral, que se muestran más motivados, y que cuidan más su
puesto de trabajo.
Queda claro, pues, que el hecho de dar
oportunidades a una persona que todo y las limitaciones, es capaz de superarse y de ser igualmente productiva y eficiente, es una acción de valor social pero también empresarial, puesto que supone un beneficio tanto para la sociedad como por el buen funcionamiento estructural y económico de nuestras
empresas.