La detección de la celiaquia como enfermedad es un proceso largo y que incluye pruebas invasivas como la biopsia. O así era el proceso hasta ahora, porque BioEclosion ha desarrollado un biosensor llamado Celifast que detecta la enfermedad a la consulta médica en cuestión de minutos con un dispositivo parecido al glucòmetre.
"Nosotros detectamos, pero no diagnosticamos", remarca el CEO, Jofre Ferrer-Dalmau, quien recuerda que la decisión final siempre la tiene un facultativo. El que ellos hacen, pues, es "sustituir la biopsia" por un análisis rápido de sangre. "Es un 60% más trueque que el sistema actual, pero permite tener una prueba más rápida y evitar pasar por un proceso tan largo o por pruebas como la biopsia, demasiado intrusives para los niños", añade.
La idea nació hace 4 años dentro de la UAB. Su creadora fue la científica Maria Isabel Pividori, quién expuso el proyecto en el equipo formado al programa Generación de Ideas 2013 del promover por el Parque de Investigación de la Universitat Autònoma de Barcelona (PRUAB). "Allá desarrollamos toda la teoría y quedamos como el mejor segundo proyecto del programa, así que decidimos continuar adelante", apunta Ferrer-Dalmau.
El verano del 2016 el equipo constituyó la empresa. "Lo tuvimos que hacer porque la tecnología tenía una patente que entraba en fase nacional y la Universidad ya no lo paga", afirma el CEO a VÍA Emprendida, "todo ha sido para salvaguardar la tecnología, que no estaba a punto para ser creada todavía". Si no lo hacían, quedaba al alcance de cualquiera otro investigador.
Así es como los cuatro impulsores de BioEclosion –participada por la UAB- pasan a dedicarse al 100% a la compañía y dejar sus otros trabajos, las cuales compatibilizaban con el biomarcador mientras todo eran sólo esbozos y proyecciones.
Despacio y con buena letra
Celifast podría salir al mercado en un plazo máximo de tres años. Es un margen de tiempo amplio y el CEO lo sabe, pero que es necesario para cumplir los requisitos de regulación y para obtener la financiación necesaria.
El biomarcador es una plataforma capaz de detectar varias enfermedades. La primera a trabajar fue la celiaquia y ya han demostrado que funciona. Ahora están trabajando en otros sensores que detectan la malaria, el dengue y el sida, pero el objetivo es ampliar la lista. "El aparato es inmenso y está al laboratorio. Buscamos financiación para trasladarlo a otros espacios", concreta Ferrer-Dalmau.
El 2015 participaron en el programa Valortec, donde quedaron en segundo lugar y donde recibieron el apoyo de Acción. También han participado al Next Tech del IQS con el objetivo de buscar inversores y actualmente están inmersos en un programa de la Richi Foundation, además de estar al concurso Imagino If.
La fase en la cual se encuentra la compañía es la busca de financiación por prototipar la tecnología y hacer la validación clínica para cumplir los estándares que marca la Comisión Europea.