6 principios del liderazgo transformador

Hay dos tipos de directivos , con perfiles muy definidos y opuestos: el clásico ejecutivo eficiente y el líder transformador.

El primero solo ser detallista, metódico y disciplinado . No pide el por qué ni se cuestiona el sentido del que hace, simplemente ejecuta una estrategia predeterminada, con máxima economía de recursos y fidelidad al cliente. Está orientado a la microgestió. El segundo imagina nuevos escenarios y es capaz de arrastrar a la organización hacia los mismos, con una orientación a la estrategia. El primero, el manager clásico, suele gestionar la complejidad. El segundo, el directivo innovador, lidera el cambio. Y, si bien en la antigua era industrial, el perfil dominante era el primero, en la era de la innovación, la figura del líder transformador es cada vez más imprescindible.

Liderar es el máximo exponente de acto creativo en las organizaciones. No hay mayor creatividad que la ideación de nuevos escenarios estratégicos, nuevos modelos de negocio o nuevos productos disruptius, con la satisfacción de concretar esta realidad extrayendo a la empresa de su rutina, asumiendo riesgos, explorando nuevos escenarios, y generando nuevas competencias.

Las características del liderazgo transformador son:

  1. Definir visiones claras e inspiradoras. Sin escenarios de futuro motivadores, una organización suele caer en decadente mecanicismo, inercia inmovilista y complaciente autogestión.
  2. Comunicar de forma apasionada. El líder transformador es capaz de transmitir emociones y hacer vibrar al equipo con nuevas e ilusionante iniciativas. Es un líder resonante.
  3. Establecer retos, no objetivos. La dirección por objetivos emana de la visión burocrática de la empresa (la medida matemática del output del ser humano). Es difícil establecer objetivos numéricos en entornos de incertidumbre. Y es fuertemente desmotivando. Los retos, en cambio, apelan a la épica y a la autosuperació, al espíritu de conquista de nuevos hitos. Los retos se miden contra un mismo, no contra la organización. Qué mueve a un hombre a subir a la cumbre del K2, poniendo en riesgo su propia vida? Una ascensión como esta es un camino en busca del propio yo, un combate contra los propios miedos y automatismos. Los retos nos hacen mejores como personas. Y un líder transformador tiene que retarse a si mismo y a los suyos, haciéndolos mejores, ayudándolos a buscar sus propios límites, invitándolos a transgredir sus fronteras.
  4. Determinar el qué y lo cuándo. Nunca lo cómo. El líder transformador determina el hito a lograr, y el momento en que tiene que ser lograda. Pero deja plena autonomía al equipo porque la desarrolle. Así, los equipos aprenden a tomar responsabilidades, asumir riesgos y planificar proyectos. Sólo con autonomía y responsabilidad se pueden desarrollar profesionales competentes e independientes.
  5. Gestionar por confianza, no por control. Dirección por excepción: el líder sólo está cuando es necesario. Gestionar por confianza significa acontecer un recurso: el equipo acut al líder en caso de necesidad, pero se desarrolla solo. Gestionar por control significa establecer tediosas reuniones periódicas de revisión de trabajo, medir resultados de microgestió, ordenar tareas en el corto plazo. El directivo controlador solo interferir en las operaciones diarias, en ninguna parte de centrarse en el horizonte estratégico. El paradigma del control permanente surge del antiguo modelo industrial de organización centralizada y vertical. Pero quien todo lo controla solo olvidarse de liderar. Y los individuos más creativos, brillantes y emprendedores huirán de directivos controladores. El directivo controlador solo ser una auténtica fábrica de estúpidos.
  6. Dirigir mediante autoridad, no mediante poder. La autoridad es propia. Viene dada por el compendi de experiencia, conocimiento y empatía, que generan reconocimiento natural por parte de los otros. El poder es conferido, se da (por un poder superior) y se saca. Es, por lo tanto, transitorio (especialmente en entornos de cambio permanente).

El liderazgo transformador requiere convicción y seducción de los equipos. Y esto sólo se consigue con autoridad personal, no con poder conferido. El liderazgo es un acto creativo. No hay liderazgo sin innovación, pues no se puede liderar la rutina (en todo caso, se puede gestionar, pero no liderar). Y no hay innovación sin liderazgo, pues la innovación requiere una fuerza que extraiga a la organización de la zona de confort. Liderazgo e innovación son dos caras de la misma moneda.

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