Leyendo los interesantes trabajos de Wharton, la tal vez más publicada y citada escuela de negocios del mundo, pienso que es interesante recoger dos conceptos que me parecen fundamentales para el desarrollo estratégico exitós para cualquier empresa. El primero es el de convertir el conocimiento en beneficios. Saber cuáles son nuestros activos críticos de conocimiento y donde los podemos encontrar es básico para luchar contra nuestros competidores.
Comparto plenamente la afirmación de Martin Ihring de que vivimos en una época en el que el conocimiento es el principal eje pero que, a sabiendas de gestionar nuestros activos físicos nos es más difícil gestionar nuestros activos de conocimiento... Identifiquémoslos constantemente y construimos estrategias encima de ellos.
Por otro lado, hace falta no perder de vista nunca una visión integrada del negocio que desarrolla nuestra empresa. Ninguno de las funciones que comprende no es –no puede ser- una función aislada de las otras. Este pensamiento o mentalidad global empresarial, que reconoce la interdependencia entre las funciones de la empresa, no sólo tiene que ser propio del máximo responsable de la empresa, sino que tendría que ser logrado por todos los directivos.
Esto permite ensanchar capacidades y evitar ineficiencias por desconocimientos casi elementales del cual hacen otros sectores de la empresa y por qué lo hacen. Facilita también el orgullo de pertenencia, hijo de la comprensión.
En definitiva, es el principio de la colaboración inteligente que tendría que formar parte de la cultura de toda empresa ganadora. Quizás algunos considerarán que este son principios ya conocidos. Pero los puedo asegurar que todo y siendo así, son requisitos muy complejas de lograr, que requieren una concienciación y práctica continuada, una buena dosis de generosidad y respeto para distinguir y rechazar la imposición o la abdicación y, una vez tomada la decisión, darle pleno apoyo.
Yo he vivido una experiencia profesional y puedo asegurar que -todo y la dureza que a veces pueda comportar-, paga la pena.
Comparto plenamente la afirmación de Martin Ihring de que vivimos en una época en el que el conocimiento es el principal eje pero que, a sabiendas de gestionar nuestros activos físicos nos es más difícil gestionar nuestros activos de conocimiento... Identifiquémoslos constantemente y construimos estrategias encima de ellos.
Por otro lado, hace falta no perder de vista nunca una visión integrada del negocio que desarrolla nuestra empresa. Ninguno de las funciones que comprende no es –no puede ser- una función aislada de las otras. Este pensamiento o mentalidad global empresarial, que reconoce la interdependencia entre las funciones de la empresa, no sólo tiene que ser propio del máximo responsable de la empresa, sino que tendría que ser logrado por todos los directivos.
Esto permite ensanchar capacidades y evitar ineficiencias por desconocimientos casi elementales del cual hacen otros sectores de la empresa y por qué lo hacen. Facilita también el orgullo de pertenencia, hijo de la comprensión.
En definitiva, es el principio de la colaboración inteligente que tendría que formar parte de la cultura de toda empresa ganadora. Quizás algunos considerarán que este son principios ya conocidos. Pero los puedo asegurar que todo y siendo así, son requisitos muy complejas de lograr, que requieren una concienciación y práctica continuada, una buena dosis de generosidad y respeto para distinguir y rechazar la imposición o la abdicación y, una vez tomada la decisión, darle pleno apoyo.
Yo he vivido una experiencia profesional y puedo asegurar que -todo y la dureza que a veces pueda comportar-, paga la pena.
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